Saber qué nos ocurre es esencial para saber qué hacer; conocer el por qué facilita el cómo. Para los profesionales de la Psicología detenernos en los antecedentes, saber desde cuándo comenzaron los síntomas y buscar su origen, debe ser una tarea principal y destacada.
La Terapia EMDR (Eye Movement Desensitization and Reprocessing), que en español vendría a traducirse como Terapia por Movimientos Oculares, Desensibilización y Reprocesamiento, es una de las más eficaces a la hora de tratar el trauma y los trastornos que tienen su origen en la infancia o que son consecuencia de situaciones traumáticas (agresiones, accidentes, etc.), tales como: trastorno de estrés postraumático, trauma complejo, trastornos disociativos, etc.
“Ni olvidar, ni utilizar: el único medio de salir adelante es comprendiendo”. Boris Cyrulnik
Pero, ¿qué pasa en nuestro cerebro cuando hemos pasado por un trauma? ¿Cómo afecta a éste? Quizá deberíamos, primero, definir qué es un trauma, y la forma más sencilla de hacerlo es diciendo que un trauma es aquello que provoca un antes y un después en la vida de una persona.
Gracias a la neuroimagen y a las investigaciones que se dedican a estudiar el impacto del trauma en el cerebro, encabezadas por Lourdes Fañanás, catedrática de la Universidad de Barcelona e investigadora principal de un Grupo del Cibersam y del Institut de Biomedicina de la Universitat de Barcelona (IBUB), se sabe cómo el cerebro cambia: según el desarrollo ontogénico, unas de las consecuencias del abuso sexual en los primeros años de vida sería la pérdida de volumen a nivel del hipocampo. Si el abuso es más tarde, durante la pubertad, probablemente los cambios que se ven implican una pérdida de materia gris que afecte a áreas del córtex prefrontal entre los 9 y los 12 años. Así también, se sabe que los niños que son sometidos a cualquier maltrato van a presentar una pérdida de volumen en la amígdala del cerebro. Todas estas regiones cerebrales regulan funciones de razonamiento, concentración, memoria, atención, así como la amígdala se encarga de las emociones.
“De todas las heridas, el abandono en la infancia es la peor”. Anabel González
La Terapia EMDR, es una de las herramientas terapéuticas más eficaces para tratar el trauma y sus síntomas relacionados. Sus premisas teóricas se fundamentan en estos estudios, así como en muchos otros, y en el concepto de memoria traumatizada: el cerebro encapsula los recuerdos traumáticos con las mismas cogniciones y emociones que se experimentó en el pasado, es así que podemos entender como una persona veinte años después puede seguir sintiendo y experimentado lo que le pasó, como si acabara de ocurrirle.
La Terapia EMDR trabaja con esta memoria; siguiendo un estricto protocolo basado en 8 Fases que se deben implantar secuencialmente hasta que la persona consigue revivir el trauma sin ansiedad y sin perturbación. Vemos cómo esa memoria traumática se ha convertido en una memoria narrativa: la persona comprende lo que le pasó, entiende que ya no está, en el presente, ahora, en peligro. La persona supera lo que le pasó, y empieza a vivir con otras creencias, en este caso positivas, sobre sí misma.
La aplicación del EMDR, se hace a través de movimientos oculares o tapping: mientras la persona revive el recuerdo traumático, se le aplican una u otro. Estos movimientos o tapping, según las últimas investigaciones, intervienen de distinta forma en el cerebro: ponen en funcionamiento la memoria de trabajo, se activan los dos hemisferios, se pone en funcionamiento la atención dual, y durante su ejecución, el cerebro funciona de forma similar a como lo hace en la fase profunda del sueño. Es decir, el cerebro está sanando esa memoria traumática, se está produciendo la desensibilización y la reprocesamiento del trauma, dotándolo de otro significado y relacionándolo con redes neurales adaptativas de memoria.
“En la memoria sana, la representación de uno mismo cuenta la manera de vivir que nos permite ser felices. En la memoria traumática, un desgarro increíble fija la imagen pasada y enturbia el pensamiento”. Boris Cyrulnik
La OMS aconseja la Terapia EMDR, en casos de estrés postraumático y trastornos relacionados con el trauma, ya sea relacional (cuyo origen estaría en los modelos de apego desarrollados por las figuras parentales), o traumas relacionados con agresiones, accidentes, catástrofes naturales…
Actualmente ya se conoce que el EMDR es muy eficaz para la depresión, trastornos de ansiedad, procesos de duelo, trastornos disociativos, personalidad límite, TOC y adicciones.
Para mí la Terapia EMDR, se ha convertido en una pasión. Día tras día, veo cómo funciona y cómo alivia el enorme sufrimiento de las personas que llevan un trauma a sus espaldas. El gran volumen de investigación que hay sobre el EMDR, así como el vasto número de libros publicados que existen, hacen de ésta unas de las más interesantes y fiables terapias en la actualidad.
Debe ser aplicado por un terapeuta, ya sea psicólogo o psiquiatra, cualificado y formado por EMDR Europa y por la Asociación de EMDR España.
“Una vez que el trauma está bajo control, el miedo es de poca utilidad y disminuye”. Martin Seligman
Ver más artículos de