Con un amplio catálogo que abarca todos los géneros, como editora de Ediciones Dokusou, Asunción Martín Sánchez ha compartido con nosotros interesantes observaciones y reflexiones sobre el mundo de la lectura y el complejo universo de la edición: “en Dokusou somos ante todo lectores, y por ello nacimos con el sueño de poder publicar esos libros que nos gustaría tener en nuestras estanterías”.
–¿Cómo fueron los comienzos de Dokusou?
–Los proyectos editoriales como el nuestro nacen de la ilusión. Dokusou nace como una forma de ayudar a autores cercanos a nosotros. En parte, como vía de escape a nuestra pasión por los libros y en parte como hobby. Por este motivo fueron comienzos lentos y algo dubitativos y, aunque teníamos alguna experiencia previa en el mundo editorial, éramos principalmente lectores.
–¿De dónde viene el nombre? ¿Por qué habéis adoptado ese diseño editorial: logotipos, etc.?
–Dokusou es un término japonés que significa «originalidad» y que como filosofía se traduce como «crea algo único». Este es el espíritu que queremos transmitir. El tema del diseño de logos fue un equipo creativo quien lo desarrolló buscando mostrar la mentalidad abierta que transmite el nombre y deslocalizándola geográficamente.
–¿Qué organigrama tiene?
–Las editoriales pequeñas funcionan un poco con el concepto de «Hombre-Orquesta» en el que todos hacemos distintas funciones. Aun así funcionamos como cualquier empresa en forma piramidal; tenemos una gerencia que dirige la parte económica y luego una dirección editorial que es la que encauza los proyectos literarios. Igualmente contamos con un equipo técnico que se encarga de las correcciones, ediciones, maquetaciones y diseños de portadas y un consejo lector que aporta distintos gustos a las valoraciones.
–¿Con qué sueño nació la editorial?
–Como he dicho antes, en Dokusou somos ante todo lectores, y por ello nacimos con el sueño de poder publicar esos libros que nos gustaría tener en nuestras estanterías. No pensábamos en géneros ni estilos, queríamos historias que nos llenaran.
–¿Qué capacidades y habilidades debe tener un buen editor?
–No sé si responderte a esta pregunta, tal vez me meta en un lío por no cumplir con esas capacidades y habilidades… Bromas aparte, depende mucho del modelo editorial del sello. Por un lado, están las habilidades técnicas, la capacidad de empatizar con el autor, ha de ser capaz de coordinar un equipo, de transmitir y de saber escuchar, pero ante todo debe amar las letras.
–En el oficio de editor, ¿qué es más importante: la persuasión o la seducción?
–Posiblemente sea más importante la seducción, es casi un proceso de cortejo en el que convences al autor de que le vas a dar todo ese cariño que se merece su obra.
–¿Cuál es el perfil del lector que atrae la atención de la editorial?
–Al no ser una editorial especializada, sino que tenemos múltiples colecciones llegamos a todo el espectro lector, desde el que busca una novela policiaca como quien es lector de poesía o de novela histórica. Nos enorgullecemos de esto, hemos estado en ferias y actos en los que llega una familia y cada uno de los miembros de la misma se ha llevado alguno de nuestros títulos y todos de características distintas. Eso, posiblemente, sea una de las grandes virtudes de nuestro catálogo.
–¿Cuál es el momento decisivo en la edición de un libro?
–Posiblemente el momento en el que decides que esa obra vale la pena editarla, ese punto en el que todo empieza a andar porque estás convencido de que lo que tienes delante debe ser leído por más gente.
–¿A qué escritor le hubiera gustado editar?
–Soy poco dada a mitos o fetiches y posiblemente si pensamos en grandes nombres habrá sido bastante complicado trabajar con ellos. Sí que estoy segura de que cuando cedamos el testigo habrá nombres en nuestro haber que podré decir «yo descubrí a…, nosotros le dimos su primera oportunidad».
–A la hora de crear una colección, ¿qué criterios siguen?
–Depende un poco del momento. Hay colecciones que nacen porque queremos explorar un género, otras porque coinciden varios proyectos que pueden considerarse agrupables y que nos parecen interesantes y, sin embargo, no estaba en nuestros planes en ese momento desarrollar una línea propia. Es el caso de una colección que no existe como tal con nombre pero que está creciendo ahora mismo que sería de temática social, donde podrían agruparse obras como «El niño que no quiso llorar» o la «Trilogía del psicópata adolescente» y a la que este año se le sumará otro título centrado en el maltrato a la mujer.
