Corren tiempos difíciles para los enseñantes, si bien debemos hacer frente a los obstáculos que se nos presentan. Trabajar con responsabilidad, pero también con valentía, debe estar en nuestro ADN.
Los centros educativos han diseñado sus protocolos para el comienzo de curso, haciendo frente a un enemigo con el que años atrás no contábamos: el COVID. Ante la adversidad, tenemos que crecernos, mostrar a nuestros más críticos (todas esas personas que opinan de educación sin conocimiento de causa) que somos HÉROES. Lo somos y lo seguiremos siendo.
Para ello, trabajaremos con la distancia interpersonal (la de seguridad), si bien la UNIDAD estará presente en cada una de nuestras actuaciones.
Pongamos en valor nuestra figura, con empatía hacia nuestro alumnado (la máxima comprensión e inspiración con cada palabra pronunciada). Ánimo para seguir adelante, sin dar ni un paso atrás (únicamente si las circunstancias nos llevaran a un nuevo confinamiento).
Intercambiemos experiencias positivas llevadas a cabo en nuestro lugar de trabajo, fomentemos la positividad y creatividad de nuestros destinatarios, pues como muy bien señaló M.A. Puig: “En todo ser humano hay grandeza”.
Me gustaría trabajar en las condiciones más óptimas, por lo que invito a las administraciones a llevar a cabo un análisis exhaustivo, incorporando las modificaciones que fueran necesarias para evitar contagios en colegios, institutos o universidades.
No olvidemos que este problema ha venido para quedarse, teniendo que convivir con él, hasta que no contemos con una vacuna 100% fiable.
Por todo ello, es hora de sumar y no restar, formando parte todos/as del mismo barco: dirigentes, educadores, familias, alumnado y sociedad en general.
¡Qué mis deseos no caigan en saco roto!
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Profesor de ESO-Bachillerato