El otro en día vi el documental The Minimalists: Less Is Now y coincido plenamente con el estilo de vida que nos proponen. Éste se centra en cómo podemos vivir con menos cosas, sólo con las que realmente necesarias, y en los beneficios que vivir así nos reporta.
Los minimalistas tienen un claro mensaje: reducir al mínimo el consumo de ropa, utensilios, ocio, cosas, etc., con el objetivo de disminuir el impacto que en el medioambiente tiene nuestra descontrolada avaricia y con el objeto de vivir con menos estrés, ansiedad, apatía, etc. Nos animan a responsabilizar nuestro consumo: identificar lo esencial y eliminar todo lo demás.
El concepto “minimalismo” parte del arte y de la arquitectura, y en su ámbito más general, es la tendencia a reducir a lo esencial, a despojar de elementos sobrantes.
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«La simplicidad es la gloria de la expresión». Walt Whitman.
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Todos sabemos o intuimos que no necesitamos más ropa, más zapatos, que no necesitamos casas enormes cuyo fin no es otro que servir de almacenaje. Presentimos que precisamos lo justo, entonces, ¿qué nos empuja a seguir comprando de forma compulsiva?: La dinámica del actual mercado, el atroz consumismo al que nos someten. Los humanos, somos por naturaleza seres insatisfechos, esto nos empujó a evolucionar, a salir de nuestras cuevas. Ahora, seguimos señuelos publicitarios (muy bien diseñados) que nos hacen creer que necesitamos lo que nos venden para sobrevivir. El marketing consumista está tan bien dirigido y confeccionado que no nos damos cuenta hasta qué punto somos manipulados. Grandes empresas en manos de un reducido número de poderosos son las dueñas del cotarro, y si en algún momento hemos creído que somos consumidores libres, lo llevamos claro.
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«Demasiadas personas gastan dinero que no han ganado, para comprar cosas que no quieren, para impresionar a las personas que no les gustan». Will Rogers.
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Se puede vivir con menos, pero es que además así se vive mejor. Necesitamos muy poco. Dedicamos todas nuestras energías y tiempo en trabajar, para después vilipendiar el sueldo en cosas inútiles y en alternativas de ocio también consumistas. Si comprásemos menos necesitaríamos menos, por ende, no tendríamos que estar trabajando como esclavos, seríamos dueños de nuestro tiempo y más libres, gastaríamos lo justo, reparando así el daño medioambiental y las injusticias sociales.
Vivir con menos es vivir con más: más tiempo, para hacer lo que realmente nos gusta, para dedicarlo a otras personas y para mejorar nuestra salud, física y mental.
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«No hay grandeza donde no hay simplicidad, bondad y verdad». Leo Tolstoi.
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Psicóloga especializada en Mindfulness y
Terapia de Aceptación y Compromiso
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