Día 1 de agosto de 2022. Hoy, hablaremos de OPOSICIONES. Lo haremos desde la óptica del sufridor, con aspirantes a una ansiada plaza para poder cumplir su sueño. Terreno competitivo en el que la cultura del esfuerzo no siempre va ligada al resultado final. Cinco nombres de mujeres luchadoras que quieren plasmar en estas líneas cambios urgentes que se adecúen a los nuevos tiempos.
María José Bernal es maestra de infantil y como muchos otros/as opositora. Cuando terminó la carrera, se preparó por primera vez. Cincuenta temas, un comentario de texto, un supuesto y la exposición oral eran obstáculos que debía superar.
Tras una experiencia negativa, vinieron otras sin suerte, hecho que le llevaría a tirar la toalla.
Sin duda alguna, poder trabajar en un centro de educación infantil de primer ciclo, con la dificultad que entraña compaginar trabajo y estudio, fue una añadidura más para no intentarlo de nuevo.
2022 le llevó a probar en Almería, y, aunque se ha preparado a conciencia durante todo el año, la suerte no le ha acompañado.
A su juicio, el sistema de oposición es obsoleto. Temario general y único para todos los opositores, una prueba objetiva y tipo test, realizar la exposición de una unidad didáctica, así como fijar una fecha distinta a la de la prueba escrita para los supuestos prácticos, son algunas de las sugerencias de nuestra protagonista.
Carmen, natural de Jerez de la Frontera (Cádiz), cuenta ya con una dilatada experiencia como aspirante a una plaza, coincidiendo también en la idea de María José. Comprobar la valía de una persona únicamente con dos pruebas (una oral y otra escrita) es tan injusto como subjetivo.
2013, 2015, 2019 y 2022 son las cuatro veces que lo ha intentado, sin suerte, como su compañera. Mucho sacrificio y tiempo invertido para volver de vacío, SIN RECOMPENSA.
Mónica ha perdido ya la cuenta de los numerosos intentos en pro de lograr lo que todos/as buscan: una plaza. Una y otra vez, recibiendo buenas calificaciones en todas las convocatorias, pero escuchando las mismas palabras: “SIN SUERTE”. Esta enseñante incide en el daño que el proceso ocasiona a la salud.
En 2011, comenzó a trabajar como interina, si bien un Decreto que ordenaba por nota y no por tiempo de servicio la desplazó, con un efecto que jamás olvidará: 7 años de tardanza hasta volver a ejercer.
Virginia Montaño, de El Puerto de Santa María, es otra asidua a un proceso caprichoso y en el que el factor SUERTE influye. Para ella, la oposición a maestros juega en una liga distinta a cualquier proceso para trabajar en un puesto público. Injusto, subjetivo y nada coherente son los calificativos que emplea para definir el proceso.
Como opositora, considera que son números compitiendo unos contra otros. De igual modo, no se valora la capacidad de una persona para ejercer como maestro/a ni mucho menos las cualidades HUMANAS que se deberían tener para desempeñar este trabajo.
Una sentencia de Virginia resume muy bien su concepción: “La valía de un enseñante no se observa en un papel y sí en el día a día”. Como muchos/as aspirantes, considera que el actual sistema debe cambiar e introducir aspectos objetivos, así como un reciclaje obligatorio adaptado a los nuevos tiempos para quienes ejercen la profesión, al igual que algo echa en falta: HUMANIZACIÓN.
Concluiremos nuestro recorrido por las oposiciones, con un último testimonio. Cristina empezó en 2009, siendo 6 las veces que se ha enfrentado a un proceso demasiado duro (incluimos la presente convocatoria). Notas superiores al 7 pero escasa experiencia o pocos puntos en el baremo le privaron de su gran sueño en años anteriores.
En 2022, ha sido la cuarta en un tribunal que otorgaba tres plazas, por lo que una vez más se quedó a las puertas de conseguir su objetivo.
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‘Mejor docente de España, 2020. Educa Abanca’
Categoría: ESO-Bachillerato.