Juan Franco Crespo: «La mítica ruta de la seda: Tashkent, y 3»

El primer contacto que tuve con Tashkent fue precisamente con la radio, una de tantas sesiones de escucha puso en mis oídos una transmisión de su emisora que en la Onda Corta trasmitía unos programas en inglés destinados a los Estados Unidos. Realizado el informe y enviado a la radio, semanas después llegaba el sobre de clásica manufactura soviética de la época con una QSL, no era la más bonita, pero QSL a fin de cuentas. Otras repúblicas soviéticas del momento eran aún más pobres en ese material y tras el colapso de la URSS el desmonte también de las potentes estaciones que trataban de contrarrestar la propaganda de las emisoras occidentales que realizaban miles de horas de radio hacia todos los rincones de la inmensa patria de Lenin. Eso me incentivó a leer y documentar unos territorios de los que apenas sabía nada. Por algún lugar está el librito que me traje del viaje a MOSCÚ en 1981 con una sucinta reseña de cada república que integraba la URSS.

Una de las obras de referencia que es todo un tesoro redactado por uno de nuestros grandes viajeros en el XV: Rui Gonzales de Clavijo, La Embajada a Tamorlan. Relato del viaje a Samarcanda y regreso (1403-1406), un clásico del que aún beben las guías de viaje de nuestro tiempo. Ese temible y temido soberano aparece, estatua ecuestre, en el actual billete de 500 SOM [apenas un cuarto de euro cuando viajaba por el país].
Digamos que las primeras civilizaciones tienen un peso en la historia que aún perdura a pesar de haber sido barridas por decenas de ellas. Si damos un vistazo, los más sobresalientes serían los aqueménidas que tuvieron su influencia durante dos largos siglos [VI a.C.] desplazados por otro personaje mítico en la historia: Alejandro Magno. Siguieron persas, turcos, árabes, mongoles, rusos y otros muchos que no dejaron tanta huella, entre todos configuraron al pueblo uzbeco actual.

Escultura de Tamerlan

En la capital del país, dependiendo del tiempo disponible, hay numerosos lugares para invertir nuestro tiempo. Todo dependerá siempre de nuestro plan de viaje, si es por libre o dependemos de un grupo, si llegamos de los primeros, tenemos tiempo extra, si llegamos de los últimos toca incorporarse perdiendo algo de lo esencial que queda para el final del recorrido.

Tenemos varios museos (historia, bellas artes, ferrocarril, etc.) y una ópera que programa y renueva de manera constante sus espectáculos, si alguien ama este género no cabe duda que debería intentar ver algún espectáculo que no resulta caro si tenemos en cuenta los precios que suelen tener en el mundo occidental.

Para hacerse una idea de la tierra que se pisa, lo más recomendable es una vuelta por el Museo de Historia para tratar de entender el devenir de todo el Turquestán. Las piezas del período del zoroastrismo y los budistas no dejan indiferente al viajero que descubre un poco la historia y no siempre está preparado para un viaje introspectivo de tanta riqueza y tantos milenios acumulados, en muchos casos el país está casi intacto pues apenas se abrió al turismo tras la independencia hace tres décadas.

Interior del metro de Tashkent

La mayoría de operadores –te das cuenta cuando vas deambulando y encontrándote con otros viajeros en los mismos lugares- tienen preparado el clásico recorrido, entrada y salida por la capital, luego las tres joyas Samarcanda, Bujara y Jiva. Alguno ofrece la escapada al Valle de Fergana.
En la capital, prácticamente todos los operadores, ofrecen el tradicional recorrido por monumentos como el complejo de Hasti Iman, la Madrasa Barak Khana, el Mausoleo de Kaffal-Shashi o la Biblioteca donde, según la UNESCO y los guías, tenemos el auténtico Corán de Usman (manuscrito del VII). Tampoco dejarán de estar otros lugares, madrasas, panorámicas o el clásico BAZAR CHORSU de gran vistosidad. Eso sí hay que tener buenas articulaciones para seguir el ritmo.

Pasajes aéreos con escala en Estambul

Tashkent no deja de ser una ciudad que tuvo que reconstruirse tras el terremoto de 1966 [80.000 edificios quedaron totalmente destruidos y casi medio millón de personas afectadas]. Esa reconstrucción no estaba por el respeto a un pasado sino por solucionar el inmediato presente, de ahí que a pesar de todo, no sea lo más hermoso de este fantástico país pero es el lugar de entrada y salida de los vuelos internacionales que para un europeo nunca son directos. En mi caso vía Estambul y, dependiendo del tiempo de escala, Turkish Airlines solía gratificar al viajero con una excursión por la ciudad incluyendo almuerzo, espartano si se quiere, pero a caballo regalado no le mires los dientes. Para los que llegan cansados a esta populosa urbe turca, en el mismo aeropuerto ofrecía una habitación. Eso no es algo tácito, sino que depende de los vuelos, conviene tenerlo atado antes de salir de nuestro país y preguntarlo a la agencia en la que uno está contratando.

 

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Juan Franco Crespo

Maestro de Primaria, licenciado en Geografía

y estudios de doctorado en Historia de América.

Colaborador regular, desde los años 70, con publicaciones especializadas

del mundo de las comunicaciones y diferentes emisoras de radio internacionales.

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