Picos de luz, se abren entre las nubes. En la tarde donde surge un diálogo de transparencia entre el cielo nublado y las sombras de lluvia. Las predicciones meteorológicas del tiempo en Granada, en la tarde-noche aquieta la precipitación. Lo conocido–desconocido, no nos pilla de sorpresa, a estas alturas de la vida, ya no fascina, tampoco nos desconcierta, sin duda hemos ganado capacidad de adaptación. El agua no mojará nuestras perspectivas de celebración.
Sostengo mi mirada arriba, cuando un avión traza su larga línea blanca, pienso que no hay marcha atrás, los vuelos son una realidad, un indicador de que el futuro sigue adelante.
El mundo lleva más de un año revuelto y nos encontramos que el clima siempre rebelde, nos intimida, y una parte de nuestro ser se revela ante la incertidumbre. Las nubes flotan a la deriva, nos amenazan en desordenar una velada tan deseada y tan esperada por todos los universitarios.
La cita de la cena de fin de curso se llama el reencuentro, ¡Que vocablo tan cautivador!, Regresar siempre. Siempre el retorno es una poderosa fuerza que como un imán nos atrae a volver a nuestro centro, al compañerismo compartido, a recuperar la hermandad difuminada por el largo periodo de pandemia, donde las reuniones y comidas de grupo quedaron deshabilitada. Con esta convocatoria regresamos a la casilla de salida, a colocarnos el vestido de fiesta, a seleccionar el traje cansado de esperar en el armario, y a estrenar nuestros ojos resplandecientes de ilusión con la chispa de la libertad recuperada.
Buscamos una fecha viva, buscamos un atardecer plácido, buscamos un lugar con encanto y buscamos la luz envuelta en los verdes de los jardines, el azul de la piscina con sus delfines saltando alegres en las esquinas, de su cabezas pequeñas y hocico en forma de pato fluyen claros chorros de agua.
Y la gloria llegó, y se tornó realidad, el 17 de junio 2021, en un camino hecho a mano y madurado por los años, la antigua carretera de Málaga, en un costado se asienta el Hotel Camino de Granada, en sus espacios abiertos, emana la calma, deslumbra su decoración cuidada, un paraje vestido de color, de paredes de cascadas de agua continua, de jardín vertical en un oasis de palmeras, de salones encantados por su luz. Las miradas cubren este paraíso dentro de otro paraíso como es Granada.
La asociación de alumnos mayores ALUMA, en su XXV aniversario desde su fundación resiste y sobrevive a los avatares de la vida universitaria de Granada, pero nunca había sufrido de cerca esta muerte enmascarada que ha penetrado en todos los ámbitos de sociedad mundial y ante tanta desdicha, en un claro, en un respiro, con el 100% de sus socios y acompañantes vacunados, apostó por celebrar la cena universitaria de fin de una etapa, de un ciclo, con la elegancia que nos ha marcado nuestra tradición y las limitaciones impuestas por las autoridades (Mesas de diez personas y cierre a las 12 de la noche).
Los mayores de juventud acumulada respondieron a la llamada con una explosión de entusiasmo. La buena acogida que manifestaron los estudiantes sobrepasó las expectativas iniciales de la Junta Directiva de ALUMA, se convirtió en una ración de satisfacción y la esperanza de recobrar nuestra herencia arrebatada.
Cada mesa circular vestida de dorado y blanco con su cortejo de vajilla y cubertería daba su toque de distinción a una celebración con clase, en el centro la fina copa de cristal colmada de flores daba la bienvenida con el nombre de un pueblo de la Alpujarra.
A las ocho de la tarde, una hora inusual para el español y tradicional en el resto de Europa, se rompió el silencio que se esparcía en olas por la piscina y su entorno, comenzó el coctel de bienvenida. Unos y otros se acercan y se saludan, pero esta vez, anidan las dudas de los nombres. Hay una pregunta sin revés, ¿Quién eres? Y le miras a los ojos porque cada uno tiene su mirada, y en un instante inmenso te vuelves a preguntar en tu interior ¿Será o no será?, la vacilación te anega la memoria, la mascarilla ha creado una ambigua imagen del rostro, unido a un año vacío sin contacto personal. Ya no quieres alargar la agonía de la incertidumbre y con afecto le dices ¿Quién eres? Y oyes su voz identificativa ¿Pero ¿quién voy a ser? Acto seguido la claridad del rostro vuelve al descubrirse de la mascarilla y las sonrisas entrelazadas se hacen una realidad.
Como náufragos rescatados se vivió la inmensa alegría del reencuentro. Emergió de cada uno la espontaneidad de los abrazos, los codos, los puños e incluso estrechar las manos. El mundo reverdece si sonríes y esta tarde para los asistentes, el mundo cambió y se cerró un periodo.
Las personas son el alimento de las personas y se acabaron los aislamientos, se acabaron las horas de soledad, queda abierta la comunicación y en esta ocasión se abolió la distancia y todos los asistentes conversamos con todos, en un universo de hermandad en una gran familia que forma el Aula Permanente de Formación Abierta de la Universidad de Granada: los nuevos y veteranos, los estudiantes del Primer Ciclo y Segundo Ciclo, los alumnos y los exalumnos, las parejas y amigos ….
Me toca desplegar el manto de agradecimiento por su asistencia, a nuestra Directora del APFA, María del Carmen García Garnica, Subdirector del APFA Juan Antonio Maldonado Jurado, a los miembros de la asociación OFECUM, José Luis Font y Dori Hernández.
Al Presidente del ALUMA, José Rodríguez Sánchez por convertir un sueño en una realidad en esta Cena de Reencuentro.
Sobre todo, la gratitud a los 75 compañeros universitarios que compartirnos mesa, mantel, fotografías, risas y anécdotas, gracias por despertarnos ese corazón aletargado tanto tiempo. Nos vemos en la próxima.
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Rafael Reche Silva, alumno del APFA
y miembro de la JD de la Asociación
de estudiantes mayores, ALUMA.
Premiado en Relatos Cortos en los concursos
de asociaciones de mayores de las Universidades
de Granada, Alcalá de Henares, Asturias y Melilla.
Comentarios
6 respuestas a «Rafael Reche: «Una cena universitaria de fin de curso, con encanto»»
Rafa, eres único describiendo tan emotivamente y tan precioso , el encuentro de tantos compañeros en la comida de despedida. Que envidia me das!
Pero a veces los problemas de la casa se complican y no puedes dejarlos…¡ Cuanto os hecho en falta!
Un abrazo enorme Rafa!!!
Que bien lo escribes, como un cuento de hadas. La verdad es que tuvo que ser emocionante el encuentro con este tiempo que estamos llevando. Me alegro que todo fuera bien. A ver si la próxima nos viéramos. Se echa de menos mucha gente que se conoce pues son más de 15 años. Un abrazo
Antonio tu que eres un veterano con solera en el Aula, esta vez te pusimos falta en la cena. Te esperamos en la próxima.
Encarnita siempre atenta y tan amable, gracias por tus palabras, hemos compartidos horas de pintura donde nació la amistad. Siempre te echamos de menos en las reuniones, pero tus circunstancias personales te lo impiden
Nuestro buen y virtuoso amigo Rafa ha hecho una magnífica descripción de como se debe poner la guinda al pastel de un curso que, debido a la pandemia, ha sido extraño pero que con mucho encanto los alumnos han sabido rematar y Rafa presentar. Enhorabuena.
Gracias Diego por tu constancia como lector. Que disfrutes de un buen verano en esa ciudad en comun como Cádiz.