Durante los meses de verano, en la terraza a solas conmigo con el murmullo de fondo del mar a veces apaciguado y otras agitado, delante de la pantalla del portátil, me he presentado ante vosotros, he recuperado el tesoro escondido de la infancia, la misteriosa fuerza de los jóvenes. Estos recuerdos son los que tengo y los que alimenta mi alma de jubilado.
Reconozco que no es posible ver la realidad en sí, siempre está iluminada por el ojo que lo mira, siempre está moldeada por la mano que escribe, pero cobra vida si es capaz de trasmutar a tu propia persona y reconocerte en aquel escenario, sentir aquella sensación (niños que convertimos la calle en nuestro espacio de juego, descubrir el amor inocente y pasional, compartir horas con la pandilla de amigos…)
Durante los primeros años, uno no es el propio dueño de sí mismo, una época de la vida donde uno lo recuerda todo, lo veo todo, todo lo absorbe, lo malo y lo bueno. Éramos los niños que queríamos entender el mundo de los mayores en unos años que nos removía en la conciencia: lo prohibido o pecaminoso.
Tal vez vive aún en mí el niño con los ojos de asombro al mirar el fornido brazo de la estatua de Guzmán el Bueno con el puñal en la mano para lanzarlo. Aquel arma, un símbolo que definía la frágil barrera entre la vida y la muerte. Tal vez vive aún, los ojos de admiración por el héroe o loco, que se arrojaba con su cuerpo embadurnado de grasa de ballena a las bravas aguas del Estrecho para cruzarlo a nado. Un signo del valor y aventura. De chaval, la vida y la muerte, lo real y lo imaginado, se fundían y dejaban de ser contradictorio.
Quizás fuimos sometido a un aprendizaje intenso, en tiempos complejos. Reviso mis acciones y te recomiendo que hagas lo mismo con las tuyas, tal vez teníamos la misma voz, tal vez perseguíamos los mismos sueños, tal vez conseguimos la felicidad en lo sencillo.
Nuestra generación que nacimos en la mitad del siglo pasado, se ha ganado el certificado de resistencia, rompimos moldes, enlazando libertad y responsabilidad. Todos contribuimos como protagonistas directos o meros observadores, durante varias décadas a fragmentar los resortes del aislamiento, de la censura, cayeron muros para adentramos en la transición, se abrazaron pasado y presente para construir un futuro. Nada volvió a ser igual, se desplomaron fundamentos y nos llevó a otro tiempo con la bandera de la igualdad y justicia social.
Orgullosos de una generación que abrió el camino a la actual sociedad, a un estado de bienestar sin precedentes en nuestra historia.
Hoy nos llaman mayores o de juventud acumulada compartimos universidad y tiempo de ocio. Jubilados, con los deberes hechos, regresamos a casa, dejamos fluir la vida, la noche y el día, la quietud o el movimiento. Aún seguimos inquietos y activos.
Un pitido seco y repetido del móvil captó mi curiosidad. El sonido un indicador que me alertaba de su importancia, no correspondía con el whatssaps donde los corresponsales dormitaban mudos.
Se trataba de un lacónico mensaje SMS, que me indicaba el día y la hora de septiembre para presentarme en la Subdelegación de Defensa de Granada. Los comunicados del Ejército siempre sobrios y escuetos, como si las palabras pesarán. Lo releía, exprimiendo cada vocablo, para extraer la última gota del sentido del llamamiento, mientras pensaba ¡Llevo más de un año retirado! ¡Qué ocurrirá!
La arteria de la avenida de la Constitución bullía de caminantes y vehículos, en la temprana mañana. Con paso acelerado atravesé el bulevar, un paraíso en equilibrio de agua y verde, a salvo del denso tráfico lateral. Les daba los buenos días a las estatuas del paseo, encalladas en su tiempo parado: Manuel de Falla, al torero Frascuelo, al poeta Federico García Lorca y por último al Gran Capitán.
Al pasar la puerta de la instalación, cruzaba la línea del tiempo, penetraba en el mundo que rezuma añoranza tan cercana. Chicos y chicas se apiñaban en espera para alistarse en el Ejército profesional. Una realidad en contradicción, los jóvenes reclutas y el veterano jubilado que colgó la botas.