–Como intermediario entre escritores y lectores, ¿qué análisis de mercado realizáis desde la editorial?
–Como dije al principio de la entrevista, nosotros publicamos aquello que nos gustaría tener en nuestras propias casas. Eso quiere decir que a veces cierras un poco un ojo y dices: «esto tal vez no se venda mucho, pero quiero tenerlo». Si analizáramos demasiado el mercado, tal vez la línea poética no duraría mucho y, sin embargo, es un emblema del que no estoy dispuesta a desprenderme.
–En el caso de Dokusou, ¿cómo es la difusión, promoción y distribución?
–La distribución es la clave de bóveda de una editorial. Sin una buena distribución el proyecto termina por caer. En Dokusou tenemos la suerte de poder contar con uno de los grupos más grandes de distribución de España: Azeta Distribuciones. Nos da presencia en cualquier librería por pequeña o grande que sea.
Esto responde a otra parte de la pregunta, la difusión de las obras. Cuando tienes a alguien así a tu lado es más fácil difundir y que a la hora de hacer un lanzamiento de novedades llegue a más sitios.
En cuanto a la promoción, el equipo de redes sociales y el autor coordinan las publicaciones; al fin y al cabo, el nombre que importa en una portada no es el de la editorial, sino el de quién escribe el libro.
–La sociedad actual, ¿qué necesita más: pensamiento, conocimiento o creación literaria?
–Sin dudar, lo que más necesita cualquier sociedad es pensar. Se puede simplificar y decir que hay nueve tipos de pensamiento: desde el analítico hasta el mágico pasando, obviamente, por el creativo. Sin pensamiento no puede haber conocimiento y, por supuesto, no hay creación ni literaria ni de ningún tipo.
–¿Hasta qué punto el editor es también un creador?
–Un editor no debe ser creador; debe acompañar, aconsejar, corregir, pero no debe tomar la postura de un creador.
–¿Cómo ha desarrollado su labor editorial en los últimos meses?
–Salvo por la reducción de títulos publicados, nuestro trabajo ha sido más o menos «normal». Hacemos mucho trabajo de oficina, muchas horas de lectura y la que se ha visto comprometida ha sido la parte de representación. Al no haber presentaciones con público hemos optado por hacer algunas charlas y recitales on-line.
También hemos reducido el ritmo en cuanto a la incorporación de nuevos proyectos. 2020 supuso un frenazo importante y ahora estamos reubicando y reprogramando todo lo que quedó aparcado. El ritmo lento de la recuperación supone, a su vez, que no se puedan poner en marcha todos y que haya que ir dosificando los esfuerzos. Hay que seguir publicando, hay que demostrar que aún estamos «vivos», pero hay que hacerlo con cabeza y mesura.
–¿Qué medidas ha puesto en marcha para superar esta crisis?
–La medida principal ha sido la reducción del ritmo de publicación y una participación en eventos más selectiva. Hasta 2019 participábamos en prácticamente en todos los eventos a los que se nos invitaba y ahora debemos medir el esfuerzo económico por encima del impacto, en cuanto a la repercusión, de la marca.
–¿Qué presencia tiene Dokusou en la sociedad actual?
–No te sabría responder a esa pregunta. Supongo que poca o muy poca. Lo que ocurre es que cuando vemos que alguno de nuestros títulos más «sociales» entra en centros escolares o que recibimos algún comentario en redes o por correo electrónico hablando de lo que les ha gustado o impactado uno de nuestros libros, a nosotros se nos hincha un poquito el pecho del orgullo y del saber que algo estamos haciendo bien.
–A la hora de decidir qué libro editar, ¿qué prima más: la calidad o el aspecto comercial; esto es, que sea un producto vendible (éxitos del autor, autor conocido, buenas críticas, tema de interés general, etc.)?
–Lo que más nos importa es la historia, que tenga alma, que tenga algo que valga la pena contar. Tal como dice nuestro ideario «no importa si son románticas o bélicas, históricas o ficción en prosa o en verso. Historias que nos enorgullezcan de que lleven nuestro sello». Si además de todo eso se venden, pues mucho mejor.
