Lola Ruiz y José Morales: «Los planes educativos no pueden ser tan efímeros»

Damos la bienvenida a un matrimonio unido por y para la docencia. Lola Ruiz Sevilla y José Morales Castillo viven una nueva etapa, disfrutando de una merecida jubilación en el municipio jiennense de Castillo de Locubín, su pueblo, donde han trabajado durante casi cuatro décadas.

Lola ha trabajado en Primaria durante 30 años, de los cuales ha desarrollado la función de Jefa de Estudios ocho años en el CEIP “Miguel Hernández” de Castillo. En 1992, aprobó las oposiciones de Secundaria por la especialidad de Lengua castellana y Literatura, pasando en 2005 a impartir clases en el IES “Pablo Rueda” de la misma localidad hasta su jubilación. Por su parte, José Morales Castillo fue durante ocho años Jefe de Estudios, pasando a continuación a ejercer por un periodo de once años la Dirección del centro de Primaria en su pueblo natal.

– ¿Cómo y en qué momento decidió ser docente?
– Lola Ruiz: En la década de los 70, después de los estudios de Bachillerato y COU, la carrera más demandada en mi pueblo y, en general en las zonas rurales, seguía siendo Magisterio, que en mi época ya pasó a llamarse Diplomatura en Profesorado de E.G.B. Por otro lado, tuve la suerte de tener una maestra en Primaria, Dª. Encarnita Delgado, que para mí fue un modelo de profesionalidad; eso creo que influyó también en mi decisión. Me matriculé en esta carrera porque, además de lo dicho anteriormente, el mundo de la educación me atraía. Siempre he concebido la educación como un elemento fundamental de transformación y avance de una sociedad que salía de una época bastante complicada.

Lola Ruiz, en su etapa como jefa de estudios

– ¿Cómo fueron sus inicios?
-L.R.: Terminé la carrera en 1976 en la Escuela Universitaria de Profesorado de EGB de Jaén, en la especialidad de Ciencias Sociales. Ese mismo año y el curso siguiente trabajé de interina en el colegio de mi pueblo. Al mismo tiempo, por las tardes y noches, preparé las oposiciones, obteniendo mi primer destino como funcionaria en La Rábita de Alcalá la Real, donde trabajé dos años, concursando después para obtener destino definitivo en Castillo de Locubín, donde ejercí desde 1979 hasta mi jubilación en 2014.

– Sabemos que en la época que le tocó vivir su niñez y adolescencia, era complicado en los pueblos pequeños acceder a unos estudios. ¿Cómo fue dar el paso a estudiar una carrera?
– José Morales: Como le ocurría a casi todos los jóvenes del pueblo, el acceso a los estudios medios y superiores no era frecuente, siendo las tareas agrícolas el destino de la inmensa mayoría. En mi caso, al terminar Primaria, trabajé con mi padre y mi hermano en el campo durante dos años, tras los cuales, en vista de que un maestro animó a mis padres a que estudiara, inicié los estudios de Bachillerato, primero en la Academia del pueblo y examinándome por libre en Jaén, y, a partir de 3º y hasta COU, en el Instituto de Alcalá la Real. Un elevadísimo porcentaje de estudiantes que terminaban Bachillerato optaban por realizar los estudios de Magisterio, puesto que esta era una carrera algo más accesible a las clases trabajadoras, de donde procedía la mayoría de las familias castilleras. Estoy muy contento de haber elegido la profesión de maestro y concretamente la especialidad de Matemáticas y Ciencias Naturales, que tan grandes satisfacciones me ha dado a lo largo de mi vida profesional.

– Defínase como maestro. Si tuviera que emplear tres calificativos, ¿cuáles serían?
– J.M.: Más que calificativos, yo creo que las expresiones que mejor me definen como docente son: capacidad de innovación (inicié y desarrollé las nuevas tecnologías en mi centro ya por el año 1984, además de las clases de ajedrez, por ejemplo.), máximo interés por los alumnos que necesitaban más apoyo y actitud positiva hacia la convivencia y relación con mis compañeros.

