A inicios de los años 70 yo estudiaba Magisterio. Ya en aquellos momentos, intuía que esa vocación, me iba a llenar de felicidad el resto de mi vida. Así ha sido y sigue siendo. En aquel tiempo vivía en el Zaidín y tenía un grupo de amigos, entre los que estaba ‘Miguelito’. Lo llamábamos así porque era el más jovencillo, aunque era con diferencia el más alto de todos.
Algunas veces me hablaba de su abuelo que había sido maestro. Por la manera de hacerlo, no solo notaba un gran amor de nieto, sino que además me trasladaba, que su manera de enseñar era especial. Esas charlas, me hacían recordar a aquellos maestros a los que nunca se olvidan, a pesar del paso del tiempo.
A partir de entonces, siempre tuve el interés de conocer más de su persona y de su magisterio. Ante mi insistencia por conocer algún documento pedagógico, me regaló un libro titulado “Recuerdos de antaño“, que sin ser un libro sobre la Educación, dejaba sin embargo atisbar, algunos de sus pensamientos y emociones.
Pasados muchos años y siendo ya Inspector de Educación, me invitó a la presentación de un libro sobre su abuelo, en su Restábal natal. Acordamos que yo me ocuparía de destacar su figura de Inspector-maestro en el contexto de las innovaciones de la IIª República en materia de Educación.
La IIª República llegó acompañada con un enorme entusiasmo popular y con la intención de realizar profundos cambios sociales. La Educación no sería una excepción, sino todo lo contrario. Desde sus primeros pasos, el gobierno provisional republicano, vio la gran urgencia de crear muchas escuelas, dignificar las condiciones de vida de los maestros y maestras, elevar su formación profesional y renovar profundamente las enseñanzas a partir de de una Escuela pública, única, laica y científica.
Para desarrollar todos esos impulsos transformadores de la nueva Escuela, la República se inspiró en la Institución Libre de Enseñanza (I.L.E.). Este proyecto pedagógico tuvo sus orígenes en 1876 año de su fundación, siendo uno de sus máximos impulsores, Francisco Giner de los Rios.
Los postulados más importantes de la Institución eran, educar además de instruir, cuidar de la formación integral de las personas incluyendo las condiciones materiales y edificaciones escolares, darle importancia al desarrollo del cuerpo mediante las actividades físicas y el contacto con la Naturaleza, respetar la libertad de consciencia de los niños y niñas y en consecuencia la formación moral del alumnado, se rechazaban los libros de texto, apostando por actividades y clases activas que partieran de los intereses de los educandos, se favorecía la evaluación continua frente a los exámenes.
Para llevar a cabo estos principios, se necesitaban unos docentes de mentes abiertas, con pensamiento crítico, científico y cooperativo, con capacidad para motivar a su alumnado, reconociendo la diversidad de cada persona y respetando su personalidad y moral.
Esta colosal misión de coordinar todos los cambios educativos, se le asignó a la Inspección de Primera Enseñanza, tal como recoge el preámbulo del Decreto del Ministerio de instrucción Pública, de 2 de octubre de 1931, en el que además se establecía el procedimiento de acceso a la Inspección, con dos procesos, mediante oposiciones libres o mediante un concurso restringido para maestros y maestras con servicios y méritos relevantes.
La Comisión Seleccionadora fue elegida entre personas del mayor prestigio en los campos de la educación y la ciencia. Se nombraron además como asesores pedagógicos en los métodos e innovaciones más avanzadas, a los inspectores Lorenzo Luzuriaga y Herminio Almendros. Este último uno de los máximos divulgadores de las técnicas de Celestin Freinet en Aragón y Cataluña.
El concurso restringido previsto en el Decreto, se convocó por Orden de 9 de septiembre de 1932, con una oferta de solo diez plazas para todo el estado. Los aspirantes debían cumplir el requisito de tener servicios excelentes durante más de quince años en la enseñanza oficial. Además debían presentar una Memoria comprensiva de su labor docente, así como de cuantos informes y méritos dispusieran en su carrera docente.
