La Sala Apperley del Centro Artístico se le ha quedado pequeña al pintor granadino, José Manuel Rivera, ‘Siren’. Con ‘Reencuentro’ ha querido mostrar una retrospectiva de las diversas técnicas y temáticas realizadas en los últimos siete años es su amplio estudio de Los Ogíjares y, por la cantidad, variedad y formato, -muchas son de grandes dimensiones-, ha sido imposible encontrarle hueco a las obras que consideraba recomendable para que el visitante se lleve una idea completa de su continua labor innovadora
Quien se acerque (permanecerá hasta el día 31 de marzo) se quedará gratamente sorprendido de las últimas creaciones de este artista plástico que hunde sus raíces en la escuela granadina y que lo mismo podrían servir para decorar la vivienda de una pareja joven que un establecimiento de ocio. Obras que ha mostrado en alguno de los casos en sus últimas exposiciones de Mónaco o París con una excelente acogida. «Estoy en el mundo del arte desde pequeño pues empecé con 9 ó 10 años en el estudio con Nicolás Prados, después seguiría con él en la Escuela de Arte y Oficios, donde permanecí otros 7 años, para estudiar además Escultura con Miguel Moreno, López Burgos,…», explica. También que el título de la muestra hace referencia a que se trata de una larga trayectoria en la que ha habido algunas paradas para después volverse a reencontrar consigo mismo. Afirma que, «tras poner mi techo en el impresionismo notaba que me faltaba algo para lo que he estado buscando mi estilo personal entre muchísimas técnicas, pues no me considero pintor sino un artesano de la pintura, uso todas las técnicas a mi alcance y todos los medios naturales, la resina, pigmentos puros, rotuladores, alcohol…»
También se aprecia una gran variedad en cuanto a las temáticas pues los retratos, de grandes ojos, se alternan con paisajes, bodegones y otras obras que son experimentaciones y que en algunos casos recuerdan a los grabados pero no lo son pues están realizados uno a uno. «’África’ es un cuadro sobre madera realizado con alcohol y pintura muy suelta, realizadas con la izquierda y la derecha, pues pinto con las dos manos. Me gusta trabajar con el dibujo y que la marca del lápiz, rotulador o del bolígrafo quede grabado como parte de la creación del cuadro», explica de una de las obras próxima a la entrada. De otras señala que ha utilizado como soporte el cartón pluma, trabajado con resina para darle fuerza y potencia, lacas disueltas en alcoholes, trazado al temple y al huevo como lo hacía Miguel Ángel y Leonardo en el Renacimiento y en algunos sitios recurriendo al espray para darle formas definidas. Otra de las obras expuestas es fruto de un viaje familiar a Galicia en el que ha utilizado «una técnicas a bases de resinas, con rotuladores, acrílico y tonos de óleo, y raspando mucho».
En cuanto a materiales también añade que algunas de sus obras lleva pigmentos puros de Sierra Elvira. De la multiplicidad de rostros en los que destaca la belleza de los ojos explica que «denotan una fuerza interior bestial y lo dicen todo» y que para conseguirlos ha empleado resinas, espray, pinceladas fuertes para las manchas «y todos los medios que están a mi alcance». Respecto a los desnudos señala que están realizados con modelo del natural, pero que como decía Goya, ‘el tiempo también pinta’, usé el temple al huevo, y el dióxido de titanio que «es el blanco más bello que hay que se compra en las farmacias» para buscar los golpes de luz. «La serie de los desnudos es la que más está gustando y curiosamente es la que menos trabajo me ha costado realizar por lo que he llegado a la conclusión de que a veces las cosas más sencillas son las que impactan a la gente». Obras que ha ido creando en su estudio de Ogíjares de más de 200 m2 en el que diariamente pinta entre 12 y 14 horas y donde, cuando finaliza la jornada, «da gracias a Dios de hacerlo con las manos llenas de pintura».
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