Dicen –y yo lo mantengo – que a la libertad, siempre, hay que dotarla –proveerla y armarla– con amor y esperanza, dos de las virtudes que ocupan habitualmente mis reflexiones.
Dicho esto, entiendo que ahora podríais plantearos la razón –el por qué– de mi empeño en volver, diría que casi con hartazgo, a incidir en estas cuestiones, pero es que en los últimos diálogos que he mantenido con algunos representantes ciudadanos, (de signo político diferente), siempre ha estado presente la ya vieja dicotomía del alejamiento de la “realidad civil con las decisiones impuestas por la gobernanza”, así como las muy constantes “diferencias internas de los partidos” en la toma de decisiones al respecto.
Y, por el contenido de estas charlas, que en ningún caso han sido “secretas” ni propias de ser difundidas como vulgar libelo, me ha sobrevenido una sensación muy cercana: algunos –varios– de los “dialogadores”, incluido yo mismo, intentamos ratificar la necesidad perentoria de no sólo acercar posturas en bien de la urbe que nos da cobijo, sino en coordinar y desarrollar nuestras mejores y sanas ideas en provecho de la comunidad.
Al respecto, me atrevo a mantener que quizá nos vendrían bien a todos releer a Platón –“(…) como representante de una concepción positiva de la libertad entendida como autodominio racional” (Sergio Ariza, Universidad de los Andes)–, o a Antonio Machado –“Para dialogar, preguntad primero; después… escuchad” (poemario “Nuevas canciones”)–; pues para acertar en estos y otros muchos asuntos, no sólo hay que fijar la mirada –atención– en lo escrito o en lo hablado, sino meditarlo, valorarlo y contrastarlo objetivamente, siempre antes de aplicar, en “cultivo certero” y no como interpretación marrullera, lo aprendido.
Así, os animo –me animo– a una nueva misión: esforzarnos, con armas y bagajes, en la puesta en valor (y en común) de todo aquello que suponga el necesario e inexcusable progreso de nuestra colectividad, aprovechando, además, los aciertos de cuantos nos precedieron en estas tareas.
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de
Ramón Burgos
Periodista