La Cabo me esperaba y tras identificarme con mi empleo y nombre. Ella me entregó un sobre blanco tamaño A4. Con invisible nerviosismo lo abrí, en su interior un dosier extenso cuya primera página sedujo mi atención, letras escritas a pluma con una esmerada caligrafía. El encabezado con el título “Resumen de la hoja de servicios”. Folios encadenados con su numeración. Un vuelco en mi corazón en mis manos sostenía, toda una vida laboral escrita, en cada línea, en cada frase, a tinta, a maquina de escribir, a ordenador, está desvelada los instantes de una trayectoria militar desde soldado año 1972.
Delante de mí, contemplo el grueso historial donde se encuentra enjaulado mi vida para que no se escape. Para mantener vivo el recuerdo frente al tiempo que transcurre inexorablemente. Mi rostro de hombre maduro se vuelve transparente y en mis rasgos se dibuja la satisfacción de una vida densa, rica y plena de servicio en el Ejército. Un canto a lugares, algunos desaparecidos: Academias, Regimientos, Destacamentos …. Algunos emblemáticos: Castillo de San Sebastián en Cádiz, Fortaleza del Hacho en Ceuta, Convento de la Merced en Granada y el Palacio de Uceda en Madrid… Un canto a toda una vida. Me quedo con el amor a mi profesión y la unión con los compañeros.
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SORIA, UNA CIUDAD QUE ENAMORA A LOS SENTIDOS.
Por Carlos Pascual Carrasco.
Cuando el león ruge la selva tiembla. Aún impactado por las imágenes en directo desde la isla de la Palma. En la coraza de la tierra se han abierto grietas donde fluye fuego desde el interior. Un rio negro y rojo de lava volcánica abre paso a la destrucción y al desasosiego. Desde estas líneas traslado mi apoyo al pueblo canario y a todos compañeros de la Universidad de Mayores. Ahora os presento a Carlos Pascual que estudia en la Universidad de Mayores de las Palmas de Gran Canaria miembro de la Asociación Peritia et Doctrina. Él, un hombre que en su sangre correo la docencia como maestro que ha sido, nos enseña sus raíces muy al norte de la península. A fundido en su ser el temple soriano y de Canarias y obtenemos una gran persona, querida y apreciada por sus compañeros.
Me siento orgulloso de ser soriano:
Por el carácter de sus gentes: nobles, trabajadores, respetuosos, quien tiene la suerte de tener un amigo soriano, tiene un “amigo para toda la vida “.
Es una ciudad que respira arte por todos sus puntos cardinales: la iglesia de San Juan de Rabanera, del siglo XII, su interior tiene piezas de gran valor artístico, la concatedral de San Pedro, de estilo gótico, lo que más llama la atención es su claustro de estilo plateresco. La joya del románico es la iglesia de Santo Domingo, destacando su rosetón de la portada. No puedo dejar de mencionar el monasterio de San Juan de Duero, lo que más llama la atención es su imponente claustro donde se pueden contemplar todo tipo de arcos: de medio punto, de herradura, entrecruzados, dobles…
Mi ciudad es conocida por su buena gastronomía, asados, buena carne vacuna, su gran variedad de setas y hongos y cómo no, su famoso “torrezno soriano” con denominación de origen.
“Soria ni te la imaginas “, tiene paisajes naturales dignos de pasear y deleitar a todos nuestros sentidos: La Alameda Cervantes, popularmente conocida como “La dehesa” en el corazón de la ciudad. Quien diga que no disfruta dando un paseo por las orillas del río Duero, es que no sabe sentir y disfrutar de la naturaleza, lo tiene todo: belleza, tranquilidad, lugar de relajación y un placer para los sentidos. A escasos cuatro kilómetros de la ciudad se encuentra el Monte de Valonsadero, declarado desde hace muchos años “zona natural de esparcimiento “con cerca de tres mil hectáreas para el disfrute de todos los sorianos. A sólo siete kilómetros de la ciudad se encuentra el yacimiento arqueológico de Numancia, símbolo de resistencia y de lucha de un pueblo por su libertad.
