Cuando cedemos nuestros datos a terceros, ¿somos conscientes del peligro que ello entraña? Pienso que no. Creemos que están seguros en el lugar de almacenamiento, pero no es así. Independientemente de que puedan utilizarse para cualquier tipo de fraude o estafa, las empresas, los gobiernos o los gigantes de la información los usan para extraer información de ellos con el objeto de hacer predicciones, y así influir no sólo en nuestras acciones y decisiones, sino en nuestras emociones y sentimientos. Esta influencia es mayor en personas con escasa formación y capacidad crítica. De ahí su interés por multiplicar la ignorancia y estulticia de los ciudadanos. Por eso es tan importante la Educación. No nos apercibimos de que, sin enterarnos, somos cada día menos libres y más dependientes. Las democracias están, por ello, amenazadas.
Existe tal volumen de datos que esa tarea de analizarlos y estudiar sus relaciones sería imposible sin las computadoras, los algoritmos y los programas de inteligencia artificial. Como cualquier invento humano, la tecnología puede utilizarse para bien o para mal. Decidan ustedes., amigos lectores, para que es usada en el caso que nos ocupa.
Los complejos algoritmos definidos para estudiar las conexiones entre los datos pueden convertirse en un potente elemento de poder económico y político en manos de quien quiera utilizarlos para ello. No ignoremos que ya hay un pujante comercio de compraventa de datos. Nuestra libertad individual es amenazada, nuestra privacidad, vulnerada, y nuestra voluntad, sometida a una nueva dictadura. La que procede del análisis de nuestros datos personales, que pueden ser usados por poderes públicos o privados sin ningún tipo de control. No es fruto del azar, por ejemplo, que Donald Trump ganase las elecciones norteamericanas. Antes hubo una brutal campaña en redes sociales que alimentó todo tipo de bulos. Y eso se hizo manipulando la voluntad de personas proclives mediante el análisis de sus datos personales. Igualmente, estas técnicas son usadas en las democracias pervertidas para conseguir el voto de los ciudadanos.
Así pues, amigo lector, le aconsejo que antes de ofrecer sus datos a cualquier empresa, gigante de la información u organismo que se los pida, lo piense concienzudamente, y luego, decida en consecuencia. Está en juego su libertad, el bien más preciado que posee.
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docente jubilado