Cada año, cuando llega el 5 de octubre, celebramos nuestra fiesta, resaltando el compromiso de numerosos profesionales, sin distinciones por etapas o niveles educativos. Ser maestro o enseñante es algo más que una profesión, teniendo siempre la máxima consideración hacia el resto.
En una sociedad compleja que mira con lupa cada una de nuestras actuaciones y opina en numerosas ocasiones de forma gratuita, merecemos sentirnos valorados (no basta con un día señalado y sí hacerlo de manera continuada). Sin duda alguna, apostar por la educación es llevar a cabo un decidido brindis por nuestro futuro, responder a los nuevos retos que se nos plantean, así como fomentar el amor hacia el conocimiento.
Ardua tarea en tiempos difíciles la realizada por quienes amamos una experiencia social que proporciona al alumnado las habilidades sociales, emocionales, físicas y cognitivas de cara a su futuro como ciudadanos. Enseñamos para que nuestros jóvenes maduren y aprendan todo lo necesario para saber afrontar la vida. Invertimos nuestro tiempo con infinita paciencia, sorteando un obstáculo más que se ha colado en las aulas: el COVID 19.
Trabajo silencioso, con situaciones atípicas y cambios que originan nuevos métodos, escenarios distintos al ordinario, introduciendo plataformas que posibiliten un acercamiento que nunca podrá sustituir al contacto más estrecho que suponen las clases presenciales.
Telegram, Google Meet, Séneca, Classroom, Moodle, Edmodo o Schoology son nombres que ya forman parte de nuestro léxico rutinario.
Los docentes granadinos recibimos una concesión simbólica por nuestra labor durante el año de pandemia: la “Bandera de Andalucía a los valores humanos”. En este sentido, la ejemplaridad manifiesta, tratando de garantizar la máxima seguridad en las aulas, con el cumplimiento escrupuloso del protocolo anticovid en los centros educativos, así como cumpliendo fielmente con nuestro labor, está fuera de toda duda.
Cierto es que el maldito virus de cuyo nombre no quiero acordarme (como diría el genial e ilustre Cervantes), ha castigado enormemente a nuestra ciudad. Pero, no es menos cierto que este galardón debiera ser extensivo a maestros y maestras de toda la geografía nacional.
Sirva este “gracias” al trabajo de los docentes granadinos mediante un prestigioso galardón que de lustre al mismo, como punto de partida que preceda a un ELOGIO hacia todos los que formamos parte de la profesión más gratificante de todas cuantas existen (sin límites o acotaciones geográficas), teniendo la administración presentes nuestras sugerencias u opiniones (no me olvido de la necesidad de abordar una ley de consenso y no de carácter temporal, sin partidismos poco o nada beneficiosos para la buena marcha del pilar de nuestra sociedad).
¡Ojalá mis deseos no caigan en saco roto!
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‘Mejor docente de España, 2020. Educa Abanca’
Categoría: ESO-Bachillerato.