En un país donde nadie dimite, nadie va a la cárcel por robar a miles de ancianos con engaños en preferentes, nadie ni siquiera pide perdón por el daño irreparable que hace el gobierno de turno a todos sus contribuyentes, va una pareja de ancianos y se mueren de hambre, solos en su casa y sin comida.
Este tipo de noticias apenas sale en los medios de comunicación, me sé muy bien cómo funcionan los periódicos y las televisiones; al igual ocurre con los suicidios que también se ocultan, para que nadie sepa los cientos de personas que ya no aguantan más esta sociedad enferma y genocida siempre respaldada por políticos corruptos que contribuyen al abandono criminal.
Ahora las culpas serán para Sánchez, porque bajo su gobierno se ha dado este drama terrible, pero y el señorito Zapatero, sí aquel que decía a los cuatro vientos que estábamos en la Champion League y en el estado de bienestar, los dos, Rajoy y Zapatero y tantos otros son culpables, sí culpables de asesinato con premeditación y alevosía, pues nunca nadie debe morir de hambre en esta España nuestra.
Jacinto de 75 años de edad y Blanca de 68, sufrían el tremendo dolor de la miseria, mientras su ciudad celebraba el carnaval del despilfarro; y mientras más de doscientas mil personas que solo hacen una comida al día, con uno de cada tres niños sufriendo malnutrición y empobrecimiento extremo, cientos de miles de familias sin ingresos, haciendo cola cada día en los bancos de alimentos.
La verdad, no sé ni cómo aguanto mi rabia y dolor al saber cómo aquí en Las Palmas de Gran Canaria, los dos ancianos han muerto de hambre y abandono. Se dice que estuvieron seis días solos, sin comida, tristes y abandonados por una sociedad enferma y egoísta.
Por eso, pido y exijo que se juzguen a todos aquellos responsables políticos que han tenido responsabilidad jurídica y criminal en este asesinato, desde el alcalde de la ciudad, el cabildo, sus representantes políticos, el ministro de turno y el presidente del gobierno, muchos no, pues sí, todos son culpables por omisión, abandono y descredito hacia unos de sus vecinos con necesidad imperiosa de ayuda.
Todos ellos son culpables del sufrimiento de Jacinto y Blanca, víctimas de un tipo de terrorismo de estado que nadie persigue y que sufren miles de personas que echan de su casa, tienen que acudir a los comedores sociales o tiene que buscar en los contendores de la basura. Todos aquellos que nadie repara en su existencia, ni siquiera la prensa, porque la miseria y el hambre ya no venden.
Y saben una cosa, estas líneas tampoco servirán para nada, pero al menos yo me desahogo de tanto sinvergüenza que nos rodea y al mismo tiempo, tengo un recuerdo muy emocionado por esta pareja maravillosa que ya están juntas para siempre, aunque murieron de hambre y nadie hizo nada, o mejor dicho hicimos nada.
Ver artículos anteriores de