Hoy día es muy habitual calificar a los jóvenes dependiendo de los años vividos, que si los JASP, los KRONEN, los PLAYSTATION, MILEURISTA, los NINIS
Durante años los medios de comunicación, las instituciones y los agentes sociales se han empeñado en categorizar la juventud como una clase social independiente. Se ha pretendido, la mayoría de las veces con buenas intenciones, clasificar y definir los jóvenes con el objetivo de entender su realidad comunitaria, cultural y económica, a fin de articular respuestas a los complejos desafíos que ha enfrentado cada nueva generación.
Los que nacimos allá por los 50, he llegado a pensar que somos la Generación de la cuchara y el merengue. En cada casa, la preocupación era tener cada día para poner la olla en el fuego y la comida era siempre de cuchara, casi nunca tenedor, salvo cuando eran las ricas patatas fritas.
Cada día de la semana había un plato caliente o al menos se intentaba, puchero de coles, cazuela de fideos, arroz, fabada y los viernes eso sí, siempre abstinencia, el potaje de lentejas. Si había posibilidades, a parte del plato único y principal, se acompañaba de la pringá, con su tocinillo, morcilla, chorizo, oreja, costilla y rabo de cerdo.
Y en cuanto al merengue, qué decir, era para todos el pastel, dulce o delicia por excelencia, ya fuera en las fiestas de San Juan y San Pedro en el Paseo de las Flores o cuando ibas a Motril a la Pastelería Videras. Tus ojos y tu boca salivaban pensando solo en aquel rico merengue del escaparate.
Todo ello hace que me ponga a escribir estas absurdas líneas de recuerdo de mi Generación de cuchara y merengue.
Ver artículos anteriores de
Comentarios
3 respuestas a «Antonio Luis Gallardo: «La generación de la cuchara y el merengue»»
Radiografía de vuestra generación a través de sus costumbres culinarias.
Cierto es que sabíais valorar las pequeñas cosas(aspecto diferencial con las generaciones actuales).
¡Enhorabuena por tu artículo!
Gracias Rafa!
Lo de los menús diarios en épocas pasadas me ha encantado. Pero lo que más he admirado de su artículo, Dn. Antonio, son esos primeros párrafos donde radiografía sociológicamente la realidad de ese empeño por cuadricular a la juventud. Dice usted: «Se ha pretendido, la mayoría de las veces con buenas intenciones, clasificar y definir los jóvenes con el objetivo de entender su realidad comunitaria, cultural y económica, a fin de articular respuestas a los complejos desafíos que ha enfrentado cada nueva generación…»
Lo admirable de su texto es cómo, en tan pocas palabras, se puede decir tanto y tan bien…
Que estas fiestas que vienen, nos sean leves a todos.