Con hondo estupor, una vez más, he leído en la sección de Culturas de IDEAL, de fecha 18 de agosto, el reportaje titulado ‘La profundidad del cante jondo a los pies de la Alhambra’ en que se da noticia del recorrido turístico que la empresa Cicerone Granada organiza por los lugares del Concurso de Cante Jondo de 1922, entre los que, según refleja el texto, para universal perplejidad (o hilaridad), no está el Centro Artístico.
Lamentable y dolorosamente, en lo que va de año 2022 hemos venido observando cómo escribidores de toda laya, bien ignorantes, bien que rellenan el papel de tópicos mal oídos o copiados, silencian una y otra vez, o si acaso lo citan de pasadilla, el fundamental papel del Centro Artístico tanto en el origen como en la organización y desarrollo del famoso concurso cuyo centenario venimos celebrando estos meses.
Nos parece descorazonador y aun indignante que tanto la empresa que realiza estos recorridos como el reportaje aludido (pero ya digo, también otros muchos anteriores) no nombren ni de pasada ni por equivocación ni por casualidad la entidad granadina que con el trabajo, inteligencia y sabio hacer de sus responsables y socios creó y llevó a buen puerto el concurso del 22, hito histórico en España para el arte patrio. Sin duda Manuel de Falla fue una pieza clave en el levantamiento y brillantez del concurso.
Pero, con Falla o sin él, éste (con más o menos relumbrón) habría podido llevarse a cabo. Por el contrario, ello no habría sido posible sin la implicación directa del Centro Artístico: su prestigio organizativo, su solvencia ética, su seriedad en el trabajo, los numerosos e imaginativos artistas y literatos que contaba en sus filas, la demostrada eficacia de sus directivos…, es lo que ganaron la confianza del Ayuntamiento a la hora de librar la partida para financiar el concurso, que se gestó, promovió, desarrolló y culminó en el seno del Centro Artístico. Con mucho esfuerzo, por cierto. Incluso la idea original del certamen, como es sabido, la tuve el socio Miguel Cerón.
Además de ignorar estas evidencias, que están más que demostradas, testimoniadas, argumentadas y documentadas hasta la saciedad, el reportaje contiene errores de bulto, como, entre otros, asegurar (también de oídas) que el origen de la idea del concurso estuvo en el Polinario, lo que no deja de ser una mera conjetura, una pirueta lanzada recientemente y sostenida con muy débiles argumentos.
Finalmente, animo a los sin duda joviales cicerones de Cicerone Granada y al autor del reportaje periodístico a que hojeen, o mejor lean, el último número del Boletín del Centro Artístico, monográfico dedicado al Concurso de 1922, donde podrán informarse seriamente y aprender muchas cosas de lo que ocurrió en Granada hace cien años. Les invitamos también, a la vuelta de septiembre, a que visiten la sede del Centro Artístico, donde los recibiremos encantados e informaremos de aquello que les interese.
JUAN CHIRVECHES
VICEPRESIDENTE DEL
CENTRO ARTÍSTICO
DE GRANADA
(NOTA: Este texto de Juan Chirveches se ha publicado en la edición impresa de IDEAL correspondiente al lunes, 22 de agosto de 2022, pág. 23)