A estas horas hay personas solidarias en todas partes, hay puentes invisibles entre el bienestar y la necesidad, entre los agraciados y los indefensos.
Allá, del otro lado, donde se posa y se comparte el mismo sol dorado. Allá, en la otra orilla, donde los rayos del amor se derriban, la esperanza del futuro se despeña, se consume los restos del festín de la impaciencia. Ellos, seres que buscan una brizna de luz tras las cortinas, con una mirada que no mira y mira, al otro lado, a nuestro lado y que aguardan.
Acá, en el viejo mundo, en la llamada sociedad del bienestar, se alzan multitud de manos intangibles que se entregan para convertir la Tierra en un planeta mejor: más fresco y justo, sin sangre y sin odio.
Oigo llegar la prematura Navidad, en un tiempo que la llama incandescente del virus sigue quemando vidas, golpeando la economía y aquietando al vulnerable.
El tiempo de espera pasó y la solidaridad crece día a día en su ayuda. Me encuentro con un grupo de estudiantes del Aula Universitaria de Mayores (APFA), hombres y mujeres, jubilados, que alternan las clases y ayudan a los menos afortunados, aquellos que cabalgan en un mundo confuso: desarraigados, desamparados, olvidados, victimas, enfermos…
Ellos, los voluntarios; personas puras, de rostros ocultos que realizan su labor humanitaria en silencio. altruista y con humildad. Hoy quiero rendirle un sencillo homenaje con mis palabras. He recogido algunos testimonios de su labor y visibilizar la grandeza de cada proyecto.
Aquí no están todos, pero va una muestra:
José Rodríguez Sánchez. Comercial jubilado, Presidente de la Asociación de Alumnos del Aula Permanente ALUMA. Un hombre que fluye en energía, siempre dispuesto para colaborar en beneficio de la colectividad. Cuando estuvo de vocal de cultura de ALUMA impulsó el proyecto de ayudar a los niños y bebés desfavorecidos.
Por este motivo, él pone en marcha desde ALUMA, dos conciertos solidarios cada curso: uno para recaudar alimentos y pañales para bebes en la campaña de Navidad que entrega al Banco de Alimentos de Granada, y en la primavera el segundo concierto musical para recoger material escolar destinado a los niños de los campamentos saharauis de Argelia.
José María Ruiz Rodríguez. Maestro jubilado y alumno universitario del Aula APFA desde hace 10 años. Forma parte de la asociación “Entre libros” que ha obtenido el premio nacional de fomento de la lectura en el 2020.
La lectura abre ventanas al mundo, fomenta valores tradicionales y culturales. Él, desarrolla lecturas de cuentos a los niños hospitalizado en Pediatría y en las salas de esperas de las consultas del PTS de Granada. Me comenta con mucha satisfacción, la reacción de felicidad que observa en sus caras mientras escuchan las fábulas. Su labor altruista continua en la prisión de Albolote en varios módulos de presos, con amplio repertorio de temas: poesía, relatos cortos y lecturas compartidas escritas por ellos mismo.
Rafael Tercero Padial. Médico jubilado y estudiante del Aula, se ha incorporado a la llamada de solidaridad ante la segunda ola de la epidemia para prestar sus conocimiento y experiencia como rastreador de los contagios y vigilancia epidemiológica por COVID 19 en Granada y área metropolitana. Él, trabaja integrado en un grupo de médicos voluntarios de distintas especialidades en Granada dedica 8 horas al día a los demás sin remuneración.
Loli Contreras González. Enfermera jubilada, universitaria del Aula, Ella, mujer dinámica con un espíritu abierto, dedica su esfuerzo y experiencia en ayudar a las madres sin recursos en la maternidad de su bebe y cuidarlos en los primeros años de vida, está integrada en la asociación de “Red Madre” de Granada. Entre sus objetivos es que nunca las mujeres embrazadas se sientan solas. La asociación presta un servicio de 24 horas. Se siente feliz, al hablarme de como recientemente ayudaron a unas jóvenes universitarias embarazadas, gracias a Red Madre. Loli, se siente agradecida por el reconocimiento recibido por la Universidad de Granada a través de UGR Solidaria en un diploma que acredita su compromiso solidario en el voluntariado de la Universidad.
Inmaculada Serrano de la Presilla. Matrona jubilada, componente del Coro del Aula Permanente (APFA). Una persona entregada a los demás de carácter muy activo, realiza su labor humanitaria en distintos campos en especial en la violencia de género, con talleres diversos con los adolescentes y con mujeres adultas en los pueblos para trabajar la igualdad. También comprometida con los más pobre, presta apoyo de ropa, material de abrigo: mantas, sacos de dormir, para las zonas de Granada y su área metropolitana.
Los mayores y algunos abuelos volvemos la mirada del amor y de la generosidad a los más débiles, en especial a la infancia.
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Rafael Reche Silva, alumno del APFA
y miembro de la JD de la Asociación
de estudiantes mayores, ALUMA.
Premiado en Relatos Cortos en los concursos
de asociaciones de mayores de las Universidades
de Granada, Alcalá de Henares, Asturias y Melilla.