PUESTA EN COMÚN
– ¿Cómo valoran ustedes el sistema educativo actual? ¿Qué diferencias observan entre el momento presente y los años en activo?
– La educación, como sistema que permite el desarrollo personal, cultural y social del individuo, está en continua evolución. Hay aspectos en los que los cambios han sido más acentuados. Por ejemplo: en nuestra primera época como docentes, la burocracia estaba prácticamente limitada al director del centro; poco a poco, esto ha ido evolucionando, llegando ya en la primera década de este siglo a tener cierta relevancia, tanto a nivel de profesor como de equipos docentes o departamentos. Y conforme pasan los años, este protagonismo se acentúa. Los documentos son importantes porque son el soporte en el que se refleja la planificación y evaluación de un centro a todos los niveles, pero no deben agobiar al docente. Por tanto, este aspecto debería adquirir otra dimensión.

Pero lo que queremos destacar es que los planes educativos no pueden estar sujetos al vaivén político de cada momento. Necesitamos planes y reformas consensuadas y, por tanto, duraderas, que abarquen aspectos tan importantes como: modificación del currículum, sistema de selección y formación del profesorado, carrera docente y proyección de futuro. No puede ser que la escuela vaya muy por detrás de la sociedad en muchos aspectos. Esto sería tema interesante de debate.

A nivel de diferencias entre nuestra época como docentes y la actual, nosotros destacaríamos los cambios en las relaciones entre los distintos sectores de la comunidad educativa. Un ejemplo concreto: antes, al finalizar un viaje de Estudios (cuyo presupuesto se conseguía con el esfuerzo del trabajo de los alumnos coordinado por los profesores), los alumnos se despedían llorando, emocionados y agradeciendo la labor y el trabajo de los maestros. Hemos de tener en cuenta que para muchos alumnos ver el mar, dormir en un confortable hotel o visitar una gran ciudad era algo que no habían experimentado hasta ese momento. Los padres y madres también concebían la relación con el profesor de manera diferente: en sus reuniones tutoriales, por ejemplo, no hablaban tanto de los derechos de su hijo (que también es importante), sino, sobre todo, si era disciplinado y educado. Ahora, la realidad es algo distinta; entre otras cosas, porque la escala de valores ha cambiado también.

Tenemos que decir que la educación siempre avanza, con sus limitaciones y sus problemas, pero, en general, no puede decirse que cualquier tiempo pasado fue mejor. No nos gusta escuchar opiniones catastrofistas sobre la educación actual. Lo que es importante es no perder el carácter vocacional de esta profesión y adaptarnos a los nuevos tiempos y a la nueva realidad, siempre con espíritu de servicio y estando convencidos de que la profesión de docente, junto con la de los sanitarios, es una profesión difícil –y más en los tiempos que corren-, pero a la vez la más hermosa del mundo.

– Ustedes han compartido en numerosas ocasiones el mismo grupo de alumnos, cada uno en su especialidad. ¿Cómo valoran esta realidad?
– Los dos coincidimos en que esta circunstancia ha supuesto más ventajas que inconvenientes. Partiendo de que los dos somos del pueblo, conocemos a las familias, su situación socioeconómica y cultural, el entorno social de los alumnos,…
Todo esto nos lleva a afirmar que trabajar juntos ha sido altamente positivo, tanto para nosotros como para los alumnos y sus familias. Es más, a lo largo de nuestra vida docente, hemos dado clase a hijos de antiguos alumnos e incluso hemos tenido en el centro a nietos de alumnos. Esto, indudablemente, es una gran ventaja. Si a esto añadimos que, al trabajar con el mismo grupo de alumnos, hemos podido programar actividades comunes tanto en el aula (programación transversal de contenidos) como fuera de ella (salidas al campo, visitas culturales, Escuelas Viajeras, Viajes de Estudios, etc.), nos damos cuenta de lo que ha supuesto esta relación entre nosotros. Hubo una etapa en que los dos estuvimos a la vez en el equipo directivo y esto también nos sirvió en tareas de coordinación, comunicación y apoyo mutuo.

Pero también es cierto que los problemas de la escuela y los derivados del desarrollo de la actividad docente nos lo llevábamos a casa, con lo que no desconectábamos ni los fines de semana. Nuestro tema de conversación más frecuente era la escuela, las acciones que íbamos a realizar para mejorar resultados, el problema concreto de este o aquel alumno o la programación de actividades para el grupo. Hasta tal punto esto era una realidad, que nuestros hijos, cuando eran pequeños, nos decían que siempre estábamos hablando de la escuela y que querían que jugáramos o leyéramos más con ellos.

Esta interacción también tiene su parte positiva, puesto que nos ha permitido compartir ideas y buscar soluciones conjuntas a problemáticas que se presentaban, además de ser un elemento de fortalecimiento en nuestro trabajo, un apoyo mutuo importante.

