Aun no sé el motivo de que, cada vez que pienso en María, me acuerdo de los versos de Rafael Alberti cuando escribía: “Se equivocó la paloma, se equivocaba, por ir al norte fue al sur”.
Muchas veces he pensado que esa paloma equivocada es María Martín Romero, pues siempre está volando por todos los tejados sin cansancio y sin respiro, solo tratando de que el mundo sea más justo e igualitario.
Tiene cientos de cargos y todos ellos los atiende con devoción, alegría y solvencia. Ya sea la Junta Municipal de Distrito Ronda con el área de participación ciudadana, es coordinadora provincial de la formación de izquierdas y activista femenina, ya sea como Presidenta de la Asociación La Volaera Igualdad y Justicia, como Maestra y por supuesto como cantante de La Marea Granada.
La asociación granadina La Volaera, integrada por víctimas de violencia machista. María sufrió esta violencia en primera persona hace veinte años y desde entonces se ha volcado en la construcción de una red de supervivientes. Su teléfono no para de sonar. Las mujeres llaman para contar historias terribles y para pedir ayuda. Acompaña a las víctimas, informando sobre los recursos públicos de los que disponen y respalda a muchas compañeras cuando van a casa, al supermercado o al hospital. La Volaera funciona a menudo como el último destino cuando los recursos de la Administración, como las terapias psicológicas, han llegado a su fin. Las mujeres “volaeras” proporcionan un respaldo de compañía, comprensión y, en algunos casos, de apoyo mutuo para conseguir una vivienda, trabajo o comida.
Perteneció a IU, de la que fue responsable del área de la Mujer en Granada. Tras abandonar la coalición se dedicó a su activismo feminismo. Y repito es maestra y voz del grupo musical La Marea Granada. Nunca recibe un duro por su ardua labor que realiza, solo una palmada en la espalda o una sonrisa son su pago.
Muchas veces me pregunto cómo es posible que un cuerpo con tanta patología, -pues desde oncología, cardiología, trauma, ginecología, hematología, otorrino, no hay espacialidad que María no tenga que visitar- pueda tener ganas y tiempo para dedicar a los demás.
De ahí que piense siempre en Alberti y su Paloma que se equivocó y por ir al norte fue y se quedó en esta ciudad nuestra de Granada, porque aquí vive María Martín Romero. ¡Te queremos, María!
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