Quiero hablar de esas frases manidas con las que se pretende quedar bien, trasmitir una imagen original de uno mismo y que suene más a un spot publicitario que a cualquier otra cosa.
Me parecen fórmulas que queda bien, como una bata de andar por casa, frases hechas cómodas y versátiles, lo mismo sirve aquí que allá. Sin fundamento, sin una base de verdad ni certeza, las empleamos como quien da panfletos en un supermercado. Tienen una buena dosis de malaleche, de una ironía muy simple o nula, que pretenden, esto es lo más gracioso aleccionar.
“La vida sigue, no te detengas por ninguna mierda”. ¡Qué profundidad! “Debes ser feliz, todos los días. Sonríe”, (parece una orden cósmica, ¡Cómo intentamos evitar el sufrimiento, ser felices a toda costa, no respetando ni aceptando nuestras emociones, todas!). “Si la vida te da limones, hazte una limonada”, (seguro que la ideó alguna multinacional del zumo. “Si no cambias, te extingues”, (te lo dice el espíritu de un Tiranosauro). “La venganza es dulce y no engorda”, (quiero un kilo). “Todo irá bien”. Muchas veces todo no va bien, aceptarlo podría ser mejor.
TACTO: Capacidad de decirle a alguien que se vaya a la mierda, de tal manera, que se entusiasme con el viaje. Amén. “Te mereces todo lo que le hiciste a otros”, (el Antiguo Testamento se queda corto).
Frases que, o pretenden que saquemos lo peor de nosotros mismos, o que seamos felices como sea a costa de lo que sea, y si tienes que exprimir un kilo de limones, lo haces, porque ante todo no se puede estar en ese mundo triste, como que no pega, y si te hicieron daño, devuélvelo o desea todo el mal que puedas.
Otro género de éstas, son las que atribuyen grandilocuentes y eminentemente simples mensajes, a personajes realmente brillantes, y claro, si esto lo dicen estos, será así.
Quizá somos muy obvios, muy predecibles, se ve, ante todo, que no leemos demasiado, que nos falta cultura. Somos vacías cajas llenas de todo menos de lo imprescindible. Saberlo está bien, conocernos y aceptar esto, nos puede servir de acicate para intentar profundizar en las cosas, para poder tener una mirada crítica antes las modas que imperan lejos de nuestra esencia.
Las redes sociales enredan todavía más, y nos ofrecen estos mensajes con un atractivo que las hacen aún más potentes.
Las hay con mensajes que pretenden el bien mundial, utópicas, quién no recuerda a una miss desear “la paz mundial y que desaparezca el hambre en el mundo”. “La felicidad es una utopía que solo unos pocos logran conservar.” Megan Maxwell (qué selecta).
Ante esta ingesta plaga de citas torpes, escatológicas, vacuas, debemos pedir refugio urgente, necesitamos ¡ya! la sabiduría exponencial que desprende Cervantes en el “El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de La Mancha”, este sí, lugar obligado de citas célebres, sabias y exquisitas, y acogernos a él cuando nos dice: “La pluma es la lengua del alma”.
Cuidemos las nuestras, leamos mucho, aprovechemos la sabiduría que nos ha sido legada, “sé breve en tus razonamientos, que ninguno hay gustoso si es largo”, como nos sigue diciendo Don Quijote, que “Las armas requieren espíritu como las letras”, “porque las letras sin virtud son perlas en el muladar”.
Seamos leales Sanchos y dejemos de ser molinos de viento; esos gigantes incultos a los que Don Quijote quería derribar. Leamos mucho, busquemos los sabios y sumerjámonos en ellos, que nos queda toda la vida por aprender, ya que “no hay libro tan malo que no tenga algo bueno”.
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Psicóloga especializada en Mindfulness y
Terapia de Aceptación y Compromiso
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