Daniel Morales Escobar: «Franco y sus amigos en las caricaturas de David Low»

En estos días finales de julio se han cumplido ochenta y cinco años del inicio de la Guerra Civil. Y, desgraciadamente, no es un tema cerrado en la sociedad española, que sigue estando dividida, como sus políticos, entre aquellos que consideran que fue necesaria para acabar con una “democracia sin ley” —palabras del actual jefe de la oposición— y los que la entienden como resultado de una planificada insurrección militar y civil contra el orden democrático establecido, que era el de la II República, basado en la Constitución de 1931.

Si viviéramos en otro país, como por ejemplo Italia o Alemania, hace tiempo que habríamos cerrado esta cuestión. Y lo habríamos hecho, sin la menor duda, a favor de la segunda postura, que es la única aceptada hoy en Europa. Pero en España la herencia dejada por el franquismo, que desde el primer momento se esmeró en trucar la historia de lo que realmente pasó, ha llegado casi incólume a nuestros días. De ahí que hasta los dirigentes políticos —que no son otra cosa que los guías de un país—, haciendo gala, además, de una penosa incultura, se atreven todavía a defender lo que unánimemente debería ser rechazado: una atroz dictadura, gestada en un golpe de estado criminal y afianzada exclusivamente por el triunfo en la guerra que le siguió.

Y esa guerra fue posible porque los golpistas contaron inmediatamente con la impagable ayuda de las potencias antes citadas, que en esos momentos eran también dos poderosas dictaduras. Solo gracias a ellas las tropas desleales al gobierno de la república, establecidas las más fieras en nuestro protectorado marroquí, pudieron salvar el Estrecho, volando sobre él en los aviones que Hitler y Mussolini habían enviado a Franco. Es decir, fue un puente aéreo ítalo-germano el que permitió convertir la insurrección fracasada en una guerra que terminaría siendo una victoria rebelde. E igualmente, esa victoria fue posible por el mismo apoyo internacional, el de la Italia fascista y el de la Alemania nazi, fieles a Franco hasta el final de la contienda.

Este artículo va sobre ellos: Franco, Hitler y Mussolini, los tres aliados que ganaron. Porque hace ya unos años descubrí que en la prensa internacional del momento, especialmente en la inglesa, ese trío gozó de una enorme popularidad como personajes de caricatura en los chistes que determinados periódicos publicaban a diario. Fueron muchos y pueden hoy verse y estudiarse la mayoría en el British Cartoon Archive, de la Universidad de Kent, donde cada uno está perfectamente digitalizado y con una somera información sobre los textos, los protagonistas y las circunstancias.

Quiero analizar aquí solo cinco viñetas, todas del mismo autor —el genial dibujante británico David Low— y de los años de nuestra guerra, para mostrar la percepción, divertida pero fuertemente crítica, que tenía de ella y de sus culpables. Advierto que dos fueron ya comentadas en el libro Otra visión de la Historia. España en el humor gráfico y en las ilustraciones de la prensa internacional del siglo XX —al que se puede acceder también digitalmente— en el capítulo que dediqué a La Guerra Civil.

D. Low, “New Spanish Armada”, en el Evening Standard. 17 de agosto de 1936

La primera se publicó en el periódico londinense Evening Standard en una fecha tan temprana como el 17 de agosto de 1936, cuando el conflicto llevaba solo pocas semanas y el objetivo era claramente “conquistar” Madrid. Se titula “New Spanish Armada” y aparece Franco diciendo a los “pilotos extranjeros”, que lo saludan a la manera fascista y que van a tomar parte con sus “aviones extranjeros” en las operaciones sobre la capital, que “no se olviden de hacerle fotografías para su campaña de ‘Terror Rojo’ ”. Curiosamente, y aunque no tenga nada que ver con la viñeta, esa madrugada del 17 al 18, entre Víznar y Alfacar, caía asesinado, ¡víctima del terror que todos sabemos! Federico García Lorca.

La siguiente, también en el Evening Standard, es del 23 de noviembre de 1936, cuando la lucha fratricida llevaba ya unos meses y el grueso de las operaciones militares se había desarrollado contra Madrid. Ese día Franco desistía de su ataque directo a la capital, aunque había llegado incluso a la Ciudad Universitaria, y el frente quedaba momentáneamente estabilizado. Fue su gran fracaso bélico.

D. Low, “Progress of ‘civilization’ in Spain”, en el Evening Standard. 23 de noviembre de 1936

Se titula “Progress of ‘civilización’ in Spain” y vemos en ella a su “excelencia”, bajito, regordete y con las manos negras (¿o son unos guantes?), acompañado por Hitler y Mussolini. Un soldado se dirige a él para informarle del malestar de las tropas moras, que se quejan de que “nuestro comportamiento en esta guerra es poco cristiano”. Por el suelo se reparten los cadáveres y al fondo unos edificios están destruidos.

