‘Siempre vence la vida ‘ se presenta esta tarde en la Biblioteca de Andalucía donde el poeta santaferino estará acompañado por la profesora de la UGR, Justa Gómez Navajas y su editora, Mariana Lozano (19 h).
Llega al lugar de la cita, el Campus de Fuentenueva, acompañado por su esposa y un ejemplar de su último poemario que lleva en la portada una pintura de Virginia Toro en la que se ve a una madre que abraza tiernamente a su hijito al que, según el poeta, da pequeños golpes en la espalda para ayudarle a expulsar gases, «niño que perpetuará la vida de la madre» . Cuando le pedimos que seleccione un poema del mismo para su lectura busca con sus dedos la página 61 y lee ‘Diálogo’ , un soneto que comienza:«Hay momentos, mujer, en que me siento/ sin raíces, perdido entre la gente,/ sin sonrisa de amigo que me aliente/ ni palabra que aleje al desaliento,…»
Una vez concluida su lectura que acaba con el verso «agradezco el regalo de estar vivo», Pepe, como le llaman sus amigos nos desgrana algunos detalles de su vida, su pertenencia a una humilde familia de campesinos y su trabajo, siendo aún un niño, en las tareas agrícolas. También sus estudios de Filosofía y Teología, su vida dedicada a la enseñanza y su temprana vocación poética, pues con 14 o 15 años ya escribía poemas para sí mismo, nunca pensando en publicarlos pues reconoce que le daba «un ataque de nervios solo pensar que alguien podía leerlos». Igualmente nos cuenta que su mujer le animó a realizar un curso de poesía con el poeta Luis Melgarejo cuyo trabajo final era la elaboración de un libro de poemas. Luis le aconsejó que lo presentara al Certamen poético de La Zubia y que de no hacerlo lo presentaría él mismo en su nombre. El caso es que finalmente lo hizo y obtuvo el primer premio lo cual tuvo un efecto altamente motivador hasta el punto de que le han seguido otros 14 poemarios a los que habría que añadir otros tres más inéditos.
El ultimo, ‘Siempre vence la vida’, publicado por Esdrújula, en su colección Diástole, surgió de forma casi natural.«Llevaba meses y años escribiendo poemas y me di cuenta de que tenían una unidad temática sobre la vid», explica al tiempo que justifica el significado del título y los tres bloques de que se compone. Ten la primera parte que habla de la belleza del mundo (las plantas, paisajes,animales, ser humano,… En la segunda parte, encabezada como en las otras dos con estrofas de otro libro suyo (Lo más jondo), de la ilusión de los seres humanos por seguir viviendo, y en la tercera, de cómo la vida y la muerte son dos caras de una misma moneda. En este momento evoca un recuerdo de su etapa infantil cuando viajaba en el tranvía desde Santa fe y pudo contemplar en una raja del asfalto una margarita lo que le sorprendió sobremanera y le llevó a la conclusión que «allá donde hay un pelín de tierra, crece la vida, esa vida hermosa que hay que amarla». También indica que la obra se compone de unos 40 poemas de tipo clásico pero también hay otros de verso libre, casi siempre responden al canon clásico: seguidíllas, romances, sonetos, etc.
El poemario, dedicado a sus amigos y amigas de ‘Tardes poéticas’ de la Biblioteca de Andalucía en Granada, cuenta con un prólogo firmado por su hermano Manuel quien afirma «con este nuevo poemario, José Ganivet Zarcos nos explica lo que la vida es para él: besar y ser besado, leer en voz alta los versos de Lorca, de Machado, de San Juan de la Cruz. También sentirse libre como el viento que mueve la vela de una barca, madrugar al alba para contemplar las calles repletas de chiquillos que intrépidos arrastran mochilas y bufandas. Ver a maestros, obreros y criadas acudir en silencio a su cita diaria con el trabajo. Y escuchar, con su timbre de bronce, la campana de una iglesia». Para despedirnos con una lectura poética elige el primer poema que da título al libro, un soneto que dedica a Domingo Materdey, que comienza: «Nada existe más frágil que la vida….»
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