Aromas del Laurel (13): «Una escritora desconocida de origen zubiense: Doña Carmen Espejo Valverde»

La capacidad investigadora de la profesora Amelina Correa de la Universidad de Granada no conoce freno y recientemente ha sacado a la luz a una escritora del siglo XIX, prácticamente desconocida, y a la que ha dedicado ya varios artículos. Desde el CEI Al –Zawiya queremos reivindicar igualmente a esta poetisa por su enorme vinculación con la población de La Zubia.

Se trata de doña Carmen Espejo Valverde, sobre la que todavía hay mucho que investigar y conocer. Nació en el Puerto de Santa María (Cádiz) en 1837 y falleció muy joven, en 1867, en Madrid. Pero su familia era originaria de La Zubia. Su padre, don Antonio Espejo y Dueñas, nació el 1 de julio de 1806 en La Zubia, y era empleado de Hacienda. Habría que conocer su expediente personal en dicha institución que seguramente explique su paso por el Puerto de Santa María, donde se casó y tuvo sus dos primeros hijos (entre ellos su primogénita Carmen), y cómo sus dos últimos hijos nacieron en Sevilla.

Partida de bautismo de don Antonio Espejo y Dueñas. Fuente: Archivo Parroquial de La Zubia. Libro 18, fol. 69r

La familia Espejo de Alhama, ha sido estudiada por el investigador Antonio Espejo Zamora, aunque sobre la rama zubiense se conocen menos datos. El primero en instalarse en La Zubia fue don Antonio Luis de Espejo y Guzmán (n. 1705), que, oriundo de La Malahá, se casó en La Zubia donde formó su familia. Su hijo don Bernardo Antonio de Espejo y Guzmán (n. La Zubia, 1722) fue regidor perpetuo y además Alférez Mayor en la localidad desde 1759. Esta vocación militar se transmitió a su hijo don Miguel Florencio de Espejo (n. La Zubia, 1757) que escogió igualmente la vida militar. También debió influir en ello que el padrino de bautismo de Miguel fuese don Florencio Romero, teniente de navío y capitán de la Real Armada, que entonces residía en Granada. Don Miguel (Florencio, como su padrino) empezó siendo cadete en el regimiento de infantería de Granada, ascendiendo a capitán y jubilándose como comandante. Participó junto a su regimiento en las salidas militares a Málaga, Antequera, al campo de Gibraltar e incluso a Cataluña y al Rosellón, es decir en los conflictos de la época. De estas andanzas debió provenir su matrimonio con doña Juana Dueñas Velasco, natural de Málaga, aunque don Miguel regresó siempre a la Zubia donde residió la familia y donde nacieron sus hijos, entre ellos el ya citado don Antonio de Espejo y Dueñas, padre de nuestra escritora.

Árbol genealógico de doña Carmen Espejo Valverde. Elaboración propia

Poco o nada sabemos de Carmen en su primera infancia y juventud, y sólo a partir de la década de 1860 se está al tanto de su integración en los circuitos literarios granadinos. Se conocen algunas poesías que editó en varias publicaciones de la época, como en el periódico El Liceo Granadino: Semanario de Ciencias, Literatura y Artes, que fue el órgano de expresión de una institución granadina muy famosa en esa época. En este diario también escribirán otros vates locales como Enriqueta Lozano, Rogelia León, Dolores Arráez, o Eduarda Moreno. Pero además Carmen Espejo se relacionará en esta época con Pedo Antonio de Alarcón, o Antonio J. Afán de Ribera, importantes escritores ya consagrados en la época. De este año, 1860, es el único retrato conocido de la escritora, donde aparece ataviada con traje de montar y fusta en mano, y que es la foto de portada de este artículo, publicado en uno de los trabajos de la profesora Correa, concretamente el titulado “Ahora vemos por espejo, en oscuridad; mas entonces veremos cara a cara”. Reconstruyendo la trayectoria de la escritora decimonónica Carmen Espejo Valverde (1837?-1867), en Dicenda. Cuadernos de Filología Hispánica, nº 36, pp. 143-166.

Portada de El Liceo Granadino, de 7 de mayo de 1860, con la indicación de los redactores, donde se menciona a Carmen Espejo. Fuente: Biblioteca Virtual de Andalucía

En 1862 se produce para La Zubia un feliz acontecimiento, la visita de la reina Isabel II, que vino a conocer su recién adquirida propiedad de “La Huerta del Laurel”, antiguo convento franciscano de San Luis el Real, que la hacienda regia había adquirido pocos años antes. Tuvo especial interés para doña Carmen esta visita, pues ella misma entregó a la reina unas octavas reales para ella dedicadas bajo el título de “El Laurel de la Reina”, que todavía se conservan en la Biblioteca de Palacio. Así lo recogieron las crónicas de la época.

