Las sillas alineadas en espera de nadie, las ventanas selladas sin resquicio de luz, todo se había cerrado sobre mismo, cuando cruzaba la mirada a las aulas calladas, sin alumnos. Un año interminable para los estudiantes mayores sitiados en sus propias casas.

Una reflexión, se desliza en nosotros después del año y medio de pandemia, la sensación que el tiempo se nos ha escapado y necesitamos recobrarlo para revivirlo. La realidad es una escalera que no sube ni baja, hemos aprendido que hoy vivimos el hoy y mañana será otro día.

Ante esta tormenta casi perfecta ha sobrevivido un islote, al batir de las olas y a las crecientes marea, hablamos del Aula Permanente de Formación Abierta (APFA) conocida como Aula Universitaria de Mayores de la Universidad de Granada (UGR) que, con sus clases abiertas, ha significado un gesto vivo, unas alas de evasión, donde profesores y alumnos han compartido horas de docencia en un mundo virtual menos sórdido.

De aquel sueño nacido en 1994, la veterana Aula (APFA), sigue navegando contra vientos y mareas, con un programa universitario para mayores, cuidado y perfeccionado, que mejora las capacidades personales y sociales de los alumnos, con una doble intención, formativa y de atención social solidaria.

La Directora del APFA, María de Carmen García Garnica, que, junto con su equipo de Dirección, han afrontado con valentía, inteligencia y flexibilidad, la adaptación del programa universitario a las circunstancias especiales de la pandemia. Aprovechamos el momento oportuno para que, nos relate las vicisitudes del curso finalizado y las perspectivas de futuro.

Quedamos citados en una de las joyas arquitectónica y de solera de la UGR, la Facultad de Derecho. Un marco incorporable con acceso al jardín botánico, en la actualidad pletórico en un estallido de primavera. Mª Carmen, llegó, con un paso ágil, propio de su energía joven, su melena ligera agitada se perdía en el aire, resaltaban sus ojos oscuros avellanos y su sonrisa reposada oculta tras la mascarilla. Una mujer, que emana simpatía en su trato cercano, dotada de una inteligencia clara y comprometida con los universitarios mayores en el APFA.

María del Carmen García Garnica. casada y madre de dos hijas. Desde 2012, catedrática de Derecho Civil de la Universidad de Granada. Su trayectoria docente e investigadora ha sido objeto de diversos reconocimientos, entre ellos el Premio a la Excelencia Docente otorgado por la UGR y varios premios de investigación, entre los que cabe destacar “La protección jurídica de las personas mayores: un reto para el siglo XXI”.

Desde su incorporación a la Universidad, ha combinado la actividad docente, investigadora y de transferencia del conocimiento, con una intensa labor de gestión universitaria. Pero de todas las responsabilidades, me comenta: que la más gratificante a nivel personal es la Dirección del Aula Permanente de Formación Abierta, que desempeña desde el año 2015. Un centro dependiente del Vicerrectorado de Extensión Universitaria y Patrimonio de la UGR, específicamente dedicado a las personas mayores de cincuenta años, con sede en Granada, Baza, Guadix, Motril y en las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla.

Rafael Reche. En primer lugar, felicitarla como Directora del Aula (APFA) y al equipo de Dirección, por la gestión acertada de adaptación del Programa Universitario de Mayores (PUM) en Granada y sus sedes, durante la pandemia del COVID 19. ¿Cómo afrontaron el curso, ante el cierre de la Universidad por el estado de alarma con estudiantes de alto riesgo por la edad?