Joaquín Muñoz Ruíz nació en Restábal el día 4 de abril de 1891, procedía de una familia de maestros ya que tanto su padre, como sus abuelos por linea paterna también lo fueron. Siguiendo esta tradición familiar estudió magisterio en la Escuela Normal de Granada y una vez terminada la carrera, comenzó a trabajar como interino el el 12 de mayo de 1909 en Saleres, pueblo del Valle de Lecrín, muy próximo a su lugar de nacimiento. El día 26 de marzo de 1913 obtiene plaza fija en Cenes de la Vega, donde estaría hasta el año 1922. Después de esa fecha se traslada a su pueblo, mediante una permuta con su padre, antes de que este se jubilara.
En su clase unitaria de niños de Restábal, con casi sesenta alumnos de distintas edades, va a ir desarrollando unas enseñanzas, inspiradas con toda probabilidad, en los principios de la I.L.E. Su manera de educar pronto fue conocida no solo en el Valle de Lecrín, sino en el resto de la provincia. Su escuela fue distinguida como escuela “modelo”. En 1932 recibe un premio por sus aportaciones en la organización del tiempo en la jornada escolar, “Aportaciones para el estudio de la Escuela Unitaria”.
Estudiadas las actas de los Consejos Locales Escolares del colegio de Restábal, vemos como Joaquín Muñoz en su calidad de director del colegio, tiene una participación muy activa en la vida escolar y del pueblo. La República consideraba que la Educación debía ser un proyecto colectivo y que la participación ciudadana debía ser algo consustancial con ese fin. Es por eso que crea los Consejos Escolares, en todos los niveles de la administración educativa, en los que participaban además de los docentes, vecinos de la localidad y del Ayuntamiento.
Son frecuentes las intervenciones de D. Joaquín en los Consejos, preocupándose por el absentismo de buena parte del alumnado por las tardes, debido a que son reclamados por sus familias para que ayuden en las tareas agrícolas. Él personalmente visita a esas familias y les pide que envíen a sus hijos al colegio. Como quiera que las necesidades económicas de las familias eran una realidad palpable, se afana en potenciar los grupos nocturnos como una alternativa, ofreciéndose él a llevarlos adelante.
Para conocer con más detalle los métodos y técnicas de trabajo del maestro, he podido analizar un documento inestimable, el “Libro de todos”. En este libro bellamente decorado y con las esmeradas caligrafías de los escolares que escriben en él, podemos descubrir el espíritu que animaba las tareas escolares. Invito a leer la primera página del mismo que se adjunta, para comprender el alto grado de amor al trabajo escolar del maestro.
Tal como se apuntó anteriormente, las ideas pedagógicas de Joaquín Muñoz, casi seguro que estuvieron influidas por las de la Institución Libre de Enseñanza. Es fácil encontrar en los trabajos escolares que se recogen en el “Libro de todos” y en los artículos que escribía en la prensa, esos postulados de progreso. Elementos como la creatividad, el fomento de las iniciativas propias de los alumnos, las responsabilidades de cada niño en la clase, la relación de la escuela con el pueblo, la participación de las familias, las salidas al campo o a la ciudad … son la base de esta escuela fundida en ese valle de azahar en primavera, que es el valle de Lecrín.
Aunque las actividades escolares estaban organizadas por el maestro, que era quien planifica el tiempo escolar de las tareas, observamos sin embargo, como además de esas directrices docentes, se van dando espacios para creaciones propias de los alumnos. Esto lo podemos ver en los distintos ejercicios de Lengua, Matemáticas o Dibujo, donde nos encontramos con trabajos, sugeridos por el maestro, pero también de libre creación por parte de los niños.
Mientras iba viendo los trabajos de los escolares de Restábal, veía un enorme parecido con los trabajos que se realizan en una clase que sigue las técnicas Freinet. En vez de llamar textos libres a los escritos infantiles, les llaman composiciones libres. Del mismo modo sucede con los problemas libres, que nosotros llamamos cálculo vivo. En cualquier caso el espíritu de libertad y creatividad que los anima, es muy parecido.
No sabemos si el maestro Joaquín tuvo conocimiento de estas técnicas, ya que el movimiento siguiendo a Freinet, se introduce en España a comienzos de los años 30 y se localiza inicialmente en algunas zonas de Cataluña y Aragón. Joaquín Muñoz, ya venía aplicando sus metodologías en esas fechas e incluso antes, por lo que es más plausible, como ya se ha dicho en varia ocasiones, que las influencias pedagógicas le vinieran de la I.L.E, cuyo recorrido venía de más lejos.