Presencia de Carmen Espejo junto a Isabel II en su visita a La Zubia. Fuente: PONGILIONI, Aristides e HIDALGO, Francisco de Paula. Crónica del viaje de SS.MM. y AA.RR. a las provincias de Andalucía en 1862. Cádiz: Eduardo Gautier, editor, 1863, p. 393

También le fueron ofrecidos a los reyes varios ejemplares de una Oda, más extensa, que el importante jurista y también poeta, don Nicolás del Paso y Delgado, había escrito con el mismo título y dedicada al mismo suceso. La oda fue publicada en la imprenta de los Ventura Sabatel, y hoy se encentra digitalizada en la Biblioteca Digital Hispánica, donde podemos consultarla. También se conservan dos ejemplares en la Biblioteca de Palacio, con la particularidad de que en ellos se conservan sendas hojas de laurel, seguramente las hojas recogidas por la propia reina, tal y como describieron las crónicas de la época.

Ejemplares de la Oda al Laurel de la Reina de Nicolás del Paso y Delgado, conservados en la Biblioteca de Palacio. Fuente: Biblioteca Real de Palacio. Elaboración propia.
Crónica donde se afirma que la propia reina Isabel II cogió algunas hojas del Laurel de La Zubia. Fuente: TUBINO, Francisco M. La corte en Sevilla. Crónica del viaje de SS.MM. y AA.RR. á las provincias andaluzas en 1862. Sevilla: Imp. de la Andalucía, 1862, p. 366

En los años siguientes, y a partir de 1863, Carmen Espejo aparece domiciliada en Madrid, donde contraería matrimonio. Allí continuó con su labor escritora, y cercana a la casa real. En 1864, la prensa granadina recogía orgullosa sus éxitos en la corte. Esta vez dedicada su obra a la hija mayor de la reina Isabel II, la infanta Isabel (1851-1931), más tarde conocida popularmente como La Chata; y de 1865 datan otras poesías laudatorias dedicadas a la reina Isabel II, igualmente conservadas en la Biblioteca de Palacio.

Diario La Alhambra, de 15 de mayo de 1865 donde se recoge la noticia de la recepción real a Carmen Espejo. Fuente: Biblioteca Virtual de Andalucía.
Búsqueda en la Biblioteca de Palacio, donde se aprecian las obras de conservadas de Carmen Espejo, allí custodiadas. Fuente: Biblioteca Real de Palacio. Elaboración propia

En Madrid, doña Carmen Espejo contraería matrimonio. El año fue 1866 y el elegido don Antonio María Píñar y Fonseca, nacido en Palma de Mallorca en 1836, y empleado como administrador de la Casa Ducal de Medinaceli. El apellido tampoco es extraño para los vecinos de La Zubia, todavía lo llevan muchas familias de la localidad. Efectivamente, aunque el novio había nacido en Palma, porque de allí era su madre, su padre era de Granada, de la familia Píñar o Fernández de Píñar oriunda de La Zubia. Esta rama de la familia ennoblecida había mudado su domicilio a Granada capital, aunque seguía conservando sus extensas propiedades en La Zubia. El bisabuelo del novio llegó a ser caballero veinticuatro (cargo equiparable a concejal) del Ayuntamiento granadino, casando a sus hijos con importantes familias asegurándose así su porvenir. Entre sus nietos se contaron no sólo a doña Carmen Espejo, sino también al VI Marqués de Monteflorido, don Carlos Píñar y Pickman (1866-1972), sevillano y descendiente igualmente de los Pickman, de la fábrica de la Cartuja de Sevilla.

Árbol genealógico de don Antonio Píñar y Fonseca. Fuente: Elaboración propia.

Lamentablemente, del matrimonio entre Carmen Espejo y Antonio Píñar nacería una sola hija, llamada como su madre, Carmen Píñar y Espejo. La prematura muerte de su madre, con apenas treinta años (murió tres días antes de su cumpleaños) la dejó huérfana, quedando para su cuidado una niñera con la que después casaría su padre. La escritura murió repentinamente apenas un año después de haber contraído matrimonio (de hecho no llegó a cumplir su primer aniversario) a consecuencia de una meningitis, el día 5 de noviembre de 1867.