– Lola, vamos a jugar con la letra del conocidísimo tema de José Luis Perales para conocer más a fondo a tu feliz marido, para preguntarle: ¿Y cómo es él? ¿En qué lugar surgió el amor?
– L.R.: Pues mira, ¡qué voy a decir yo de mi marido! Coincidirán conmigo las personas que lo conocen y han trabajado con él en que Pepe es una persona muy trabajadora, inteligente, con un alto sentido de la responsabilidad, muy prudente en todas sus acciones y muy buena gente. Por eso lo han querido y lo quieren tanto sus compañeros, sus alumnos y los padres. Fuera de la docencia, Pepe es un apasionado de la naturaleza y del medioambiente; le gusta el campo y dedica su tiempo libre a tareas hortofrutícolas, disfrutando mucho de ellas. También le preocupan los temas sociales, procurando participar en campañas solidarias o en ONGs.

Sobre nuestra relación de pareja, decir que llevamos juntos más de medio siglo desde que iniciamos nuestra relación y eso significa mucho: hemos compartido y compartimos inquietudes, luchas, ideas y modos de vida. Tenemos dos hijos maravillosos y dos nietos que nos dan mucha alegría y toda la felicidad del mundo. No se puede pedir más.

– ¿Y cómo es Lola?
– J.M.: Yo diría que Lola es muy trabajadora, luchadora, creativa y dinamizadora nata. Tiene gran capacidad para coordinar grupos y desarrollar con ellos múltiples actividades. Sabe concebir y gestionar proyectos, tanto educativos en su etapa de docente, como culturales, en general; no en vano, ha preparado en el colegio numerosas obras de teatro. Fuera del aula ha dirigido, y aún lo hace, numerosas obras de teatro y ha creado Musicales de gran éxito en el pueblo con la Asociación de Mujeres “Encina Hermosa” y con un grupo de personas con inquietudes y ganas de hacer cosas en el pueblo. Ha desarrollado Talleres de Lectura con madres, tanto dentro como fuera de la docencia. En resumen, una mujer con inquietudes culturales y muy activa, además de una esposa y compañera de viaje maravillosa.

José Morales, acompañado por el Delegado de Educación en Jaén

– Concluiremos esta entrevista solicitándoles propuestas y/o sugerencias para mejorar la educación. ¿Qué necesitamos, según su opinión?
Como hemos dicho antes, es prioritario que las políticas educativas, los planes de educación no sean tan efímeros. Tienen que ser duraderos y consensuados con las fuerzas políticas y con la participación de todos los sectores implicados en el mundo de la educación. Necesitamos unos currículums abiertos, no encasillados en el libro de texto y en las actividades de turno correspondientes. Cada vez se avanza más en el tema de las nuevas tecnologías, pero estas deben llegar a todo el alumnado y para ello se necesita invertir más en educación. Esta inversión también tiene que llegar a los alumnos con necesidades educativas específicas a través de más profesorado especializado en estas necesidades.

Por otro lado, es importante estar al día. Hay que renovarse continuamente. A nosotros nos valió mucho en nuestra profesión de docentes los estudios de Pedagogía. A los diez años de iniciar la docencia, decidimos licenciarnos en Ciencias de la Educación porque pretendíamos conocer cosas nuevas y aprender más y mejor sobre temas educativos; aunque una cosa es la teoría y otra muy distinta el día a día en el aula. En este sentido, creemos que las Facultades de Ciencias de la Educación deben desarrollar proyectos eficaces que pongan al estudiante en contacto con la realidad del aula y que esa interacción sea mutua, porque la escuela tiene mucho que aportar a los programas y a los currículums de la universidad. No estamos seguros si se ha avanzado lo suficiente en este terreno.

Pero, sobre todo, el mundo de la educación necesita convencerse de que si en los años de Primaria el niño avanza en autoestima y en seguridad personal, todo irá mejor cuando inicie sus estudios de Secundaria. Hoy día se habla mucho del término “resiliencia”, como elemento importante para el desarrollo de la personalidad. Por eso hemos de avanzar en una educación que ayude a ser personas resilientes, para que, ante una situación adversa, los niños sepan superarla. A nosotros nos gusta hablar de la “pedagogía de la empatía”; eso ayudará a que el niño se sienta seguro. Y para esto, no podemos despreciar ni dejar a un lado materias como la música, las manualidades o actividades como la cocina en la escuela, por ejemplo. Eso, obviamente, sin descuidar el currículum de las distintas materias, pero sin esa metodología de pegarse al libro de texto como tabla de salvación. No hay más que mirar un poco a la educación en los países nórdicos.