Está claro que su autor ha querido ya incidir en ese inhumano y genocida proceder de los sublevados, previsto desde que llevaron a cabo la planificación del golpe, como ponen de manifiesto las instrucciones reservadas del general Mola, el bando de guerra dictado por dicho general o, incluso, la entrevista que Franco concedió, todavía en Tetuán, al periodista norteamericano Jay Allen.

D. Low, “Recognition”, en el Evening Standard. 16 de diciembre de 1936

La tercera imagen, “Recognition”, es de solo unos días más tarde. Exactamente, se publicó en el Standard el 16 de diciembre de 1936. Aparecen Mussolini y Franco fundidos en un cariñoso abrazo mientras Anthony Eden, ministro inglés de Exteriores, tapa su vista con la mano y Hitler, en cambio, al que se ve esquinado, sonríe feliz y porta un ramo de flores para la pareja.

En el texto se alude a cuestiones concretas de las relaciones entre Italia y Reino Unido; particularmente, a la espinosa cuestión de Abisinia (Etiopía), atacada por Mussolini ese mismo año. Pero de mayor interés para nosotros son las palabras en las chaquetas de los abrazados. En la del italiano, bajo la pistolera, se lee “Keys to the Mediterranean”, es decir, las llaves del Mediterráneo. En la de Franco, también junto al arma, “Fascist Bloc”, o lo que es lo mismo, Bloque Fascista.

D. Low, “Celebration Dinner”, en Low Again. 23 de diciembre de 1937

Un año después, la víspera de Navidad del 37, publica Low la siguiente viñeta que quiero comentar. Cuatro figuras se disponen a cenar delante de una desvencijada caseta, que es el “Hotel Victory”. Son, altivos, Hitler, Mussolini y, quizás, el primer ministro japonés, Fumimaro Konoe, o un general de este mismo país. Franco, más pequeño, aparece de espaldas, pero participando por igual. El menú está lleno de referencias a los héroes, al triunfo y a las conquistas, mientras en el texto de la esquina inferior las alusiones son a Madrid, Abisinia y China, es decir, los escenarios bélicos en esos momentos, tras las violentas agresiones llevadas a cabo por los políticos caricaturizados.

D. Low, “Honest, mister, there’s nobody here but us spaniards”, en el Evening Standard, 22 de febrero de 1939

Por último, el 22 de febrero de 1939, cuando la guerra está a pocas semanas de su final, el Standard publica un nuevo dibujo de Low, alusivo a la situación internacional de España. En “Honest, mister, there’s nobody here but us spaniards” Hitler y Mussolini, españolizados a base de guitarra y castañuelas, acompañan al bajito Franco ante los primeros ministros de Francia y Reino Unido, Daladier y Chamberlain respectivamente, que aparecen a la izquierda. La ridiculez de Franco se acentúa por el casco vikingo y la corona de laurel de la cabeza, la guirnalda del cuello y la flor de su mano, porque todos esconden un significado burlesco.

Sin duda, la divertida caricaturización de los dictadores extranjeros tiene su origen en las críticas vertidas contra Alemania e Italia por haber mantenido sus tropas en la guerra española hasta el final, pese a la política de No Intervención propugnada por Francia e Inglaterra y que, en teoría, había sido aceptada también por ambas potencias fascistas. En cuanto a la presencia de los dos primeros ministros, se debe al hecho de que, tanto Francia como Inglaterra, se disponían ya a reconocer al gobierno de Franco, pese a que la II República no había sido aún totalmente derrotada.

Como he dicho anteriormente, son muchas más las viñetas que podemos encontrar sobre Franco y sus amigos en la prensa internacional de aquellos años, y realizadas por diferente dibujantes. De Hitler y Mussolini nadie tiene duda de lo que fueron. Pero Franco sigue contando actualmente con claros apoyos políticos y sociales. Gente que no sabe —o no quiere saber—que una derecha democrática debe estar totalmente alejada de esa otra, totalitaria, intransigente, fascista en suma, que es lo que el franquismo representa.

(*) VIÑETA DE PORTADA: ¿Ha dibujado David Low en esta viñeta el pórtico del palacio de Comares, en la Alhambra granadina, que da acceso a la sala de la Barca y al salón de Embajadores?

 

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Daniel Morales Escobar,

Profesor de Historia en el IES Padre Manjón

y autor del libro  ‘Un maestro en la República’ (Ed. Almizate)

 

Daniel Morales Escobar

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