José Luis Abraham López: «La primera lección»

«Un buen jugador de ajedrez ha de tener a la destreza como un don natural, que muchas guerras se ganaron más por el ingenio que por la fuerza»

Me temo que esta es la primera lección que recibes sobre el ajedrez, y espero que no sea la última. Tu prima mayor te explica con gracia y solera que el ajedrez es un juego de guerra, de estrategia, mientras te ríes de la forma burlona que tienen los soldados a pie. Un peón te parece una broma, más bien otra cosa, más emparentada con su sonido. Te cuesta entender que para aniquilar piezas también existan unas normas y por qué si Goofy es un perro animado tiene que moverse escrupulosamente a saltos como un caballo descontrolado sin dueño ni dominio. ¿Desde cuándo un pato como el travieso Donald tiene limitados movimientos como un alfil, o peones metamorfoseados con el travieso Pluto dan pasos tan cortos? Ya dijo Unamuno en Del sentimiento trágico de la vida que “si las piezas del ajedrez tuvie­sen conciencia es fácil que se atribuyeran albedrío en sus movimientos”.

Ante tus ojos azules te atraen más el sonriente rey Mickey y el gesto complaciente de la reina minnie Mouse, y te ríes con sorna de pata Daisy asomada a la torre como si desde su atalaya hubiera reconocido la proximidad de alguien deseado. Pronto te cansan las complejas justificaciones de la importancia de una buena defensa y un sorpresivo ataque, aunque lo que de verdad no sabes es que ante ti tienes un perfecto espejo de lo que la vida te depara, insinuando un sentido poderoso a la inocencia de tu niñez.

Aunque te parezcan más simpáticos el rey Mickey o la reina Mouse, gran valor tiene Pluto aun siendo un simple y mecánico peón. Disciplina y paciencia a la par son capacidades que mejor has de ir adquiriendo para cuando nada te proteja de las inclemencias imprevistas en circunstancias adversas.

Te digo que las cuadrículas nublan la vista cuando las miras con extrema fijeza y todo llega a desaparecer del tablero, pero aun así has de tomar decisiones que repercuten en las siguientes, como has de intuir las estrategias de tu contrincante. Si te fijas bien, hay calles y hasta habitaciones trazadas como un tablero de ajedrez. Existen también campos que si los observas desde cierta altura, tienen la disposición ajedrezada combinando dos colores.

Un buen jugador de ajedrez ha de tener a la destreza como un don natural, que muchas guerras se ganaron más por el ingenio que por la fuerza; fuerzas que en el ajedrez están repartidas democráticamente. Leo en El arte de amar, de Ovidio: “que discurran, si juegan al ajedrez, y comprendan que un peón no puede resistir a dos enemigos; que el rey, cuando pelea sin ayuda de la reina, se expone a caer prisionero, y que el contrario a menudo tiene que volver sobre sus pasos”.

José Luis Abraham López

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Comentarios

Una respuesta a «José Luis Abraham López: «La primera lección»»

  1. ¡Maravilloso artículo! Me he emocionado leyéndolo. Sin duda, una lección de vida. ¡Enhorabuena! Bonita manera de empezar el día de Reyes. Saludos a todos.

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