Afortunadamente para nosotros, sus familiares y amigos cuidaron su producción literaria que dejó inédita, y continuaron publicando sus obras durante los años siguientes, especialmente en publicaciones de la ciudad de Granada. Así por ejemplo, en 1874 salieron a la luz diversos escritos de la autora, tanto en verso como en prosa, como “La condesa de Alcaudete” en el diario El Genil.

Primeros versos de La condesa de Alcaudete, por Carmen Espejo Valverde, en el diario Genil, de 28 de febrero de 1874. Fuente: Biblioteca Virtual de Andalucía

Pero será el esposo de su hija, don Antonio Serra Morant (1866 – 1939) quien, a partir de 1901, se encargó de dar a conocer la obra de la suegra a la que nunca conoció. Antonio nacido en Alicante tuvo una importante carrera en la judicatura siendo relator y Secretario de la Audiencia de Granada, hasta ascender y llegar a ser Secretario de la Sala de lo contencioso-administrativo del Tribunal Supremo. Además, fue autor de un alegato pacifista titulado “La casa de la Paz”, de enorme éxito en la época, que le llevó a ser nominado hasta en cuatro ocasiones con el Premio Nobel de la Paz.

Esta campaña de recuperación de la obra de Carmen Espejo se inició en los diarios granadinos como El Defensor de Granada o El Triunfo, donde publicó distintos artículos dedicados a la escritora granadina y su defensa; y continuó con la edición de una obra titulada “Obras literarias de la malograda poetisa granadina Dª Carmen Espejo Valverde, en la granadina Imprenta de Lorenzo Puchol y Alonso, hoy dificilísima de encontrar, y que aglutina buena parte de la producción literaria de la autora.

Publicación de las obras de Carmen Espejo en el diario El Triunfo, de 22 de octubre de 1901. Fuente: Biblioteca Virtual de Andalucía

Pero será el propio Antonio Serra quien escribirá unas breves notas biográficas de la madre de su esposa, para dar a conocer su obra, que aparecerán publicadas en el Defensor de Granada.

Inicio de un artículo reivindicativo de la figura de Carmen Espejo, por su yerno Antonio Serra, en El Defensor de Granada, de 25 de mayo de 1901. Fuente: Biblioteca Virtual de Andalucía

La iniciativa caló en la sociedad granadina, y en el mismo diario, que publicaba el orden del día de los plenos municipales, en el ejemplar de febrero de 1902, podemos leer cómo dos concejales elevaban una petición para que una calle de la capital tuviese el nombre de la escritora. Quizás algún día el callejero de La Zubia quiera recordar a esta autora que poco a poco va saliendo de la penumbra.

Fragmento del diario El Defensor de Granada, de 27 de febrero de 1902 con la moción de cambio de nombre de la calle Molinos de la capital granadina. Fuente: Biblioteca Virtual de Andalucía.

Hacia 1911-12, de nuevo Antonio Serra, reivindicó la obra de su suegra, esta vez en la revista alicantina Iris, que ayudó a fundar y donde escribía habitualmente. Estas publicaciones tuvieron de nuevo eco en la prensa local granadina, que renovaba la memoria de Carmen Espejo. Más de cien años después ha sido la profesora Amelina Correa, quien ha investigado ampliamente sobre esta escritora, de origen zubiense y que merece ser recordaba. Desde el CEI Al-Zawiya nos unimos a su reivindicación, como siempre hacemos con todo nuestra historia más o menos oculta y que conviene siempre tener presente.

AROMAS DEL LAUREL:

Un recorrido por la historia de La Zubia.

Alberto Martín Quirantes

Miembro del CEI Al-Zawiya

VER CAPÍTULOS ANTERIORES:

01 La Inquisición en La Zubia
02 Antonio Gala y los Sonetos de La Zubia
03 La Infanta de La Zubia
04 Los cementerios de La Zubia (1ª parte)
05 El órgano de la Iglesia de La Zubia
06 Los cementerios de La Zubia (2º parte)
07 La Huerta Iberos
08 Los cementerios de La Zubia (3ª parte)
09 La ocupación francesa en La Zubia
10 Los cementerios de La Zubia ( y 4º parte)
11 Trogloditas en La Zubia
12 Los mozárabes en La Zubia
13 Una escritora desconocida de origen zubiense: Doña Carmen Espejo Valverde

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