Y al dar la vuelta a la hoja del calendario, nos sorprende un mes de junio muy peculiar que no tiene nada que ver con los anteriores. El calor habla en voz alta y nos sofoca con temperaturas de verano, mientras las mascarillas siguen dejándonos sin rostro, el curso universitario toca a su fin y te liberas de las celdas virtuales de las pantallas del ordenador, el calor ha derretido las conexiones on line y poco a poco, con las vacunaciones los caminos de la normalidad se reajustan y se adaptan, me inyecto unas dosis de confianza para pasar las vacaciones veraniegas, espero con optimismo que en estos meses la madeja enredada de los coronavirus se deshaga y nos aventuramos a un otoño de revivir las clases presenciales, descongelar los viajes al extranjero y nacionales, limpiar de polvo la maleta olvidada en el trastero.

Este mes sin actividades universitarias y escasas de la asociación, el monologo me acecha a cada paso, con sus signos de interrogación y los recordatorios de aquellos meses de junio de ajetreo entre comidas, clausuras academias, celebraciones de fin del curso, el trasiego de aviones y autobuses en los recorridos por la vieja Europa, los besos y abrazos de los adioses.

¡Oh vida por vivir! Necesitamos recuperar tanto espacio perdido, resarcirse de este naufragio oxidado de tanta duración. Encuentro la receta apropiada, que encauce el instante, romper esta red de silencios con unas voces siempre viva entre acordes que le daba color y entusiasmo al Aula Universitaria y a las Asociaciones de estudiantes mayores sobre todo al finalizar el curso. Llenar una aérea en blanco, volver a sentir el imán del Coro que alce sus canticos al aire liberado.

Y al darle la vuelta al recuerdo, la alegría se refleja en mi rostro, del tiempo vivido y compartidos con los compañeros del coro donde todos esculpidos del negro elegante, cada uno inmóvil en su cuerda, ordenados y equidistantes de la figura central del director. Las gargantas cerradas en un silencio pausado ante una sala colmada de miradas expectantes. Ante un gesto vivo en el aire del Director, la sinfonía de voces brota de los labios y navega en el espacio virgen. Las palabras escritas en la partitura se convierten en materia vibrante, en música de un Coro que canta con el alma.

La experiencia en el Coro, crece poderosa en cada componente, se proyecta en una sensación gratificante, aprendes a valorar el mérito y el trabajo de preparación en equipo junto con un conjunto de hombres y mujeres, estudiantes mayores, para interpretar un repertorio de canciones de todos los tiempos, de todas las culturas.

Es curioso como di el salto al vacío, para incorporarme a la Coral vencer la timidez innata que te impide dar el paso a cantar en público, cierto que dentro de mi latía una congregación de sentimientos y deseos, en contrapartida ninguna experiencia previa en canto, lo más cercano las canciones militares a coro que aliviaban la fatiga de las duras marchas a pie y los coros gaditanos de carnaval que me convirtieron en un forofo.

El milagro ocurrió, aquella noche en Oporto, cuando como un mero espectador me quedé estremecido de asombro y admiración, en el recital de Coros Universitarios de Mayores portugueses y donde participaba el Coro del Aula Permanente de Formación Abierta de la Universidad de Granada, todo ello, dentro del programa organizado por la Asociación ALUMA en las primeras Jornadas Interuniversitarias en Oporto junto con nuestros compañeros portugueses, corría el año 2015

El flujo de sonidos nacidos de las gargantas de los estudiantes mayores, borraban las fronteras de países y las voces hablaban el mismo lenguaje musical. En el curso siguiente, cumplí mi deseo y me matriculé en la asignatura Práctica coral del lenguaje música con el excelente y carismático profesor /director del Coro, Pedro Pérez Hinojosa. En los siguientes años el Coro vive una etapa dorada, con la participación internacional en la Jornadas universitarias en el teatro de la ciudad italiana de Alessandria 2016 y ante los estudiantes mayores franceses de la Universidad de la Tercera Edad de Toulouse 2017.

Los Coros se han convertido en una marca de identidad de las Universidades y Aula de Mayores, con sus letras alegres o sobrias, extraídas del folclore popular o del estilo clásico.

Todos vamos cayendo cada día, pero la sabia naturaleza nos conserva la voz joven. Tenores, Sopranos, Contraltos y Bajos. Todos son importantes, todos necesarios dentro del universo de la partitura, hombres y mujeres situados según su timbre de voz.

Sopranos: las mujeres con la voz más aguda del coro, tienen un timbre claro y brillante y suelen llevar la melodía.

Tenores: los hombres con voz más aguda, redonda y timbrada que alcanza notas altas.

Contraltos: las mujeres con la voz más grave; su timbre es más oscuro y cálido que el de una soprano, por lo que alcanzan las notas más bajas.

Bajos: Los hombres con voz más grave, su timbre es muy oscuro y suelen llevar el ritmo en varias canciones.

La pieza clave de este tablero musical, la encontramos en el Director, su función no consiste sólo en mover las manos delante de un grupo de gente que canta. Él, selecciona el repertorio de canciones, enseña cómo deben cantarse y procurar que se canten como él quiere. Durante un concierto, lleva el ritmo y la velocidad de interpretación para que todos los cantantes estén coordinados y se apoya en la expresión facial para contribuir a una mayor expresividad de las piezas.

Un coro es bueno si tiene un buen director, en este caso contamos con la calidad y experiencia del profesor Pedro Pérez Hinojosa. En mi esfera personal, reconozco el mérito como docente, buena persona y paciencia infinita para integrarme como Bajo del Coro del Aula.

En este mundo disperso y multi color de las Universidades de Mayores en España y en el resto de países, podemos afirmar que un Coro de alumnos mayores es un símbolo representativo de la propia entidad, en algunos casos no están integrados como una materia académica y asumen sus competencias las propias asociaciones de estudiantes.

A pesar que la pandemia del Covid ha vuelto más oscura la vida, el Coro del Aula (APFA), no ha permanecido en silencio, ha roto la inercia de la pasividad activando los ensayos on line a través las pantallas del ordenador.

Cerramos una etapa, concluimos un curso y sobre los arcos abovedados y pilares del Hospital Real sede del Rectorado de la Universidad de Granada sonaran las voces del Coro cantando el himno del “Gaudeamus Igitur”, en el acto de clausura.

He de reconocer que el Coro no es una clase cualquiera, los ensayos, su complejidad y la identificación en la puesta en común, genera unos vínculos de hermandad y amistad entre todos los componentes del Coro.

Leer más artículos de
Rafael Reche Silva, alumno del APFA
y miembro de la JD de la Asociación
de estudiantes mayores, ALUMA.
Premiado en Relatos Cortos en los concursos
de asociaciones de mayores de las Universidades
de Granada, Alcalá de Henares, Asturias y Melilla.

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