Sin duda, el hecho de que el presente sea un caos y que la flaca se enseñoree del bípedo en todo el orbe; que el futuro nadie se atreva a vislumbrar cómo será con tanto estólido suelto y dirigiendo el cotarro que nos han montado; resulta lógico que algunos servicios postales se vayan a épocas pretéritas para celebrarlo en los sellos –otra especie en extinción y nadie mueve un dedo- que sirven para justificar que una pieza confiada al correo ha pagado “su carrera” aunque no siempre llegue a su destino y, por consiguiente, podremos colegir que el servicio postal no deja de ser una estafa al usuario después de haber abonado la tarifa –ahora se paga como si fuera Jabugo- que los prebostes postales –alguno, incluso llegó hasta la presidencia de nuestras autonomías- nos fueron endilgando con la excusa de abaratar costes y hacer del servicio algo mucho más competitivo.
La realidad es descorazonadora y duele ver cómo se deteriora el servicio y parece que más gana les da para apretar el célebre botón “Game Over” de las máquinas del millón de nuestra adolescencia. Sucintamente así se han ido cargando la filatelia que en el siglo XX tanto hizo por el conocimiento y tantas horas de solaz y disfrute proporcionó a millones de personas en todo el mundo. En la década precedente venía enviando unas mil misivas para obtener marcofilia pero, las sucesivas subidas tarifarias me hicieron rebajar esos envíos y centrarme en los que temáticamente me atraen: el mundo de la radio o los de aspecto polar. Pero, ¡ay!, parece que los dioses se han vuelto locos y ya los no retornos superaron el 90% de las peticiones [hagan cálculos y verán que se han volatizado unos 1.500€]. Ergo, la desprofesionalización de la posta o la milonga de “todos valen para todo” están dándole el último puyazo a un servicio que tanto placer y tantas horas de formación nos dieron. Tendremos que replantearnos el tema y, llegado el caso, comprar las piezas que, a la larga y viendo el alto grado de sobres “desaparecidos”, nos saldrán menos onerosas aunque eso sí, ya no tengan esa parte emocional y lúdica que inspiraban nuestras peticiones de sobres circulados realmente por el correo. Lógico, entonces, que sea el pasado el tema recurrente, sobre todo si es glorioso o se ha magnificado, en este caso la célebre y descomunal batalla con ejércitos tan disímiles en hombres. Si viajan por la zona, no dejen de dar una vuelta por el célebre campo de batalla y el castillo catalán (XIV) que nos deja obtener una impresionante panorámica sobre la ciudad. También en el Museo de Esparta encontramos un busto del inolvidable y heroico rey Leónidas que no dudó en plantar cara y morir por su pueblo.
A los 25 siglos de la Batalla de Salamina, incorporamos ahora otros tantos de la épica Batalla de las Termópilas que Grecia conmemoró con otros cuatro sellos, dos hojitas bloque y cuatro máximas prefranqueadas útiles para cualquier destino del mundo… ¡Otra cosa es que lleguen al destinatario si es que uno las desea realmente circuladas y no un producto más expresamente preparado para “sacarnos los cuartos” a los que amamos el mundo del sello!
La histórica batalla ha sido llevada a la gran pantalla e infinidad de documentales en diferentes épocas; podemos colegir que la épica ha perdurado en la historia sin necesidad de ninguna ley de la memoria, reclamando un pasado que no fue, como está sucediendo en la piel de toro con hechos mucho más recientes. Según dejó escrito Heródoto, el desigual enfrentamiento no permitía muchas esperanzas puesto que el ejército persa superaba en la época los dos millones de hombres en armas y Leónidas los tuvo retenidos -junto a sus heroicos 300 espartanos y consciente de la difícil disyuntiva que tenía ante sí, licenció al resto de sus hombres- unos cuantos días en el célebre desfiladero antes de caer masacrados al ser atacados por la retaguardia por tan descomunal máquina de guerra.
Los faciales están inspirados en el famoso Memorial o conjunto escultórico dedicado a la batalla (0,50, 0,90, 1 y 2,50€), las dos hojitas bloque recogen el 2º y 3º de los efectos y el 1º y 4º. Como con la emisión dedicada a la Batalla de Salamina, las tarjetas máximas prepagadas permiten augurar un mejor porvenir por su escasa tirada de sólo 300 series completas (6 €uros la serie). Para los sobres de primer día que prepara el servicio filatélico destinados a sus abonados se cancelaron 4.000 sobres con los sellos y otros tantos con las hojitas bloque. Las tiradas oscilaron entre los 25.000 de las hojitas, 500.000 (faciales de 0,90 y 1€) y un millón (0,50 y 2,50€). La serie fue concebida por el profesor Yannis Gourzis tomando como base el trabajo escultórico de Vassos Falireas y la adaptación de Myrsini Vardopoulou. Impresos en offset multicolor por la Veridos Matsoukis, hojas de 25 ejemplares, serían puestos a la venta en las oficinas del correo heleno el 3 de noviembre del 2020.
