En un artículo publicado en XLSEMANAL por Arturo Pérez-Reverte, y titulado “Degollando a Milady”, el autor criticaba con firmeza a un colegio barcelonés que retiró hasta 200 títulos infantiles de su biblioteca, porque, según la comisión de género de dicho colegio, eran “ejemplares de historias tóxicas” y reproducían roles de género o estereotipos machistas.
Entre los libros retirados figuran clásicos de la categoría de “Caperucita Roja” o “La Bella Durmiente”. La “última imbecilidad” de la “nueva Inquisición”, la llama D. Arturo. Y no le falta razón. Me pregunto si los que hemos aprendido a leer, disfrutando de la literatura con esos cuentos, somos unos malvados machistas. Negar a los niños la lectura de esos admirables textos de Charles Perrault o de los hermanos Grimm, no sólo es una imbecilidad sino una barbaridad. ¿Se atreverán a retirarnos de las bibliotecas títulos como “El Quijote” o “Romeo y Julieta” por generar roles de género? Todo es posible.
El grave error que cometen estos señores es analizar con criterios actuales bellas historias creadas en los siglos XVII, XVIII y XIX. No se combate el machismo enmendándole la plana a la RAE o prohibiendo la lectura de bellos libros que nos han abierto la puerta de la literatura a todos los que amamos ese arte. Se combate educando a los niños en la igualdad desde su más tierna infancia y luchando, diaria y conjuntamente, donde haya que hacerlo, para que las mujeres tengan los mismos derechos que los hombres.
Y mientras sigan prohibiendo la lectura de hermosas obras, yo, como abuelo de varios nietos, seguiré leyendo y comentando con ellos aquellos cuentos clásicos, con los que aprendimos a leer y con los que voló nuestra imaginación. Sería una grave irresponsabilidad cortar las alas de nuestros niños para que ellos no puedan hacerlo. Y que mis palabras sirvan para que esta estúpida moda no se extienda a otros colegios de España.
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docente jubilado