Aquella escuela modelo de Restábal, era un faro de buen hacer educativo y su maestro Don Joaquín, la luz que lo iluminaba. Es por eso que encontramos muchas referencias y noticias en prensa, comentando su magnífica labor escolar. He encontrado un texto o composición libre realizada por un alumno de 12 años, que recoge la visita del Inspector de zona en 1932 a su clase y escribe, que al marcharse escribió en el libro de visitas, “que estaba muy bien todo y que era la escuela más bonita que había visto”. (Foto 18). El periódico “ El Defensor de Granada “ recogía en enero y mayo de 1935, diversas visitas de alumnos de Magisterio y maestros para visitar la escuela y pasar el día en la localidad.
Tal como dijimos al principio, la República quiso dotar a la Inspección de Primera Enseñanza de toda la autoridad legal y de organización para que pudiera impulsar los cambios educativos. Quería que fuera una inspección muy bien formada, que estuviera cerca de los maestros y maestras para orientarles y asesorarles, que la burocracia fuera la menor posible, que tuviera el carácter de inamovilidad para garantizar su independencia y que fuera la avanzadilla de los cambios metodológicos y organizativos de la escuela republicana. Para hacer posible esa encomienda, promulgo el Decreto de 2 de diciembre de 1932.
Este espíritu vinculado a la práctica escolar, es lo que propició el concurso restringido para Inspectores-maestros. La idea era contar con maestros de gran preparación, entrega y prestigio, que fueran un referente cercano en la zona donde se encontraba la experiencia. Su nombramiento era provisional por dos años y debían de ejercerlos en la zona donde trabajaban, sin dejar su labor en su escuela. Al cabo de esos dos años con una valoración positiva, podían pasar a formar parte del escalafón provincial del Servicio de Inspección.
Joaquín Muñoz se presentó a dicho concurso y a pesar de la dificultad, ya que solamente se ofertaban diez plazas para toda España, fue uno de los elegidos con fecha de 27 de abril de 1933, noticia que fue recogida en el acta del Consejo Local de Restábal, al ser comunicada por el propio interesado. Esta elección fue una enorme satisfacción para la mayoría de maestros y maestras del Valle que conocía su gran trabajo y entrega.
Esta sería la primera y única promoción de inspectores-maestros que hubo, ya que el triunfo electoral de las derechas en esas fechas, supuso una contrarreforma educativa que paralizaría en la práctica, la mayoría de los proyectos progresistas del anterior bienio. A consecuencia de este ambiente de crispación, creado por unas derechas crecidas, leemos en el periódico conservador IDEAL con fecha 30 de diciembre de 1934, una fuerte crítica contra Joaquín Muñoz, por considerarlo un “aprovechado” al disfrutar de un complemento económico, por simultanear su tarea de director del colegio junto a la de su función como inspector-maestro.
Seguramente lo que motivara a Joaquín Muñoz, a presentarse a esta función inspectora, sería la posibilidad de desarrollar su labor pedagógica de una manera más amplia y útil, al mismo tiempo que podía seguir formándose. Esa inquietud suya por formarse, le llevó a solicitar una beca para visitar distintos países en Europa a la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas. La J.A.E fue una institución creada en 1907 dentro del espíritu de la I.L.E, pero sería con la IIª República, cuando alcanzó su sentido más integrador y útil, junto al conjunto de las reformas educativas.
Dicha beca le fue concedida por Orden ministerial de 6 de julio de 1934, aunque no fue hasta el 7 de mayo de 1935, cuando inició su viaje de dos meses y medio, visitando centros educativos de Alemania, Suiza, Francia, Italia, Holanda y Bélgica. Tras su viaje escribió un Diario, formado por cinco cuadernos, en los que relató ampliamente la suerte de haber podido conocer realidades diferentes y lo mucho que le había enriquecido profesionalmente.
