Lo relataba Antonio Martín Moreno (Ideal – Culturas) al recordar la conferencia que Lorca diera el 29 de febrero de 1922 sobre la “Importancia histórica y artística del primitivo cante andaluz llamado Cante Jondo”, recordando, entonces, que esta manifestación nada tiene que ver con “cosas inmorales, la taberna, la juerga, el tablao del café, el ridículo jipío, ¡la españolada en suma!, y hay que evitar por Andalucía y por nuestro particularísimo corazón, que esto suceda”.
De lo mantenido por el poeta y dramaturgo, hoy me quiero centrar en el término “españolada” que, en el argot diario entiendo que es usado de forma distinta a la definición recogida en el Diccionario de la RAE: “Españolizar. Dar carácter español a algo o a alguien. Dar forma española a un vocablo o expresión de otro idioma”… Sin lugar a dudas la palabra citada “suele emplearse de manera despectiva para hacer referencia a determinadas obras artísticas que exageran y falsean el carácter español. El estereotipo más frecuente reduce la cultura y las tradiciones españolas al mundo taurino y al flamenco” (Wikipedia); y también, entre otras cuestiones –añado– , a determinadas producciones cinematográficas, coincidentes con un tiempo y costumbres que querría pensar hemos superado.
Pues parece no todos estamos de acuerdo en esta superación. Me pregunto –y os pregunto– ¿si “vivimos también nosotros la ‘cicatriz’ que la brutalidad humana de algunos inflige a sus semejantes” (“El poder de la oración”, horasancta.org)? Esas huellas que, como heridas lacerantes, siguen marcando nuestra “piel de toro” –distintas, eso sí, y en menor medida que en otros países de nuestro entorno europeo, pero sangrantes también–.
Insisto en que hay que hacer un “costurón”, al modo y manera de la mejor –el mejor– modista/o, volviendo a reconstruir todos nuestros sanos hábitos de convivencia pacífica, para que el futuro –presente– nos sea favorable, y poder, así, alcanzar las metas que todos nos habíamos propuesto al dotarnos de un sistema democrático. ¡Ya está bien de partidismos que no escuchan la voz del pueblo llano!
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de
Ramón Burgos
Periodista