–¿Hasta qué punto es relevante el contacto de un editor con los libreros? ¿Cómo lo hacéis en la editorial?
–Lo importante es que el librero conozca la editorial y su colección, los títulos que va publicando; sea por vía del editor o de la cadena comercial es algo indiferente. Lo que ocurre es que como decía al principio, aquí hoy toca editar, mañana corregir, pasado vender… Así que esa función la hace todo el equipo.
–¿Cuáles son sus referentes en el mundo de la edición?
–Esta es una pregunta difícil. Lo que hacemos todo el equipo es fijarnos en qué están haciendo los demás y cuando algo nos gusta, estudiarlo y ver si somos capaces de incluirlo en nuestros métodos. Esto se puede aplicar a todo, desde la forma de comunicar un lanzamiento en redes sociales a dirigir una presentación o a incluir algún detalle o floritura en la edición de los siguientes títulos. Eso no quiere decir que estemos haciendo mal las cosas, sino que descubres formas que a lo mejor no habías explorado aún o que descartaste porque creías que no iban a funcionar.
–¿Qué políticas del libro conviene mejorar urgentemente?
–Vivimos en una sociedad que lee poco. Por esto, toda política de animación lectora es buena. Necesitamos que los niños lean más, que los jóvenes lean más, así serán adultos que leerán pero, sobre todo, serán adultos críticos. Un individuo culto es alguien a quien no se puede «mal-gobernar», es alguien libre. Es por esto por lo que los talleres de animación a la lectura, las charlas, los encuentros con autores, todo aquello que ayuda a normalizar la presencia de un libro en las manos de un lector son importantes. La labor que desempeñan en este aspecto docentes y redes de bibliotecas se vuelve vital.
–¿Qué medidas se deberían adoptar para formar nuevos lectores?
–Aunque pueda parecer paradójico, lo que no se debe hacer es obligar a leer. El buen lector nace, pero sobre todo se hace, pero no se hace por imposición.
Cada persona es un maravilloso mundo que tiene sus propios ritmos. Posiblemente, el método que mejor funcione sea la imitación lectora, de padres lectores, hijos lectores, pero teniendo en cuenta que más del 40% de la población española declara abiertamente no leer nada al cabo del año, eso nos deja un margen demasiado amplio sobre el que hay que trabajar. Vuelve a aparecer aquí la labor de docentes y bibliotecas, quienes con medidas graduales podrán ir ganando terreno entre esa población. Es igualmente importante no subestimar ni despreciar ningún tipo de lectura; cada persona tiene sus propios gustos e inquietudes y menospreciarlos por considerar que son «lecturas menores» solo va a llevar a perder al lector.
Nadie puede empezar a correr haciendo una maratón. El hábito lector hay que entrenarlo y unos necesitarán empezar por Harry Potter, otros por Mortadelo y Filemón y otros leyendo el Hola… Lo importante es empezar a leer y a partir de ese punto trabajar.
–¿De qué manera contribuye Dokusou a crear lectores (y afianzar la afición en otros) entre los jóvenes?
–Creo que contribuimos de dos maneras: por un lado, promoviendo los talleres y actividades de animación lectora, tal como decía antes, buscando que sean atractivas para el público; por otro, con una línea infantil y juvenil que está controlada tanto por su calidad literaria como por el valor pedagógico.
En todos nuestros actos hay una actitud que buscamos siempre preservar; ante la duda del visitante invitarlo a que, sin compromiso, coja el libro que le haya llamado la atención y comience a leerlo ahí mismo y ya decida si quiere o no continuar.
ENLACES RELACIONADOS;
www.quieroeselibro.es
Ver anteriores artículos de
Profesor de Educación Secundaria y Bachillerato
ARTÍCULOS ANTERIORES:
- Ediciones Rilke, apuesta firme por la poesía
- Navona Editorial, calidad y diversidad de géneros
- Unaria Ediciones, poesía, literatura infantil y juvenil
- Libros de seda: novela, ensayo y literatura juvenil
- Literarte, una apuesta por los escritores noveles y por nuevos lectores
- Sargantana, un grupo editorial que apuesta por la variedad y la innovación