El día 20 de julio de 1936 a las cinco de la tarde, la guarnición de Granada se sublevó contra el Gobierno de la República. Muchos obreros y leales al gobierno republicano, se refugiaron en el barrio del Albaicín. Estaban mal armados y desorganizados. Tras varios días de bombardeos por parte de los golpistas, estos consiguieron conquistar el barrio y empezaron una feroz represión. Granada capital quedaba como una isla sublevada en la provincia, aunque pronto amplió su influencia hasta Orgiva y por tanto en el Valle de Lecrín.
En Restábal y en el resto del Valle, comenzaron de inmediato las represalias, detenciones y asesinatos. No solo se denunciaba por diferencias políticas, sino también por rencillas personales o diversos conflictos pendientes. A pesar de no pertenecer a ningún partido político y ser persona de comportamiento moderado y educado, Joaquín Muñoz fue denunciado junto a otros vecinos del pueblo, los cuales fueron detenidos. Con él no se atrevieron, debido a su relevancia social en el pueblo y la comarca, aunque si que lo incluyeron en una lista que fue enviada a Granada.
El destino hizo que esa lista cayera en manos de una persona que había ido coaligado con su hermano Gonzalo del P.R.P. en la candidatura de derechas, en febrero de 1936. Esa circunstancia evitó que en esos primeros momentos, Joaquín tuviera problemas. En la provincia de Granada la C.E.D.A. y el Partido Republicano Progresista habían ido juntos y ganaron las elecciones, pero fueron anuladas por el fraude masivo que hubo en toda la provincia.
Pero las denuncias continuaron, siendo denunciado de marxista y republicano. Hasta ese momento, la posición social e influencia de la familia de su mujer Teresa Fernández Molino, le había protegido de represalias físicas, pero lo que no pudo evitar, es que se le abriera un expediente sancionador. El 23 de abril de 1937 se le prohibía ejercer cargos directivos y de confianza y el 4 de junio de ese mismo año, se le suspende ya de empleo y sueldo. Los cargos más importantes, haber pintado una bandera de la República.
Joaquín Muñoz tenía ideas progresistas en lo concerniente a la Educación, era también una persona humanista, honesta, abnegada y que le importaban los problemas de la gente, pero no tenía adscripción a ningún partido político. Fue denunciado por pintar una bandera de la República, pero al mismo tiempo, se sabe que realizó pinturas de distintos motivos religiosos para la iglesia de su pueblo. Era una persona muy creyente y practicante. Hay muchos testimonios, incluso escritos, de sus loas a la religión católica y a sus símbolos. Se ve que en aquellos tiempos de represión y odio descontrolados, ser solo una buena persona, en el más amplio sentido de la palabra, no era suficiente como para no temer por su vida.
Después de ser depurado, tuvo que ganarse la vida dando clases particulares a niños y niñas de todo los pueblos del Valle. Su prestigio profesional y la ayuda de familiares y amigos enviándoles alumnos, le permitió salir adelante de una manera modesta. Al ser la suya una escuela privada, pudo continuar con las mismas metodologías con las que trabajaba en su escuela de Restábal. En septiembre de 1939 muere su hermano Gonzalo y en un poco más tarde, en 1940 su esposa Teresa. Ambas figuras, habían sido en cierto modo, sus escudos protectores en los peores momentos de la represión.
Queda con cuatro hijas, una sobrina adoptada y la necesidad de sacarlas adelante. Su trabajo durante un tiempo, como Secretario en el Ayuntamiento y sus clases particulares a duras penas le permitían vivir con decoro. La “Academia” de D, Joaquín, como se conocía en toda la comarca, era un lugar cuya calidad educativa era reconocida por todo el mundo. Esa academia era una delegación de la orden Compañía Corazón de Jesús, lo cual es un dato más, que corroboraría como se ha dicho anteriormente, su condición de creyente y sus buenas relaciones con la Iglesia.
El día 10 de abril de 1942, Joaquín Muñoz Ruiz, es repuesto como maestro y años más tarde tras muchas reclamaciones, como inspector a lo que tenía derecho. Si recordamos, él había cumplido antes de ser depurado, los dos años como inspector-maestro con evaluación positiva.
En 1954 imparte para la campaña de alfabetización un curso con el título de “ Técnicas rápidas para la enseñanza de la lectura y escritura” que fue muy valorado por todos los asistentes. Siempre fue un maestro estudioso y entregado. Esa labor es reconocida por la UNESCO, visitando un amplio grupo de profesionales de la enseñanza, su escuela de Restábal.