Una asignatura pendiente es dar respuesta al problema que ya tienen planteado la sociedad, en general y los distintos sectores de la comunidad educativa, en particular. Este problema es el poder y la gran influencia que actualmente ejercen los medios de comunicación y las redes sociales en los niños y jóvenes, condicionando su aprendizaje y su escala de valores. Creemos que esto hay que tenerlo muy en cuenta. Creemos que la educación actual debe proponerse como objetivo primordial que las personas aprendan a tener conciencia crítica para no ser manipuladas por nada ni por nadie.

– Un placer contar con dos magníficos docentes y mejores personas. Muy agradecido por vuestra presencia.
– Gracias a ti.

 

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Rafael Bailón Ruiz

‘Mejor docente de España, 2020. Educa Abanca’ 

Categoría:  ESO-Bachillerato.

 

Rafael Bailón Ruiz

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Comentarios

4 respuestas a «Lola Ruiz y José Morales: «Los planes educativos no pueden ser tan efímeros»»

  1. Como antiguo alumno de Pepe y Lola (para nosotros eran don José y doña Dolores) me emociona leer sus palabras y puedo confirmar la pasión que siempre han sentido por la docencia.
    Puedo decir que ellos me inspiraron y transmitieron grandes VALORES cuando yo era un niño de 12 años con muchos sueños. Aprendí a amar el teatro y la naturaleza, teniéndolos a ellos como referentes, me hice ingeniero y, muchos años después, al cumplir 48 años,decidí cambiar el rumbo de mi vida y pasarme a la docencia en Secundaria, siempre frente al espejo de mis antiguos profesores, porque tenía ese gusanillo metido en la cabeza desde que los vi trabajar tan apasionadamente, siendo yo tan pequeño. Siguen siendo fuente de inspiración y les envío mi agradecido reconocimiento desde este medio.

  2. Es maravilloso leer sobre la experiencia de unos docentes tan importantes para muchas generaciones como han sido José Y Dolores. No importa que ambas carreras docentes hayan llegado a su ocaso, el amor por la docencia, la profesionalidad y cultura del esfuerzo y la calidad humana de estos maestros con mayúsculas infunden esperanza a los profesores de hoy en día. Sobre todo en un mundo académico en el que tenemos la impresión de que la sociedad nos exige dar forma a consumidores anestesiados en lugar de lo que debería ser el objetivo de todo educador, instruir a ciudadanos libres y con espíritu crítico. Gracias por enseñarnos la senda a seguir.

  3. Aniceto Anguita López

    Interesante entrevista que alberga algunas reflexiones que deberían tenerse muy en cuenta en la futura planificación e implantación educativa.
    El que suscribe, también fue alumno de Pepe y Dolores. Tuve la inmensa suerte de tenerlos como profesores cuando repetí curso. Yo era un alumno poco disciplinado, desmotivado y sin apenas apetito por el conocimiento.
    Mi vida y perspectiva del colegio así como la necesidad de estudiar y labrarme un futuro comenzaron a forjarse a partir del momento en que los conocí. Ellos marcaron un antes y un después en mi vida. Fue un proceso apasionante. Despertaron en mí el deseo de aprender (a la vez que me divertía), la inquietud de explorar nuevos campos y materias (medio ambiente, historia, arqueología), aprender la importancia de trabajar en equipo, a ser mejor como personal. Me devolvieron la autoestima. Un regalo impagable.
    Podría escribir páginas en las que expresar mi enorme gratitud y respeto a su gran labor educativa, docente y pedagógica. Excelentes maestros y grandes personas.
    Sirva este humilde pero sincero comentario, para expresarles mi enorme gratitud. Personas como ellos son los que honran una profesión elevándola a la máxima categoría.

  4. Antonio Tito Gañán

    La entrevista, de molde. Enhorabuena al autor. Un amigo mío coincidió con Pepe y Dolores. Habla muy bien de ellos pese a sus diferencias ideológicas: competentes, serios, trabajadores. Y también con Rafael Bailón. Le he preguntado por él y me dijo que tuvo que irse de Castillo por culpa de la directora del instituto, como tantos otros profesores de valía (mi amigo), hartos de acoso, sectarismo y puñaladas por la espalda.

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