El sentido del humor es la capacidad de trascender el sufrimiento y distanciarse de él, como Victor Frankl, apuntaba, “los intentos por desarrollar el sentido del humor y ver las cosas con una luz humorística son una especie de truco que aprendimos mientras dominábamos el arte de vivir, porque incluso en un campo de concentración es posible practicar el arte de vivir, aunque el sufrimiento sea omnipresente”.
Reírse de nuestro pasado, del dolor que sentimos, reírse de todo un poco cada día, nos libera de la preocupación excesiva. Tras el cristal del humor, de “unas risas”, las situaciones cotidianas adquieren una dimensión nueva.
«El sentido del humor es simplemente el sentido común bailando.» William James.
“Yo río porque sufrí mucho, sabía que si no reía no me salvaría. Reírme de mis tragedias fue el motor que me hizo sobrevolar, sobredimensionarlas. La comicidad del dolor, la convicción de que hasta la muerte tiene su chiste, atizó mi imaginación, mi capacidad de entender el sufrimiento y la vida en sí”, me contaba una mujer tan anciana como sabia, de mirada gris cielo, de una altura humana increíble que conoció bien el dolor; dos de sus hijos murieron antes de ver los treinta años. ¿Cómo se puede trascender tanto, como una persona puede recuperarse dos veces, del mayor sufrimiento que puede padecer una persona? Quizá, escapando del victimismo, acoger realidad con responsabilidad, asumiendo que la vida se trata de acatar con sabiduría y amor lo que nos toca vivir, aceptándola. Si esta madre, ha podido salvarse, agarrarse a la brillantez del ingenio, cómo no los demás.
El sentido del humor es una de las estrategias que más nos ayudan a vivir como humanos. De hecho, el humor es una característica específicamente humana.
“El humor está más dirigido al cerebro que a los sentimientos. Hay una cierta insensibilidad que acompaña a la risa. El peor enemigo de la risa es la emoción. Nos podemos reír de una persona que nos inspira piedad o afecto si por unos instantes hemos podido olvidar el afecto o la piedad. En una sociedad de inteligencias puras, quizás no se lloraría, pero se continuaría riendo.” Señala BERGSON.
«El humor es el instinto de tomarse el dolor a broma.» Max Eastman.
Reír que de eso se trata, de tomarse las cosas con elegancia, simplificándolas, despojándonos de ellas. Reírse porque sí; la vida es en sí un espectáculo abierto, lleno de improvisaciones, de giros copernicanos, de sobresaltos y de curvas, y cuando entiendes eso y lo aceptas, sabes que todo tiene su existencia fuera de sí misma, que la realidad de las cosas no pueden ser tan obtusas y que, de alguna manera, todo está bien cómo está. Y así, ¿cómo no tomarse las cosas desde una visión efímera y llena de humor?
“La edad es algo que no importa, a menos que sea usted un queso”. Luis Buñuel
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Terapia de Aceptación y Compromiso
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