¿Se puede? Sí, se puede. Una crítica no solicitada, que no es constructiva y que contiene algunas dosis de mala leche, duele, y mucho. Distinto es el caso de aquellas que pedimos, o que provienen de personas que desean que mejoremos y nos empujan a ello, con aportaciones sanas sobre qué hacemos mal, y cómo podemos hacerlo mejor.
Pero vamos al otro caso: de repente alguien, sin venir a cuento o viniendo, te espeta, “¡qué tonto eres, eso no se hace así!”, o “eres pésimo en todo lo que haces”, o “¡eres muy mala persona, eres una víbora!”. Instantáneamente comienza a subir desde el estómago a la garganta un fuego abrasador, que llega hasta la lengua y de ahí, si no existe una disciplina o control emocional, puede salir todo tipo de improperios.
¿Qué hacemos para apaciguar ese fuego? ¿Cómo abordar esa crítica, sacada, pareciera, del mismísimo averno?
La teoría psicológica del espejo nos dice que, aquello que vemos en los demás que nos desagrada, es una parte de nosotros que no conocemos, que detestamos y que la reflejamos en los otros. Funciona igual con nuestros aspectos positivos; proyectamos nuestras virtudes y valores sobre aquellas personas a las que admiramos.
Por ende, si alguien nos critica se está criticando a sí misma, si lo vemos de esta manera, aquello que nos dice, se lo está diciendo a ella. En tal caso no podemos personalizar la crítica, no tenemos por qué sentirnos atacados, podemos llegar a entender que la persona se está atacando a sí misma, proyectando en los demás la aversión que ella siente por ella. Entender esto, además, nos puede ayudar a conocernos más; podemos analizar qué es lo que no nos gusta en los otros, y así saber que partes de nosotros estamos reflejando en éstos y cómo podemos pulir nuestra propia conducta, o a la inversa, podemos analizar a las personas a las que admiramos, para conocer cómo somos; qué características positivas les atribuimos, que también son nuestras.
Bueno, hemos aprendido por ahora a no personalizar las críticas, también podemos por otro lado, intentar conocer nuestras emociones y aprender a manejarlas (esta es la parte más importante y la fundamental).
Cuando hablaba arriba de ese fuego que nos arrasa ante cualquier ataque, hablo de la rabia. Conocer qué es lo que nos está pasando, qué es lo que estamos sintiendo, ponerle nombre, aprender a respirar y calmarnos, es uno de los antídotos más eficaces para vivir con serenidad, que no es poco. Para ello hay una preciosa vía: la meditación. Dedicar unos minutos al día a meditar, nos ayuda a manejar nuestros pensamientos, emociones, y, por ende, nuestra vida.
Y también, una tercera solución pasa por aplicar algunas técnicas de afronte constructivo ante las críticas, como estas:
Interrogación negativa: ante una crítica, por ejemplo, “eres un vago”, decidimos conscientemente indagar sobre ella: ¿por qué me dices que soy un vago?, ¿dime en que momentos consideras que lo soy?, ¿lo soy siempre, a veces, todos los días, fines de semana? ¿Qué es exactamente lo que te lleva a decirme vago?, etc. Se trata de conocer rigurosamente las razones del ataque.
Aserción negativa: ante el mismo ataque, por ejemplo, podemos aceptar que, en parte, puede ser cierta la crítica y no nos justificamos por ello: “cuando dices que soy un vago, entiendo que me estás diciendo que no realizo esa tarea. Reconozco que a veces, no la hago”. Es un ejercicio de una majestuosa humildad y compresión humana, que evita todo conflicto.
Banco de niebla: esta técnica requiere un control emocional supremo que funciona ante criticas malintencionadas: ante un “vistes fatal” se puede optar por “puede que no te guste mi forma de vestir, pero a mí me gusta”. Ante estas palabras, solo podemos quitarnos el sombrero.
Estas técnicas solo pueden funcionar si existe una educación emocional; si estamos intentando conocernos a través de la meditación. Es muy difícil no verse envuelto en llamas si te llaman vago, mala persona, etc., si no se están trabajando pensamientos, emociones, este entrenamiento nos lleva, incluso, a comprender a la persona que está criticándonos, ya que llegamos a vislumbrar que quien está ardiendo y desgastándose es ella.
Trabajar sobre cómo vamos a afrontar una crítica es un buen ejercicio para empezar a regularnos, controlarnos y dejar de ser medio salvajes. No se trata de “a palabras necias oídos sordos”, si no de: “lamento tus palabras necias, porque te están haciendo sufrir, y te están inundando en ira”.
Entender el por qué una persona puede llegar a ser cruel y darse cuenta de cuánto sufre por ser así, nos libera de cualquier ataque y nos llena de una sabia forma de estar en el mundo, la única que funciona, el amor.
“La crítica nace del malestar interior de la persona que la emite y de la frustración que siente”. Bernando Stamateas
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Psicóloga especializada en Mindfulness y
Terapia de Aceptación y Compromiso
Comentarios
Una respuesta a «Virtudes Montoro: «¿Cómo encajar una crítica? (Si se puede, claro)»»
Estimada compañera Virtudes. Me ha gustado el artículo sobre un hábito cada vez más usual en la sociedad actual, amplificado con las redes sociales, que es la crítica, sobre todo la que procede de algunas personas destructivas que van a causar daño, quizás por los años que cumplo y larga trayectoria laboral, ya me inmunice con las críticas. Me alegro de compartir esa descripción de aquellas personas que utilizan la crítica como arma arrojadiza. Animo y a continuar escribiendo.