Está considerada la tercera ciudad de Turquía con tres millones de habitantes y una vida bulliciosa y animada que no te dejará indiferente. Curiosamente es uno de los pocos lugares donde nos advirtieron de ciertos puntos negros en la trama urbana y que no era aconsejable visitar una vez que caía la noche aunque eso no era precisamente lo que el cuerpo pedía tras el largo tramo realizado y la cansada visita de Afrodisias.
Siempre ha presumido de ser diferente al resto de Turquía, quizá en ello prima ese pasado levantino y la larga tradición liberal que suele albergar a las ciudades portuarias. Pero sí, es cierto que está mucho más occidentalizada, que es más cosmopolita que el resto de ciudades visitadas, aquí es donde hay suficientes atractivos como para no aburrirte, después de todo recordemos que tiene más de tres milenios de historia, su topónimo deriva del árbol de la mirra.
Fue fundada en el primer milenio a.C., en esa fecha se establecieron los eolios y la zona fue consolidando con los sucesivos pueblos y sistemas políticos que se fueron instalando en la región a lo largo de los siglos. En el II d.C., alcanzó una gran importancia convirtiéndose, junto con Éfeso y Pérgamo en la tríada de ciudades más importantes de la denominada entonces provincia romana de Asia. Con tres milenios de historia no hay duda que tenemos un lugar para patear y recrearnos históricamente, aunque es lógico señalar que es más divertido pasear con tranquilidad y disfrutar de su aire, moderno y permisivo, incluso para el más exigente de los viajeros.
En los antiguos tinglados portuarios que fueron levantados por el famoso Eiffel en 1890 se han instalado las grandes firmas de moda que uno se encuentra en medio mundo [casi siempre vacías], en el lado derecho tal y como se entra al Konak Pier, encontraremos sus famosos restaurantes-miradores nos permiten disfrutar de la gastronomía turca y de una siempre bien fresca EFES.
Hay que pasar control o enseñar el pasaporte para poder acceder y deambular por su interior. Al salir, a mano derecha, podemos continuar, si nos sobra tiempo, hasta el Museo Etnográfico y en la plaza frente a Konak Pier una escultura que me hizo pensar en Ali Bei, aunque no tenga nada que ver con este otro personaje histórico ¿serían parientes? Esa estatua se erigió para honrar la memoria de uno de los personajes más célebres de su historia que fue cuando la ciudad alcanzó la mayor autonomía y libertad.
Si cruzamos al otro lado [por la calle y obviando el paso elevado comprobaremos que es toda una odisea pero como ellos lo hacen con extraordinaria naturalidad, toca imitarlos]. Entonces nos encontraremos, en el lado derecho, la zona del Gran Bazar donde, con mucha suerte, es posible que no te hayas encaprichado de nada durante todo el viaje y aquí te gastes todo lo que no habías invertido a lo largo de las dos semanas de traqueteo. Prácticamente toda esa zona, hasta llegar a la Estación del Tren de Basmane es un multicolor zoco en donde podremos saborear también té a precios turcos y el omnipresente y caliente líquido no te parecerá una estafa al igual que en España donde algunos establecimientos ya lo cobran más caro que la cerveza. ¡Se ve que calentar el agua es demasiado oneroso para los negocios!
Ahí también está la mayor mezquita de la ciudad que impacta, sobre todo, por sus cúpulas, azules y doradas acaban creando una policromía de colores que no defrauda, especialmente atractiva es al final del día cuando el sol declina. Otro lugar que podría atrapar a los interesados es el Museo de Máscaras que se localiza cerca del Monumento a la Independencia que marca el nacimiento de la moderna república instaurada por Kemal Ataturk y que pronto celebrará el centenario. En esa zona está la casa de gobierno y, unos dos kilómetros más al norte nos encontramos con el muelle de Karsiyaka; recordar que el ferry conecta los diferentes puntos de la bahía y, en determinados momentos, nos permite liberarnos del tráfico rodado y tener otra perspectiva de la ciudad.
Cercana está también la zona de Alsaucak que en su época albergó una de las colonias más numerosas de judíos de todo el Mediterráneo, si el interesa el tema lo más adecuado es contacta con la Oficina de Turismo que realiza un circuito que no suele defraudar al que lo hace. Recordemos que la zona estuvo bajo control de diferentes pueblos en sus dilatados tres milenios de historia. Desde los eolios [que aprovecharon un asentamiento anterior] seguirán griegos, persas –el general Alyates prácticamente la destruyó en el VI a.C.- selyúcidas, romanos, bizantinos, árabes y turcos, sin olvidar las devastadoras hordas del Gran Tamerlán que la acabaron arrasando.
Quizá algo emotivo es oír, aún hoy, a Darío Moreno, un judío-sefardí nacido en 1921 cuya canción viene a ser una especie de “Asturias patria querida”: MI QUERIDA ESMIRNA que, a veces, se oye entre nostálgicos de tiempos pasados. El cantante tiene una calle justo en la zona donde existe el ascensor que permite ahorrarse el largo y empinado trecho de esa zona de la ciudad; murió de un ataque al corazón en 1968 en Estambul. Si tienen curiosidad ya saben San Google o Youtube son un recurso infalible para buscar cualquier cosa, hasta que un día falla todo y no sabemos hacia dónde mirar.
Y finalizaremos con una referencia para los amantes del mundo bíblico, aquí encontrarán la iglesia de San Policarpo, una de las siete del Apocalipsis; después de todo está relativamente cerca de Konak, así que también merece la pena darle un vistazo
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Maestro de Primaria, licenciado en Geografía
y estudios de doctorado en Historia de América.
Colaborador regular, desde los años 70, con publicaciones especializadas
del mundo de las comunicaciones y diferentes emisoras de radio internacionales.