Hecha esta introducción, vayamos a la célebre batalla que toma el nombre del célebre desfiladero que ha sido modificado por 25 siglos de constante acción de la naturaleza que ha continuado su incansable trabajo, la región se parece poco a aquellos momentos históricos. Por ejemplo las aportaciones del río Espercheiós han ganado cinco kilómetros de estuario al desembocar en el mar. Recordemos que a la izquierda del túmulo o Memorial podemos encontrar las fuentes de aguas sulfurosas o termales que dan lugar al topónimo Termópilas [puertas calientes].
El lugar está cerca del golfo de Lamiaco, el estrecho camino en la antigüedad recorría la senda al pie del mítico Monte Calidromo [contrafuerte del Oeta] y el mar. Una ruta que unía Tesalia con la denominada, históricamente, Grecia Central. Entonces era la única senda que permitía el paso, de las tropas y sus carros, con no pocas dificultades. El camino era tan estrecho que en alguna parte del recorrido apenas podía pasar un carro, hecho que en numerosas épocas permitió cerrarlo e impedir el acceso a los ejércitos enemigos de la época. Entre la ciudad de Alpeni y su salida, que también se estrechaba, se localiza el pequeño llano o valle intermedio, pero todo eso pasó a la historia puesto que prácticamente no existe el entorno tal y como se vivió cuando tuvo lugar la histórica y desigual batalla y hay que poner mucha imaginación para poder recrear la histórica gesta militar del soberano Leónidas y sus 300 espartanos que cayeron e inscribieron su gesta en los anales de la historia cuando en el 480 Jerjes los derrotó: comenzaba la leyenda que dura 25 siglos.
Por supuesto un topónimo como este tiene historia para dar y vender, así que dejamos la ventana abierta y cerraremos este comentario con otra gesta, la del sacerdote Diakos que en la guerra de independencia griega (1821, hace por lo tanto dos siglos) mantuvo en vilo durante varias horas –todavía los guías te enseñan el supuesto peñasco desde donde los 400 musulmanes intentaron pasar- y el cura los mantuvo a raya. Evidentemente, el turista quisquilloso disfruta de esos datos y trata de imaginar el lugar de la batalla en una zona moldeada por la acción erosiva de la naturaleza. El ortodoxo vendió cara su vida en ese desfiladero del norte de Grecia que fungió como una defensa natural de la región y, los atacantes, al no poder acceder por este camino, tenían que realizar un gran rodeo por medio de una orografía interior no menos accidentada. De paso comentemos que algunos autores, de ahora mismo, se permiten el lujo de asignarles el calificativo de inmaduros y bárbaros a los protagonistas de la batalla. Evidentemente no aprendemos como especie y al parecer es más heroico morir en casa, víctimas del virus, que vender cara tu muerte. Hemos avanzado tanto que a esto, algunos, le llaman humanidad y progreso. ¡Qué poco hemos aprendido de esos legados de la historia y con qué facilidad nos tragamos las milongas de los embaucadores que inundan en estos momentos todo el orbe!
Deberíamos de interiorizar mucho mejor el título de la emisora de radio checa: Legados del Pasado, Testimonios del Presente. Analizar los hechos sin tener que hacerles decir lo contrario y sin tener por qué avergonzarnos de un momento que es nuestro, como herederos, pero que no fuimos responsables aunque, muchas veces, estos hechos nos hayan condicionado. Como lo que nos sucede ahora mismo estará condicionando a los que vengan detrás por muy felices que se las pinten los vendedores de humo, algo muy habitual en la clase política de este continente que se autoflagela y se arrodilla.
Diríamos que el escultor Falireas (1905-1979) interpretó mucho mejor la épica y desigual batalla del soberano que con un puñado de sus hombres se puso a defender su territorio, que los modernos “interpretadores” de la historia que, en estos momentos de incertidumbre en el XXI. Cualquier energúmeno, con un papel universitario -trucho- en el bolsillo, se permite el lujo de criticar unos hechos totalmente descontextualizados, aplicando una ética que podemos colegir está hecha de papel de fumar, y así nos va. Encima quieren que nos traguemos que estamos en el mejor momento de la historia. ¡Cuánta necia egolatría tienen sus señorías, a las que tendríamos que aplicarles aquello de “Dime de qué presumes y te diré de qué careces”!
Nuestro agradecimiento al servicio postal de Grecia por la información facilitada para este artículo.
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Maestro de Primaria, licenciado en Geografía
y estudios de doctorado en Historia de América.
Colaborador regular, desde los años 70, con publicaciones especializadas
del mundo de las comunicaciones y diferentes emisoras de radio internacionales.