Personajes colectivos encarnan la ambición en la alta sociedad burguesa neoyorquina de principios del siglo XX
La Editorial dÉpoca pone en valor en lengua castellana al escritor Louis Tracy (1863-1928) con la primera traducción al castellano de la novela de detectives El misterio Bartlett, realizada por Susanna González y Blanca Briones.
El asombroso parecido físico entre Ronald Tower y el senador Meiklejohn hace que el brazo ejecutor de un malévolo plan confunda a Tower con este último. Solo el astuto detective Clancy parece interpretar acertadamente el fallido intento de atentar contra el político y magnate financiero.
Los lujos de los ambientes y del ocio de la alta sociedad burguesa contrastan con la vida humilde de la joven huérfana Winifred, empleada en una encuadernadora. Y es precisamente en ella y en su tía tutelar Craik sobre quienes recaen las primeras sospechas e interrogatorios. En estas pesquisas, Rachel Craik verá comprometida su verdadera identidad cuando, de pronto, Ronald Tower vuelve a aparecer en escena despejando la hipótesis de su muerte. Lejos de aclarar los hechos, activará todo un complot urdido desde mucho tiempo atrás y que atrae la atención de todos los medios de Nueva York, en el caso conocido como “el misterio del yate”.
Pero será el misterio del nacimiento y la paternidad de Winifired Bartlett (principal víctima) sobre el girará la gran incógnita de la trama, que ofrece una amplia galería de caracteres humanos donde la audacia y la obstinación, la fanfarronería y el despotismo, la ambición y el oportunismo, la falsa adulación y la soberbia campean a sus anchas en interesantes duelos lingüísticos entre personajes que actúan en su propia defensa. Esta intensidad expresiva se compagina con persecuciones y tiroteos que aportan un frenético ritmo narrativo a esta novela de detectives que se desarrolla entre octubre y noviembre de 1913.
Conspiraciones descubiertas, encubrimientos, estafas y crímenes pasados que vuelven a la actualidad amenazan con dilapidar planes de futuro y fortunas en esta historia llena de giros repentinos e inesperados que ponen en entredicho el orden establecido en una sociedad capitalista.
En contraste con los antihéroes urbanos, el fornido Steingall y, sobre todo, el inspector Clancy, tendrán que aplicar toda su perspicacia, experiencia y conocimiento de la naturaleza humana para atar cabos que conduzcan a la reparación de la justicia social. Aparte de la trama puramente ficcional. Louis Tracy, a través de la presencia ubicua del narrador omnisciente, nos deja sugerentes reflexiones: “El crimen puede ser una forma de locura –de hecho, yo mismo lo considero así– pero, por suerte para la humanidad, el crimen no puede reprimir la conciencia” (página 253).
Esta cuidada edición de la editorial dÉpoca viene acompañada de trece ilustraciones y una introducción de Juan Mari Barasorda, especialista en la novela policial.
Foto de portada: https://www.cervantes.com/autor/322307/tracy-louis/
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Profesor de Educación Secundaria y Bachillerato