Dice un buen amigo –qué difícil es, en estos tiempos, encontrar uno–, mejor profesional, por devoción, e indiscutible luchador contra la adversidad sufrida en sus propias carnes y en las de los demás, que “nos estamos extinguiendo” (apagando, acabando, exterminando, caducando, prescribiendo).
Fijaros que, él y yo, andamos un algo lejos en determinadas cuestiones ciudadanas e incluso de creencias, pero siempre hemos mantenido un diálogo constructivo y de conclusiones eficazmente solidarias.
Pero hoy, por vez primera, muestro mi desacuerdo –parcial– en su tesis sobre la situación de nuestra sociedad; y, aún a riesgo de que me llame –me llaméis– “iluso”, me posiciono en los antónimos: nacer (re), empezar (re), originar (re), vencer (re)…
Así, no puedo sino suscribir lo leído en ese “mundo” llamado Internet –cada vez más ignoto para mis capacidades– sobre lo que explicó Carl Gustav Jung, en su libro “Símbolos de transformación”, en relación con las similitudes –muchas– entre los humanos y el ave Fénix: “Esa emblemática criatura de fuego capaz de elevarse majestuosamente desde las cenizas de su propia destrucción, simboliza también el poder de la resiliencia, esa capacidad inigualable donde nos renovamos en seres mucho más fuertes, valientes y luminosos” (Valeria Sabater, lamentemaravillosa.com).
Pero, además, añado al término citado (resiliencia), tan de moda ahora en el argot político, todo lo contrario a su significado originario en latín: “resiliens” –“saltar hacia atrás, rebotar, replegarse” (RAE)–, poniéndome en primera fila, incluso si el sacrificio exigido fuese habitual, a modo de como el dios del Sol revive todos los amaneceres –Ra, en la mitología egipcia, “erá el símbolo de la luz solar, creador de vida y responsable del ciclo de la muerte y la resurrección” (es.wikipedia.org)–.
Fijaros si, a todo lo dicho, y por añadidura, ponemos en el asador todos nuestros credos y dogmas de esperanza, sean cuales sean las creencias que mantengamos en público o en privado (que, por cierto, no deben ni pueden diferir).
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de
Ramón Burgos
Periodista