Juan Franco Crespo: «Praga y el edificio que baila»

El 24 de marzo de 2021 el correo checo lanzaba un sello acifrado (tarifa E, Europa, carta prioritaria hasta 50 gramos equivalente a 39 coronas). Recordemos que el pasado otoño el gobierno checo rechazó adherirse al € ¿por qué será? Lo curioso es que, Bruselas, en lugar de analizar los desafíos usa el lenguaje de los enfrentamientos. En lugar de construir, parece que va por la vía contraria y, a la que te descuidas, te aplican leyes nacionales [belgas] para cosas que hay que analizar desde los respectivos tratados y el respeto a los 27 países que integran este conglomerado de buenas intenciones pero lleno de contradicciones.
Volvamos a ese peculiar edificio praguense que la COVID ha hecho perder millones de visitas y muchas más fotografías en las redes sociales ante el atractivo, para el viajero, por su peculiar y característica arquitectura. La casa que baila o el edificio que danza [inspirada en la celebre película Bailando bajo la lluvia] se acabó de construir en 1996, siguiendo los planos de los arquitectos Vlado Miluric y Frank Gehry inicialmente con el nombre de la empresa bancaria que pagó el proyecto: Nationale Nederlanden pero sus líneas curvas acabaron modificando el nombre original. Si uno está paseando por la capital checa deberá orientar sus pasos rumbo al Vltava y, desde allí, dirigirse por el lado derecho del río hasta llegar al embarcadero de Rasinovo en donde no tardará en descubrir este peculiar edificio que, arquitectónicamente, dio mucho que hablar en su época.

Digamos que la estampilla puede ser susceptible de figurar no sólo en una colección turística, sino incluso en cualquier otra acumulación de sellos relacionados con el cine y la música y, con ello, poner en aprietos a más de un jurado [que podría no puntuar la pieza o hacerlo negativamente si uno no está muy versado en estas lides, aunque no costará nada saber algo más sobre esa imagen gracias al gran San Google que nos soluciona muchas de nuestras dudas, con un clic, para eso somos también su materia prima].

El pueblo, que suele ser cachondo por antonomasia, lo rebautizó como el edificio ”Que Baila” y luego le puso el de Fred Astaire y Ginger Rogers [o Fred y Ginger] que acabará permaneciendo en el imaginario popular. La estructura se montó en una especie de malla reforzada con hormigón armado sobre sus pilares. Después se fue completando, las estadísticas dicen que tiene 99 paneles [ventanas o cristales] sobre su fachada. Es evidente que esas dos torres [azulada y amarillenta] bien observadas, nos hacen creer que son danzantes.

La parte azul correspondería a Ginger y la amarillenta al inolvidable Fred que quedaría coronado con una estructura de acero simulando la cabeza de Medusa [otro motivo para incluirlo, también, en una colección de temática literaria o de mitología helénica]. El edificio tiene 9 plantas y, evidentemente, sus habitaciones son asimétricas, las paredes parecen inclinadas y de ahí que uno tenga que frotarse los ojos ¿reales?, ¿en movimiento?

 

En su día, hace más de dos décadas, provocó una gran debate sobre la arquitectura praguense, muchos pidieron que este tipo de proyectos no se hagan pero, la realidad, luego supera las previsiones y si no que se lo pregunten a los avispados especuladores que se hicieron con las propiedades de Gaudí en el barcelonés Paseo de Gracia [de la Sagrada Familia no hablemos, aunque el COVID le dio un buen pellizco a la diaria caja, tampoco hay prisas por acabar tan colosal obra]. Especialmente en contra estaban los que se quejaban que esa estructura rompía el skyline de la histórica ciudad. Hoy se percibe como el primer edificio post-revolucionario con impacto, una nueva imagen que ya es conocida mucho más allá de sus estricto marco geográfico y aún expandió más los atractivos de la bellísima capital checa, no sólo está en postales, sellos o imanes, sino que se ha montado un gran negocio gracias a la popularidad con la que los viajeros lo han acogido y lo comparten en las redes. Prueben a buscar imágenes, y se sorprenderán del archivo, inmenso, que ya tiene la icónica obra.

El diseñador del sello fue Roman Sedlak que, seguramente, se inspiró en carteles turísticos de inicios del siglo XX promocionando la Costa Azul. Observen detenidamente el gorro de la dama y su larga falta, especialmente los pliegues y las mangas. Se imprimió en hojas de siete sellos y seis viñetas que aumentan seis veces el tamaño del sello, engrandeciendo esa imagen filatelizada que, aunque carezcan de valor liberatorio, pueden ir adheridas a cualquier envío.

Muchas de las emisiones de este formato se hacen con el objetivo de sacar pasta al coleccionista que, para no desmontar el conjunto, suele guardarla completa. Además se ha pensado en el “culto a la personalidad” que se abrió paso en nuestra sociedad hedonista y alienada que prácticamente no quiere verse privada del placer de viajar en un sobre franqueando la correspondencia, sobre todo ahora que apenas llegan cartas. Ni en las peores etapas de la historia el correo se quedó parado. El COVID lo ha conseguido, el mes pasado tuve sólo tres días de correo, eso sí, en total me dejaban en el buzón medio centenar de cartas de una treintena de países. Para ello los servicios filatélicos de medio mundo se encargan de personalizar esas viñetas que imprimen y te envían a casa. Total pagas tres o cuatro veces el importe del franqueo ordinario, como si este fuera barato desde que el amigo Pedrito le hizo el regalo del negocio del correo español. Pero ya se sabe, los gustos se los paga cada uno, así que no debemos quejarnos.

En la hojita minipliego checa hay ocho viñetas en blanco para ese cometido. Uno facilita la imagen y el correo “por tres o cuatro veces más del valor facial” te imprimirá tu pedido, con lo que también se estarán dando casos de cambios de tonalidad y calidad de impresión aunque, suponemos, que al ser pocas hojas, no habrá errores de bulto como para convertirlas en rarezas filatélicas. ¡Que les aproveche!

Ya sabe, si seguimos con los inventos, corona a corona, llenaremos la hucha aunque ¿saben los críos de hoy en día lo que es eso? Porque ahorrar, lo que se dice ahorrar, cada vez es más difícil y aún más complicado tener una simple cuenta bancaria ante el constante goteo de cierres de oficinas: menos mal que Bruselas abogaba por un mercado igualitario, competitivo y ahora, a la que te descuidas, te quedas sin oficina para gestionar los más elementales asuntos financieros ¿no nos estarán montando un corralito?

 

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Juan Franco Crespo

Maestro de Primaria, licenciado en Geografía

y estudios de doctorado en Historia de América.

Colaborador regular, desde los años 70, con publicaciones especializadas

del mundo de las comunicaciones y diferentes emisoras de radio internacionales.

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