Pero sin ningún tipo de dudas, todos los sorianos nos sentimos orgullosos de nuestras “FIESTAS DE SAN JUAN”, quizá no sean tan famosas como otras, pero sin duda son mucho más variadas y atractivas. Comienzan el primer miércoles, después del día de San Juan: miércoles “el Pregón “, “Jueves la Saca “, “Viernes de Toros “, “Sábado Agés “, “Domingo Calderas “, cada día es diferente en su escenario y en sus actos.
Por todo ello y por muchas cosas más: Soria, es una ciudad que enamora a los sentidos.
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Rafael Reche Silva, alumno del APFA
y miembro de la JD de la Asociación
de estudiantes mayores, ALUMA.
Premiado en Relatos Cortos en los concursos
de asociaciones de mayores de las Universidades
de Granada, Alcalá de Henares, Asturias y Melilla.
Comentarios
8 respuestas a «Rafael Reche: «’Recuperar el tesoro escondido’ y ‘Soria, por Carlos Pascual’»»
Muy bien escrito toda esa vida Rafa pues casi todos la hemos tenido igual aunque en diferente sitio y diferente trabajo pero es verdad que me siento orgulloso de esos tiempos fueron muy intensos para llegar a los de hoy que estos los veo demasiado rápidos de Soria no la conozco pero tuve un compañero en correos en Barcelona que se llamaba Santos y que buena hera me acuerdo mucho de él nos escribíamos mucho tiempo. Un abrazo
Amigo Antonio, la mayoría de las personas están deseando la llegada de la jubilación y en mi caso le tenía miedo, porque no era hombre de bares, partidas de dominó, de sofá .. pero me equivoque, he descubierto un tiempo de oro, donde puedo realizar todo aquello que me gusta, viajar, pintar, escribir, deporte y compartir con los amigos … Gracias.
Hola Antonio, es una pena que no conozca Soria, es la gran desconocida, pero merece la pena ser visitada, por muchas razones( por su arte, sus gentes, su gastronomía… ). Un saludo y anímese a conocer Soria.
Un magnífico artículo el de Rafael, que nos retrotrae a nuestro pasado. Su estilo en el montaje de la trama y su maestría en el manejo del vocabulario hace que el relato tome mas fuerza y sentido. Enhorabuena y a seguir adelante.
Amigo Rafael. Qué satisfacción ver la vida laboral, ahí, en ese cuadrante de celdillas ordenadas, que te sirven de jaula para esos recuerdos de vida. Qué orgullo poder rememorarlos y celebrarlos en la madurescencia que disfrutas junto al amor de tu vida. ¡Felicidades!
Los años venideros te depararán nuevos días para preparar nuevos proyectos ilusionantes, construir nuevas experiencias y crear nuevos recuerdos junto a los nietos y la familia. Eres un generador de energía bonita bonita a cuántos te rodean.
Carlos Pascual, qué amor derramas por tu tierra. El Duero no solo recorre sus rincones, pues es evidente que también fluye en tus palabras. Deseo conocer tu tierra, la belleza de sus paisajes y esas fiestas de San Juan. Un destino que me apunto, seguro.
¡Mil gracias!
Amiga Silvia. Agradecerte tu comentario, es cierto que continuo con nuevos proyectos porque la energía positiva hay que dirigirla hacia los que nos rodea y que no falte la ilusión para seguir emprendiendo y curiosidad para seguir aprendiendo. Gracias.
Hola María Silvia, si es cierto, aunque desgraciadamente ahora no viva en Soria ( por razones laborales vine a Gran Canaria, aquí me casé y formé una maravillosa familia ) jamás olvido mis orígenes sorianos y siempre que puedo voy a recorrer sus encantos. Soria es la gran desconocida, pero te invito a que conozcas esa tierra maravillosa por su arte, sus gentes, su gastronomía… no te arrepentirás. Un agrazo.
Amigo y compañero Diego. Gracias. Ahora estamos inmerso en otro ciclo de la vida, donde tu desarrollas tu labor en mundo de la investigación sobre nuestra historia, con tus publicaciones y artículos.