Historia veraniega. Hace unos días estaba dibujando tranquilamente en mi terraza de Salobreña una imagen de San Juan de Dios que es patrón de los enfermos, bomberos… por la proximidad que tenía en mi infancia con el Hospital al que acudía con mucha frecuencia a charlar con los chiquillos que allí se encontraban encamados y llevarles tebeos de mi época.
Bueno, que estaba liado dibujando al Santo y tenía ya un apunte muy concreto de lo que sería el dibujo. De pronto se forma un vendaval inaudito de poniente y mi dibujo salió volando por los aires (lógico los Santos vuelan y se van al cielo). Me quedé atónito veía al santo, bueno al boceto en las alturas del mar y se perdió en las alturas como si de una levitación se tratara.
Lo busqué en la calma por el paseo marítimo, entre los árboles y jardines incluso por la orilla del mar sin resultado alguno. Se ve que al santo no le gusta la playa. Pensé dejar el tema, pero tanto cariño tenía a mi boceto que comencé otro y esta vez dentro de casa y con los ventiladores apagados por si acaso. Esto de pintar o dibujar de memoria (cosa que ahora no sirve para nada según nuestro dirigentes educativos) me motivó a continuar y eso que yo no conocí al santo en persona y este es el resultado de mi tozudez. Al final me ha quedado una mezcla de San Juan de Dios con Sean Connery cuando hacia de Fray Guillermo de Baskerville en la película El nombre de la Rosa.
Y para que el santo se note que es granaíno le he puesto dos alicer o pajaritas de la Alhambra. Y seguiré creyendo en los refranes y dichos populares. Nunca como ahora se me ha ido el Santo al Cielo. Puede que para ver más de cerca las Perseidas.
Salobreña, jueves 12 de agosto 2021