El asociacionismo de los estudiantes se abre paso en la edad madura, como la ola que avanza y crece en una sociedad globalizada del siglo XXI, en una sincronía al tiempo que vivimos y una capacidad de adaptación que sorprende a muchos.
Palabras como: mayor, viejo, tercera edad son términos que encarnan un estereotipo de persona marcada por el deterioro, desgaste, oxidación, físico y mental, que realmente en la mayoría de los casos están muy alejados de la realidad de ese espíritu de los jóvenes maduros estudiantes universitarios de más de 50 años, que renacen a la nueva vida que les toca vivir, que se resisten a la pasividad, son reticente a ser invisibles, les invaden la nostalgia del yo que fue, que aún conserva el brillo de la mirada, atrás queda la vida laboral, la intensidad del hogar y de los hijos.
La vida son dos mitades de una misma esfera, hemos pasado a la segunda etapa de la vida, tenemos que hacer el otro yo cuando nos jubilamos, los hijos abandonan la casa, o el infortunio de la existencia conduce a una soledad impuesta por viudez o divorcio.
Aún en la plenitud de la lucidez, surge el paso del abandono del mundo vivido, desterrado del ajetreo diario, horarios, prisas, de idas y venidas. Doblamos la esquina y el tiempo se nos muestra visiblemente congelado. Estos hombres y mujeres inquietos del siglo de las tecnologías rompen la inercia impuesta y proyectan su yo en la comunidad. Un medio de liberación: las Asociaciones Universitarias de Mayores, que nacen y se multiplican.
Cada uno es distinto, cada uno es poseído por su propia idiosicrancia, pero todos inclinados a buscar el otro rostro amigo que no existe en el islote del propio aislamiento.
La asociación de alumnos mayores de Aula Permanente ALUMA de la Universidad de Granada, en el 2020 cumple 25 años de su fundación, las más veterana de los cientos de asociaciones universitarias que se esparcen por ciudades y pueblos de la geografía de España. Año tras año, han ido creciendo en familiaridad, un lugar de encuentro, de calor humano, rostros desde los 50 a los 90 años. Cada uno distinto, cada uno en su edad de oro y todos despiertos ante la erótica del conocimiento y otra vez el joven se pone en pie, sale y va a clase, las materias abren el escaparate de un mundo en continua transformación que amedrenta y fascina, al observador inercial en que nos hemos convertido. El saber no es distinto del soñar.
Las asociaciones universitarias nacen al compás de las Aulas Universitarias, para convertirse en patronas de la vida social y cultural, de los estudiantes universitarios mayores, en el tiempo libre. Un nuevo estilo de vida, más libre y espontáneo, en un programa de actividades creativo, cultural, de turismo y ocio, donde tienen cabida el artista que prende de uno mismo, en los concursos de pintura, literarios, fotografía …, se vive en la calle, multiplicado por las visitas a museos, monumentos, paseos urbanos…, las asociaciones invitan a viajar, un viaje que debemos hacer con nuestras propias piernas, para olvidarnos de lo rutinario y encontrarnos lo maravilloso, en la singularidades de cada ciudad de cada cultura: la Rusia imperial, la elegancia de París, la monumental Italia, los verdes prados de Asturias, el contraste de Canarias, el sabor rústico de los pueblos blancos andaluces… al término del cual nos encontramos con nosotros mismos.
De norte a sur y de este a oeste, cantan agrupados en las asociaciones los estudiantes mayores, un himno de futuro, de amistad y hermandad. Ellos, las costean con sus testimoniales cuotas, su mantenimiento, una sociedad sin ánimo de lucro.
¡Oh mundo real!¡Cuantas hojas en blanco quedan en nuestra agenda! Hoy abrimos la ventana al exterior y vemos la otra realidad, que se despeña día a día, con la llegada de la segunda ola del virus que extiende su llanura de caos e inquietud. De pronto las actividades de las asociaciones se detienen, cuando el miedo se desgaja en más miedo, se esparce e impiden respirar con libertad, abrazarse y reír en grupo. ¡La Agenda en blanco! El hoy no es el ayer. No pasa nada, pronto la lluvia peregrina cesará, el sol volverá a brillar y el asociacionismo como la yerba fresca brotará de nuevo con nuevo brío.
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Rafael Reche Silva, alumno del APFA
y miembro de la JD de la Asociación
de estudiantes mayores, ALUMA.
Premiado en Relatos Cortos en los concursos
de asociaciones de mayores de las Universidades
de Granada, Alcalá de Henares, Asturias y Melilla.