El día 4 de abril de 1961 se jubila como maestro, pero continúo su labor como inspector unos años más. Al mismo tiempo continúo escribiendo en el periódico IDEAL. Sus artículos desde finales de los años 50 a 1970, reflexionaban sobre la enseñanza o sobre la vida cotidiana del Valle de Lecrín.
Ese Valle y en particular Restábal, eran siempre un lugar para volver y reencontrarse con familiares y amigos. A pesar de que en sus últimos años vivía en el barrio del Zaidín, junto a una de sus hijas, eran frecuentes sus viajes al pueblo con su nieto “Miguelito”, como así le llamaba él. Recuerda mi amigo Miguel, que para ir a Restábal, cogían la “Alsina” o un coche de aquellos que esperaban pasajeros en las puertas de alguna pensión.. Durante el viaje le hablaba de la belleza de esos pueblos, que en primavera son inundados con el olor a azahar de las naranjas y limoneros. También recuerda sus paseos por el campo, admirando las plantas y los animalillos, seguramente rememorando, las salidas y excursiones didácticas que él tanto había llevado a cabo con sus alumnos.
Murió Don Joaquín un 7 de julio de 1970, perdiendo Restábal y el Valle, a uno de sus hijos más insignes, un hombre bueno e integro que lucho siempre por hacer de la Educación un derecho liberador para todos y todas.
Dice Mario Benedetti, que a pesar de todo, el olvido está lleno de memoria. En este caso el elemento de memoria para no olvidar, se llama CEIP ‘Joaquín Muñoz Ruíz’, un coqueto colegio que seguirá educando a los niños y niñas de Restábal y que lleva con orgullo su nombre.
Bibliografía:
– Aproximación histórica a Restábal : El ejemplo de un maestro (1891-1970). Varios autores. Junta de Andalucía. 2015.
– Historia de la Inspección de Primera Enseñanza. Mª Teresa López del Castillo. M.E.C. 2013.
– Decreto de 2 de octubre de 1931.
– Orden de 9 de septiembre de 1932.
– Decreto de 2 de diciembre de 1932.
– Miguel Dorador Muñoz. Amigo y nieto del Joaquín Muñoz, que me ha aportado documentos, fotos y testimonios orales.
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licenciado en Historia, ha sido maestro e Inspector de Educación.
Escribe artículos, realiza vídeos y es autor de libros sobre temas de Educación,
entre los que destacaría “La Investigación del Medio en la Escuela”.
Comentarios
Una respuesta a «Joaquín Muñoz Ruiz: Un inspector-maestro en la IIª República»
Un trabajo excepcional Paco, que honra al homenajeado y te honra a ti por el mérito de darle a conocer.
Estos maestros de pueblo, íntimamente ligados al territorio y a su gente (particularmente a los niños) y que fueron capaces de poner toda su vida al servicio de su trabajo (de su vocación,) es sumamente evocador para los que seguimos sus pasos.
Sinceramente, oír hablar de «Inspectores», me pone, aún, la carne de gallina. Y no porque se portaran mal conmigo (antes bien me negaron siempre a mi deseo de retirarme como director «perenne» durante el tiempo que lo fui), sino por que su «estampa», «sus atribuciones», «la posición de superioridad en la que se situaban con respecto al trabajo cotidiano», y tantas comillas más…, siempre perturbaron mi ánimo (quizás porque nunca demostraron ningún interés por mi involucración en la «Renovación», en los «Métodos activos», y aún menos, en mi resuelta decisión de sacar a los niños de las aulas -con lo que tenía al parecer de quebradero de cabeza para el Sistema…)
En fin, Paco, gracias por el Faro de Luz que nos has encendido con el ejemplo de vida de D. Joaquín. Sólo me queda decir que lamento profundamente el desengaño que se llevara si, este buen señor si volviera a la vida y comprobara (como comprobaremos en su día nosotros también) lo desalmados que resultan al día de hoy muchísimos educadores de «oficio» e inspectores de «beneficio».
Saludos cordiales. Sigue escribiendo, por favor…