Alfonso Parras fue un pintor de la intimidad, quiso evadirse del entorno cotidiano para situarse aislado ante el paisaje, permaneciendo atento a los signos de su influencia, a las luces de sus cambios, al temblor de su exaltación. Este artista quiso descifrar los enigmas de su presencia, que en muchos hubiera causado anonadamiento ante la grandeza contemplada, pero él insistió en penetrar en su esencia, en comprenderla y plasmarla en sus cuadros. Son éstos resultado del asombro que generaron en el pintor, quedando sumido en la postración ante el resplandor de su rotundidad.
Alfonso Parras supo atrapar la sustancia del ambiente, aquella que da vida y nervio a la escena, no conformándose con la recreación fiel del momento rememorado, sino que combinó la visión del entorno con la fuerza fugaz, cambiante y vaporosa, del aire denso, cargado de grises y azules, borroso aveces en el horizonte, presentido en ocasiones henchido de humedad. En esta masa voluble es donde anidan los genios que dan carácter al lugar. Son ellos los que influyen en sus habitantes, guían sus costumbres, les susurran sus misterios.
Alfonso Parras comprendió el flujo que sostiene la visión trascendente del paisaje, describiéndolo en cada una de sus piezas, mediante la aplicación de un cromatismo acorde con la emoción circundante, el canto luminoso que dictaba el tiempo personal de este creador plástico. Para ello organizaba un dibujo preciso del motivo que ocuparía su obra, el cual se difuminaba debido al impulso del color, espeso, grávido, cerrado en su recovecos de sombras y tonalidades, verdes, ocres, blancas o azules, apretadas entre sí, para destacar de esa presión interna el destello del ánima que encierra el entorno descrito, quien ilumina el espacio enmarcado.
En sus óleos recorre la soledad de calles encaladas, de refulgente luz teñida del rastro azulado, voces que se pierden hacia ninguna parte, espacio de silencio, sosiego, eternidad, tradición adherida en sus rincones. En otros, pierde su mirada en la rotundidad de los montes, agrestes, imponentes moles de oscuridad presentida, entre riscos y vegetación exuberante, o en los cortados desgarradores de ríos o barrancos, senderos perdidos hacia todas partes.
Alfonso Parras es un referente de la pintura andaluza figurativa de entre siglos, siendo Jaén, Granada y Almería, su fuente de inspiración. Fue además uno de los grandes galeristas de Granada, siendo la desaparecida Xauen un lugar de encuentro en el arte de esa ciudad.
Francisco Bautista Toledo
crítico de arte y autor de ‘La odisea de los días’
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DATOS
Carmen de la Victoria. Cuesta del Chapíz, 9 Granada
Exposición del 6 al 31 de mayo 2022
Horario: de 11 a 14 y de 16:30 a 20 h. Excepto Lunes
Comisaria: Paloma Abellán Simón