Talento y gran imaginación a la hora de llamar a las cosas por su nombre. Si hay un rasgo que caracteriza la obra literaria de Antonio Marín Albalate ese es, sin duda, el de la intensidad.
Hasta la fecha lleva publicados más de sesenta libros de poemas, en una trayectoria que comenzó en el año 1980 y en la que la música ha ejercido una poderosa influencia. Seguimos muy cerca los pasos de Antonio Marín Albalate y cuando esperábamos un nuevo libro de poesía, nos sorprende con este título: Germán Copinni: colecciono moscas, publicado a comienzos del año 2020 por la Editorial Milenio, con prólogo de Luis García Gil.
No es este el único libro que Antonio Marín Albalate ha dedicado a cantautores. Anteriormente lo hizo con la plaquette Serrat en set cançons (Nausícaä, Murcia, 2001), Autevía. Luis Eduardo (Huerga & Fierro, 2011), Pablo Guerrero. Una voz en los ojos de nosotros (Huerga & Fierro, 2012), Patxi Andión (Dalya, 2017 en colaboración con Luis García Gil), Ramoncín. El corazón de la ciudad (Dalya, 2018), etc.
–¿Nos puedes comentar cómo empezó a fraguarse este libro?
–Este libro comenzó cuando establecí amistad con Germán Coppini. Él vino a cantar en el año 2007 a un pub “Underground”, de mi barrio en Los Dolores (Cartagena). Yo ya le conocía por ser el cantante del grupo “Golpes bajos”. Vi en él a un ser especial, extraordinario, muy volcado con todos los temas que hoy en día aún nos preocupan. Cada vez que iba a Madrid recuerdo que le llamaba, hablábamos, fuimos a conciertos juntos. Recuerdo que a dos de Ramoncín fuimos juntos. Con Germán era todo muy ilusionante porque además tuve el regalo que me hizo de ponerle música a tres poemas míos, difíciles de musicar. Empecé entonces a preparar proyectos con él. Alguno se quedó inconcluso por su fallecimiento en la Navidad de 2013. Yo ya tenía mucho material sobre él, todos los discos de “Golpes bajos”, también como solitario Germán Coppini. Se le conocía mucho como vocalista de “Golpes bajos” y la primera época de “Siniestro total” pero en solitario no era muy conocido. Como le gustaba experimentar con la música no era una persona que estuviera ahí en primera línea de fuego.
–¿Cómo ha influido Germán Coppini en tu obra?
–Los músicos han influido bastante en mí, sobre todo los cantautores. Yo creo que también Germán era cantautor. Me ha influido en cuanto a letras suyas; por supuesto aquel “Malos tiempos para la lírica” que viene de un verso de Bertolt Brecht. Germán era una persona muy leída. Germán era un poeta del pueblo.
–El hecho de conocer a un artista en persona, ¿crees que cambia de alguna manera la forma que pueda tener el lector de entender su obra?
–Germán era una persona transparente. Cuando lo oyes cantar o escuchas alguna entrevista antes de conocerlo, sabes que él era así: una persona honrada, sincera y muy auténtica.
–Hasta el capítulo cuatro hablas de la movida madrileña y de otros grupos que, por aquellas emblemáticas fechas, surgieron en otros puntos como Murcia, Cartagena, Vigo: la Edad de Oro del Pop Español. ¿Cómo vivió el joven Marín Albalate esos años?
–Como no tuve la suerte de estar en Madrid, que era el centro de toda la movida, lo viví en Cartagena en torno al bar “Arlequín”, que era un sitio emblemático. Aquí había grupos que sonaban mucho, como “Marítimo movile”, donde estaba militando el famoso pintor Ángel Mateo Charris, “Delitos monetarios”, etc. Los años de la movida fueron duros porque los excesos con la droga se llevaron a mucha gente para adelante. También tenía por entonces mucho éxito el grupo “Farmacia de guardia” en Murcia. Jam Albarracín es ahora comentarista musical, colabora en “La Verdad”.
–El haber estado trabajando tan a fondo en un personaje al que admirabas, ¿qué sensación te ha dejado su persona una vez que has terminado el libro?
–Una sensación agridulce porque él no ha podido conocer el libro, pero contento porque lo he hecho lo mejor posible, lo he trabajado mucho, teniendo en cuenta que no soy un experto en la materia.
–¿Hasta qué punto la obra de un artista habla por él?
Desde el ámbito de lo honesto, de lo sincero. Germán era una persona muy suya y muy comprometida. Todos sus temas están ahí, así lo demuestran.
–Yo te conozco como poeta inconformista, arrebatador, impetuoso… Este libro sobre Coppini no aparece una obra admirable porque conocemos la documentación y disciplina que exige un trabajo de esta naturaleza. ¿De dónde ha sacado esa capacidad un poeta como tú?
–El mundo de la poesía no me lo tomo muy en serio, y hacer el libro sobre cantantes que me gustan me resulta muy ameno. Para mí es un divertimento y he descubierto el placer del proceso de investigar y contrastar documentación.
–Una de tus fuentes más valiosas ha sido su hermana Cristina Coppini que te ha permitido conformar la biografía personal y discográfica de Germán. Otras fuentes que manejas son la de testimonios de amigos y compañeros de viaje de Germán Coppini, conversaciones que tú mismo mantuviste con él, entrevistas que le hicieron en medios de comunicación y, sobre todo, su obra musical.