María del Carmen García Garnica. La primera semana de marzo, al ver que las cifras de contagios se disparaban y dado que buena parte de nuestro alumnado, y también de nuestro profesorado, eran grupo de riesgo, el Aula fue el primer centro de la Universidad de Granada que interrumpió su actividad presencial. No fue una decisión fácil, porque en ese momento aún había muchas incertidumbres sobre el alcance de la situación. Pero, la declaración del estado de alarma unos días más tarde, confirmó que habíamos hecho lo correcto. Eso sí, la sensación fue como la de un apagón o un frenazo en seco en medio de un curso que, hasta ese momento, discurría con toda normalidad y lleno de proyectos. Por citar algunos de los que quedaron en el aire, y que recuperaremos tan pronto como lo permitan las circunstancias, estábamos ultimando los preparativos de un encuentro de todas las sedes del Aula en Ceuta, para el mes de abril; o unas Jornadas donde el teatro, la pintura y la música se aunaban en torno a la figura de Lorca, con nuestros alumnos y alumnas como protagonistas.  A partir de ahí, ha sido una etapa agridulce. Ha habido momentos muy tristes, ya que se nos han ido personas muy queridas en el Aula, sin que pudiéramos acompañar y consolar en persona a sus familiares y amigos. Pero también nos hemos reinventado todos, el profesorado y el alumnado, para sacar lo mejor de esta situación, sobre todo, cuando fuimos conscientes de que el curso iba a terminar antes que el confinamiento domiciliario.

R. R. ¿Cómo influyó en las matriculas, el miedo al contagio?

M.C.G. Tras años consecutivos creciendo en número de matriculados, tal y como esperábamos, el temor a la pandemia se ha reflejado en un descenso importante de matrículas. Pero, nuestro reto para este curso no era mantener o aumentar el número de matriculados; aunque lógicamente nos habría encantado. Nuestro objetivo era no detenernos.  Es cierto que el Aula de mayores es un proyecto de la Universidad de Granada muy consolidado, que ya tiene 27 años de historia. Pero, no creo en las inercias y, por eso, estoy convencida de que un año sin docencia habría supuesto un gran daño para este proyecto que no solo es académico, sino también social. Además, precisamente por esto último, me parecía más importante, si cabe, que ningún otro año, estar cerca de nuestros alumnos y ofrecerles una vía de escape a una situación que ha sido especialmente dura para el colectivo de las personas mayores.

R.R. En la actualidad, valoramos el éxito de las clases on line. ¿Cómo se obró el milagro, para que profesores y alumnos rompieran en corto plazo la brecha digital?

M.C.G. En un primer momento nos limitamos a suspender nuestras actividades. Pero, cuando el Gobierno amplió el confinamiento domiciliario hasta final de curso, decidimos retomar las actividades del Aula de la única forma que era posible, en formato digital. Además, decidimos hacerlo con emisiones en directo, para que nuestro alumnado pudiera participar activamente, convencidos de que era fundamental darle la oportunidad en esos meses de olvidarse de la pandemia, aunque fuera solo por un rato cada tarde, y de sentirse acompañados y conectados, a pesar del confinamiento.  Aunque hubo entonces muchos escépticos, como lo demuestra el hecho de que haya Universidades que aún no han retomado su programación para mayores, nuestros estudiantes rompieron la brecha digital prácticamente de la noche a la mañana.

El milagro lo obraron, en mi opinión, dos factores fundamentales: de un lado, el excepcional profesorado del Aula, al que desde aquí le expreso mi más sincero agradecimiento y reconocimiento por su dedicación y gran labor; y, de otro, y no menos importante, las ganas de seguir activos y conectados que tenían nuestros mayores, que son todo un ejemplo de motivación y capacidad de adaptación.  A partir de ahí nuestros alumnos no han dejado de sorprendernos: on line, han organizado exposiciones de pintura o fotografía; han participado en encuentros nacionales e, incluso, internacionales; en webinars; se han llegado a conectar en clase desde el hospital y a menudo tras las clases han seguido conectados, logrando a través de sus pantallas esquivar el distanciamiento social impuesto por las medidas sanitarias. Entre todos los que integramos el Aula Permanente fuimos capaces de convertir una crisis en una oportunidad. Y es un orgullo que ese esfuerzo colectivo haya sido reconocido con el Premio del Consejo Social “a la actividad formativa impartida por la Universidad de Granada en modalidad on-line que se distinga especialmente por su desarrollo” en el año 2020. Un premio que corresponde a cada uno de nuestros profesores y de nuestros alumnos y alumnas.

R. R. En pleno verano la Junta de Andalucía, suspendió la financiación de las Universidades de Mayores de Andalucía. ¿Cómo se afrontó este reto, prejudicial para el Programa Universitario?

