Es muy común relacionar las innovaciones con los cambios tecnológicos. Veamos un par de reflexiones. Una con el lenguaje y otra con el Conocimiento del Medio.
En el primer tercio del pasado siglo, Celestin Freinet introdujo en la escuela la imprenta escolar y el linóleo. Desde luego fue una incorporación técnica muy avanzada para la época, pero mucho más importante que el uso de esos materiales, fue el espíritu de cambio pedagógico, que supuso dar la palabra a los niños y niñas, posibilitando su expresión libre y creativa. Esa fue la verdadera innovación pedagógica y no los instrumentos, que se pueden utilizar de diferentes maneras y con distintos fines.
Con los textos y dibujos libres, los niños y niñas pudieron expresar sus emociones, intereses, fantasías,… rompiendo los rígidos corsés de las redacciones obligatorias. La imprenta escolar permitió imprimir los escritos escolares, para que formaran parte de los Libros de Vida o los periódicos escolares. Aquellas clases que no tenían la posibilidad de disponer de una imprenta de tipos, se conformaban con sistemas de reproducción muy sencillos y económicos, como fueron, la “gelatina” o “membrillera”. Los instrumentos pudieron ser diferentes, pero el resultado estuvo animado por el mismo espíritu innovador.
Hoy en día disponemos de diferentes dispositivos digitales, ordenadores, tabletas o móviles … y la elección sigue siendo la misma, redactar un texto que se impone por parte de los docentes o dejar que los niños y niñas lo escriban con total libertad.
El conocimiento del Medio de suele estudiar de manera muy mayoritaria, siguiendo los libros de texto de Naturaleza y Sociedad. Mi amplia experiencia como maestro e inspector me ha permitido ver, como estos conocimientos se siguen impartiendo de la misma manera, a pesar de que se hayan incorporado algunos medios técnicos a lo largo del tiempo. Las láminas, las maquetas, las diapositivas,… las pizarras digitales ahora, son solo variantes instrumentales de un mismo paradigma pedagógico. La construcción del conocimiento escolar, con un docente que explica unos contenidos, que están recogidos en las páginas del libro de texto, en láminas o diapositivas.
Pudiera parecer, que con el mero uso de las pizarras digitales o los ordenadores, estamos innovando la manera de enseñar al ser recursos más modernos, interactivos y versátiles. Esto no será así, si el método de enseñanza que aplicamos en nuestras clases es el tradicional. Poco cambia que ahora los libros de texto, no estén en soporte papel, sino en soporte digital. Si seguimos explicando en la pantalla los temas del libro y realizando las actividades que nos propone, estaremos enseñando como hace siglos, a pesar de tener dispositivos tecnológicos muy modernos.
Para todos los defensores de las pedagogías activas, la manera más adecuada de estudiar nuestro medio, es mediante procesos de investigación escolar. Ese cambio de paradigma pedagógico, si es una importante innovación educativa, independientemente de los recursos técnicos que utilicemos.
Para estudiar nuestro medio social o natural, podemos realizar proyectos, partiendo de una metodología científica y salir de nuestras clases a investigar los diferentes entornos.
Esto es lo que hoy se conoce como Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP) y que desde hace casi un siglo, Celestin Freinet ya formuló como la Investigación Escolar. Pero de nuevo aquí se corre el riesgo de confundir un mero cambio de formato, con una verdadera innovación educativa. Lo explicaré con una experiencia propia.
En una visita a un centro, mientras la directora me acompañaba por los pasillos para ir a su despacho, me fue enseñando murales de trabajos puestos en las paredes. De manera muy orgullosa, me los fue celebrando como trabajos innovadores de aprendizajes por proyectos. Me detuve en uno titulado “Investigo Marte”. Eran unas cartulinas que tenían pegadas, textos, fotos y dibujos del planeta. En ese momento reconocí la frecuente confusión, entre un trabajo de recopilación y un trabajo de investigación.
Cuando llegamos a su despacho, con mucho cariño y tacto le dije, que el titulo de “investigación” sobre Marte, no lo creía muy adecuado. Sorprendida, pero muy interesada, me preguntó por qué…. Le dije, que ese trabajo, aunque era interesante por el valor en la búsqueda de información y por ser un paso en una actitud más activa del aprendizaje de ese alumno, solo era un trabajo de recopilación de fotos y textos pegados en unas cartulinas y a eso no debíamos llamarlo investigación.
También le hice ver, que cuando esos trabajos se exponen en clase, observamos con frecuencia que no aportan casi ningún aprendizaje significativo. Al tratarse de trabajos de corta y pega, lo que queda de aprendizaje, es bastante poco. He podido comprobar en muchos casos, como los ponentes de ese tipo de trabajos en clase, son incapaces de realizar una exposición autónoma del tema y se ven obligados a ir leyendo sin más el mural o los folios donde lo llevan escrito. Pensaron, que con la búsqueda de la información y el pegado de la misma, el trabajo o proyecto, ya estaba terminado.
Investigamos cuando tenemos la posibilidad de intervenir directamente sobre un aspecto de la realidad. Es decir cuando podemos realizar mediciones, recoger muestras y formular hipótesis. Evidentemente Marte no es un tema, que pueda estar al alcance de un proyecto de investigación escolar, aunque si de un trabajo de recopilación de información.
Entonces me preguntó, qué tipo de temas eran los más adecuados para ser investigados. Yo le contesté, que deberían tener al menos las siguientes características : que la ubicación para ser investigados sea fácil, que permitan realizar mediciones y recogidas de muestras sin dificultad, que sean temas ricos en contenidos que nos permitan estudiar varios aspectos y que estén adaptados a la madurez del alumnado.
Me parece importante saber cuando estamos innovando, pero no porque usemos recursos y técnicas novedosas, sino porque el “alma” que anime a esos trabajos, se plantea cambiar el paradigma tradicional.
Paco Olvera, ha sido maestro, licenciado en Historia e Inspector de Educación.
Escribe artículos, realiza vídeos y es autor de libros sobre temas de Educación,
entre los que destacaría “La Investigación del Medio en la Escuela”.