–Cristina Coppini el libro no sería lo mismo porque me aportó mucho. También me serví de alguna entrevista previo permiso de la entrevista.
–¿De verdad crees que “son malos tiempos para la lírica”?
–Es una pregunta que siempre se hace y sigue siendo malos tiempos para la lírica porque cada vez se lee menos. La gente, sobre todo los jóvenes, están más atentos al móvil, a la tablet. Hacen falta motivaciones para leer.
–La juventud actual que no ha conocido a Germán Coppini, y como experto que eres en la música pop española, ¿qué le recomendarías?
–Que se acercasen a este cantante, a sus discos, que es ciertamente difícil de encontrar aunque hay un sello como Lemuria Music, donde está toda su obra. No se van a arrepentir. Germán como era tan prolífico, dejó mucha obra inédita.
–En el libro, haces un concienzudo repaso por el contenido de las canciones de Coppini, por la liberación sexual de los años ochenta, que tú llamas “sexo y locura” (p. 63), transgresor (p. 64). ¿Qué es lo más admiras de Germán persona? ¿Y de Coppini artista?
–Del Germán humano siempre admiré su cercanía con los demás, su carencia de impostura alguna, no ir de artista por la vida, su compromiso con las causas justas, su lucha a favor de los más desfavorecidos y su bondad, de ahí que algún compañero suyo se aprovechase de ello. Del Coppini artista siempre me admiró su capacidad para desenvolverse en cualquier estilo musical y, cómo no, su voz tan personal e inconfundible. Podemos afirmar, sin ninguna duda, que Coppini fue la voz de la movida.
–No falta un análisis exhaustivo del tránsito del artista por distintos grupos. De “Siniestro total” a “”Golpes bajos y luego en solitario como cantante solista. ¿Cuál es para ti su mejor legado?
–Su etapa de punk con “Siniestro”, uno de los grupos con los que empezó, me parece de lo más interesante y rompedora. Las letras no solían ser suyas. Él empezó como letrista con “Golpes bajos”, eso es algo que a muchos de los de entonces nos cautivó por completo. A menudo, ese grupo de tan efímero tiempo, fue citado por poetas como, por ejemplo, Blanca Andreu y, desde luego, por quienes frecuentábamos los círculos literarios.
La etapa de Germán en solitario es muy interesante. Primero (lógicamente) por sus textos y también por la música, dentro de una diversidad de estilos, ya que le gustaba investigar en nuevos ritmos; no encasillarse era lo suyo. Afortunadamente, los registros de su voz le ayudaban mucho. Es una lástima que sus últimos discos, estoy pensando en “América herida”, no tuvieran la repercusión que merecen. A Germán siempre se le identificó con “Golpes bajos”. Hay mucha gente que se ha quedado ahí. Yo recomiendo, para quienes todavía lo desconozcan, su legado en solitario. Van a descubrir un buen manojo de estupendas canciones.
–Si bien repasas uno a uno todos los discos editados por Germán Coppini en solitario, aun siendo la respuesta difícil, ¿cuál te ha influido más en tu poesía?
–Difícil me lo has puesto, sí. Teniendo en cuenta que su primer disco en solitario, “El ladrón de Bagdad”, es de 1987 y yo ya había ganado el Premio Murcia Joven 1984, necesariamente tengo que irme a la etapa de “Golpes” que, a fin de cuentas, ahí ya estaba el Coppini compositor. Digamos que como influencia podríamos citar su primer maxisingle de homónimo nombre (“Golpes bajos”) publicado en 1983 con canciones como “Malos tiempos para la lírica” o “Estoy enfermo”.
–¿Qué rasgos destacarías del Germán Coppini escritor, poeta?
–Talento y gran imaginación a la hora de llamar a las cosas por su nombre.
–Más de una vez me has confesado, Antonio que hubieras preferido escribir canciones a escribir poemas. El libro te ha exigido documentarte en periodos que tú mismo has vivido desde joven. ¿Cuál es tu perspectiva actual sobre ellos?
–Sí, escribir canciones (algo que ya hice en los 80 para amigos cantantes que nunca trascendieron) es una cosa que me chifla. Que el último del grupo “Trogloditas” contenga una letra mía, me llena de orgullo y satisfacción; como sucede el hacerlo con el gran Antonio Fidel y su grupo Los Navegantes. Esos periodos a los que te refieres, como bien sabes, se etiquetaron como “la movida”. En casi todas las ciudades españolas más importantes, había una. Creo, a mi juicio, que estando bien ha sido bastante sobrevalorada. Hay muchos malos grupos que se apuntaron y tuvieron su momento de gloria… pero, bueno, han quedado los mejores y eso ya es historia en “la edad de oro del pop español”.
Despedimos así a Antonio Marín Albalate, con ese gesto habitual de despiste consentido, pues aunque el poeta nos diga que la poesía le ha sacado ventaja a su producción sabemos que no es así, porque Antonio Marín se aplica con ironía en sus palabras en el cara a cara, pero con un profundo sentido de infinitud pues sabe que la Poesía le espera como hijo que es de las ideas y de los sentimientos, y es ella la que impone los ritmos.
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Profesor de Educación Secundaria y Bachillerato