M.C.G. Este fue otro de los grandes sobresaltos que nos dio el 2020. Sin previo aviso y con el curso actual ya programado y ofertado, a finales del mes de julio nos enteramos por el BOJA de la decisión de la Junta de Andalucía de suprimir la financiación que anualmente destinaba a los Programas Universitarios de Mayores. Desde ese instante y hasta el comienzo de curso, hicimos cuantas gestiones estuvieron en nuestra mano a nivel institucional para revertir esa decisión, con el apoyo de nuestros estudiantes y toda una serie de instituciones y grupos parlamentarios, pero no se logró para este curso. No obstante, la Junta de Andalucía comunicó por escrito su compromiso de recuperar esta subvención.  Confío en que así sea, porque, aunque a nadie se le escapa que estamos atravesando una situación sin precedentes y con un grave impacto económico (no solo sanitario), estamos hablando de una subvención de una cuantía muy pequeña, con la que se hace una gran labor; y de un momento en el que no debe escatimarse el apoyo público a ninguna actividad que redunde en beneficio del colectivo de las personas mayores, que ha sido uno de los que más directamente ha sufrido las consecuencias de la pandemia.

R.R. Contamos con el Programa Universitario de Mayores más completo y variado del universo de Aulas de mayores ¿Qué lo hace atractivo a los estudiantes mayores y cuál es grado de satisfacción?

M.C.G. No sé si es el más completo, pero sí que es un programa muy pensado y preparado con mucho esmero. Procuramos que haya materias de todas las ramas de conocimiento; abordar temas que, en el contenido y en la forma, sean lo más atractivos e interesantes posibles para nuestro alumnado; y, especialmente, procurar su participación activa en nuestras actividades.  Por otro lado, no podemos olvidar que contamos con el alumnado con más experiencia acumulada de toda la Universidad. Por ello, damos mucha relevancia a su opinión. De modo que, en lugar de examinar a nuestros matriculados, son ellos los que examinan cada asignatura, y sus observaciones y sugerencias nos ayudan a mejorar la oferta de cada año.  Que la valoración de nuestra programación es muy positiva, lo prueba el hecho de que la gran mayoría de las personas matriculadas en el Aula la han conocido por recomendación de otros compañeros.  Seguiremos esforzándonos por que siga siendo así.

R.R. Desde su punto de vista de Directora y docente ¿Qué aportan los mayores a la sociedad?

M.C.G Creo que las personas mayores son el espejo en el que la sociedad y, sobre todo, niños, jóvenes y adolescentes, deberían mirarse, para construir un futuro mejor. En ellas, he encontrado una capacidad de diálogo, tolerancia, superación, motivación, entusiasmo y solidaridad de las que todos tenemos que aprender.

R.R. Hablemos de futuro ¿Cómo se presenta el curso próximo, la gran mayoría de los alumnos añoran las clases presenciales?

M.C.G. Aunque en estos meses nos hemos familiarizado con el entorno digital, y tenemos previsto seguir ofertando algunas actividades en este formato, todos estamos deseando retomar la presencialidad. Con toda la prudencia y todas las medidas de seguridad que sean pertinentes. Así que creo que el próximo mes de octubre podremos reencontrarnos en las aulas. El avance de las vacunaciones y las declaraciones que recientemente hacía el Ministro de Universidades así lo hacen prever.  Por tanto, animo a matricularse en el Aula Permanente a todas las personas con más de 50 años -sin ningún otro requisito académico- que quieran mantenerse activas e incrementar sus conocimientos. Estamos a su disposición en el Espacio V Centenario y a través de nuestra web (https://apfa.ugr.es/).  Muchas gracias Rafael, por esta oportunidad de dar a conocer la labor del Aula.

Le transmito el agradecimiento a la Directora por su trabajo y gestión frente al Aula, y las gracias por la entrevista.

Leer más artículos de
Rafael Reche Silva, alumno del APFA
y miembro de la JD de la Asociación
de estudiantes mayores, ALUMA.
Premiado en Relatos Cortos en los concursos
de asociaciones de mayores de las Universidades
de Granada, Alcalá de Henares, Asturias y Melilla.

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