El domingo, 16 de mayo, se cumplieron 26 años sin el genio y el arte de la gran Lola Flores. Una mujer que dejó el corazón roto a sus numerosos seguidores. La Faraona enamoró a todo el país con sus canciones, bailes, arte y su carácter.
María Dolores Flores Ruiz, conocida artísticamente como Lola Flores y apodada La Faraona, fue una artista española de gran talento e increíble éxito tanto en España como en América, muy popular y polifacética pues era cantante, bailaora de flamenco y actriz, dotada de una personalidad arrolladora.
Quien haya nacido después de 1995 no habrá visto en directo a Lola Flores. Pero si observa un vídeo de ella, aunque sea alguna foto, no podrá evitar sonreír, tal vez escandalizarse, quizás admirarla y hasta reconocer que en esa mujer tan carnal hay algo que revela mucho de nosotros.
Aquella niña nacida en el Jerez de la Frontera de 1923, hija de un tabernero payo y de una costurera nieta de gitano, mantuvo en sus 72 años de vida la frescura, la libertad y el descaro que la mayoría de los españoles no podían, no querían o no se atrevían a catar.
En la España de la época, sentó un antes y un después, no cantaba bien, actuaba discretamente, pero tenía un arte difícil de igualar. Pemán dijo de ella «Torbellino de colores. No hay en el mundo una flor. Que el viento mueva mejor. Que se mueve Lola Flores”.
No sé qué me pasa, pero artistas que han marcado una antes y un después. Que mi madre canturreaba sus pocas canciones y mi padre disfrutaba con sus películas con Manolo Caracol, a mí me producen ternura y admiración. Y mira que, en sus últimos años de vida, llegó a cabrearme con aquella salida de pedir a cada español una peseta para pagar las deudas de Hacienda, hasta en eso tuvo gracia y salero.
La Faraona fue la gran matriarca de un clan de artistas y una de las primeras folclóricas que habló abiertamente de la violencia contra las mujeres y las relaciones extramatrimoniales, y una de las primeras también en mostrarse partidaria de “legalizar las drogas duras y que se vendan en farmacia. Le quedó la espina de no haber hecho teatro. Era una admiradora de Ana Magnani. “Me habría gustado hacer Mamma Roma en el cine y La casa de Bernarda Alba, decía.
Conoció a Churchill en Venecia. El primer ministro británico estaba con su mujer, que ejercía de intérprete. Lola Flores se extrañó de que el político no supiera hablar español y le dijo que hasta ese momento ella sentía no saber inglés. A partir de ese encuentro comentaría que si él, siendo tan listo, no sabía su idioma, ella tampoco el suyo.
“Yo soy la Lola señores. La Lola gracia y salero. Y aquí como en tierra extraña. Yo soy la Lola de España. Y que se mueran los feos.
Descanse en paz junto a su marido Antonio González El Pescailla y su hijo Antonio González, gran compositor y cantante.
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