Mes de junio. Termina un nuevo curso y es turno de un nuevo proceso selectivo (oposiciones) para el cuerpo de maestros. En este sentido, debemos hablar de otro tipo de oposiciones, lo que algunos han denominado oposiciones vitales.
Ana María González Herrera, docente del CEIP Maestro Lobillo de Rota (Cádiz) habla de la necesidad de darle un tono distinto a la escuela, defender una escuela emocional, si bien esto debiera también aplicarse cuando hablamos de oposiciones.
Alude a la necesidad de promover un tratamiento cercano en los miembros de tribunales, sin olvidarse de ese sentimiento de pertenencia al grupo como seres irrepetibles, individuales y sociales.
Esta maestra lidera este movimiento o tendencia que propugna la proyección y expresión emocional, la necesidad de empatizar entre maestros y maestras.
Sin duda alguna, el rigor de quienes ejercen de seleccionadores se suma a la apatía, en un sistema poco humano y vivencial.
Quizás debiéramos pensar en otro modelo no tan eminentemente teórico (en él priman los conocimientos técnicos). Planteémonos cuestiones a las que dar respuesta:
¿Evaluamos las aptitudes y el carácter motivacional de quienes pretenden convertirse en futuros enseñantes?
¿Por qué establecemos barreras entre evaluadores y opositores?
Para muchos/as, el sistema actual premia la mediocridad, así como perpetua la falta de interés o flojera (como decimos los andaluces) de aquellos que buscan argumentos para justificar la falta de implicación dentro y fuera del aula.
Para esta maestra de Infantil, en cada niño hay un tesoro dentro, y, siguiendo a Mario Alonso Puig: “En todo ser humano hay grandeza”.
Como dijo en cierta ocasión Benjamin Franklin: “Dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo”.
Necesitamos involucrar al alumnado, y, tal vez un buen paso sería abogar por cambios que nos lleven a alentar una educación desde el corazón, trabajar la educación emocional en niños y también en adultos.
Porque hay muchas formas de acompañar, eduquemos desde los sentimientos, imprimiendo esa mirada que señala Francesco Tonucci:
“Mirar con ojos de niño significa comprender y sentir junto al niño”.
¡Ojalá las líneas aquí hoy recogidas nos sirvan a todos/as de inspiración!
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Categoría: ESO-Bachillerato.