Los Reyes Magos. Roscón de Reyes. Carbonilla

Tradición oral. Leyendas, Historia bíblica

“Que la ilusión nunca desaparezca de los corazones porque todos somos reyes en nuestro pequeño reino”.

La historia de los Reyes Magos es como un cuento con tintes épicos propios de la transmisión oral y su implícito mensaje simbólico, transmitido de generación en generación.

Su inicio se remonta al Evangelio según San Mateo (2, 1-2), que es quien la rescata después de ser escrita en Arameo hacia el año 70 d.C. El texto original no se conserva, pero sí su traducción al griego por ser el idioma utilizado en la cuenca del Mediterráneo. Si bien en la Biblia no se recogen todos los datos atribuibles a la verdadera historia, escritos apócrifos griegos transcritos al arameo pudieron ser utilizados por Marcos y Lucas. En el texto no se les menciona ni como reyes ni magos, no se hace referencia al color de la piel ni al número exacto de personas que eran, y ni siquiera se mencionan los nombres por el que se les conoce hoy día.

Finalmente fue escrita entre 1364 y 1374 por Juan de Hidelsheim, prior carmelita alemán, y titulada “Historia Trium Regum”, aunque no todos los historiadores modernos dan por cierto todo su contenido.

Cuentan las leyendas que en aquellos años existía una casta sacerdotal de Persia dedicada al estudio de diferentes disciplinas. Los únicos que pertenecían a dicha casta eran personas de clases educadas pero no necesariamente ricas; se les denominaba tanto magos, por ser sacerdotes astrólogos, como sabios -que no brujos-, dados sus altos y privilegiados conocimientos de la naturaleza y sus fenómenos.

Al parecer, eran un total de doce magos astrólogos que estudiaban en distintas escuelas. De los doce, sólo fueron tres quienes vieron la luz y que siguieron como señal del lugar del nacimiento. La teoría más verosímil sobre esa luz fulgurante, es que fue el resultado de una conjunción planetaria, teoría que fue reconocida y recogida por Benedicto XVI en su libro “La infancia de Jesús”. Al desconocer de qué astro se trató, decidieron que fuera una estrella, símbolo de la luz, la esperanza y la fe que guia a todos los creyentes.

Los dones que estos magos tenían, entre otros, eran el oro, el incienso y el mirro. Los tintes mágicos aparecen aquí también puesto que, cuando se los ofrecen a Jesús, no se habla de cantidad, lo que indica que una representación por la simbología atribuída a cada regalo.

Melchor era un anciano blanco con barba que representaba a Europa y ofreció oro, símbolo de la realeza que se regalaba a reyes, reconociéndose así a Cristo como Rey. Gaspar, a quien se le tribuye pelo rubio o pelirrojo por su origen caucásico, representaba a Asia. El incienso es el símbolo de la divinidad y del sacrificio. Su regalo fue el reconocimiento de la Divinidad de Jesús, que sería sacrificado como hijo de Dios. Baltasar, en representación de África y por tener relación con el mundo arábigo, poseía una tez morena. La mirra es el símbolo de las lágrimas, del dolor como capacidad humana. Con este don, se reconoció el rasgo de la humanidad del Señor como el niño que moriría como hombre.

El hecho de que sus orígenes fuesen distintos, y sin embargo se les denominara a todos como Reyes “de Oriente”, se justifica con la hipótesis de que pactaron encontrarse en algún lugar de la Ruta del Incienso, la única por las que esas mercancías podían llegar a Belén. Se cuenta que Melchor llegó en camello, Gaspar en caballo y Baltasar en elefante, y que a partir de su encuentro, todos viajaron a Belén en camello, en realidad dromedarios, teniendo lógica esta conclusión dado que es el animal por excelencia para atravesar tierras desérticas. En algún momento previo, se habían conocido forjando una gran amistad que se reforzaba con comunicaciones a través de mensajeros. Es importante resaltar el carácter simbólico de la visita previa al nacimiento: a pesar de hablar en idiomas diferentes y coincidiendo en la búsqueda de la paz en el mundo, simbólicamente estos sacerdotes representaban el respeto y unión de distintas religiones, y que el entendimiento prevalecía por encima de la diferencia idiomática. (Mateo sí habla de los regalos que atribuyen el rasgo de la divinidad al describir “a un niño que no era de este mundo”). Cómo vemos, se enlazan realeza, divinidad y naturaleza humana, siendo ellos los mensajeros de esos valores.
Continuando con la narración, su edad también implica un simbolismo con las distintas etapas de la vida del hombre: Baltasar representó la juventud, que conlleva más cercanía en el entendimiento del pensamiento de los niños, Gaspar, la madurez que representa la generosidad y la bondad, y Melchor, la senectud que simboliza la sabiduría.

En el evangelio según Mateos (2:17), se indica que iniciaron el viaje, pero no llegaron a tiempo al nacimiento sino dos años después: “…entraron en la casa <no establo>…”; de ahí la orden de matanza por Herodes de todos los niños menores de dos años, al enterarse que había un niño rey que iba a ser adorado por estos magos. Momento en el que María y José huyeron a Egipto, adónde marcharon para conocer al niño rey. Aquí entra otro capítulo de la leyenda, cuando se cuenta que eran cuatro los reyes. El cuarto era llamado Artabán y llevaba piedras preciosas. En el camino encontró un anciano pobre y enfermo y se quedó con él; cuando este mejoró, tuvo que continuar su camino solo. Paraba siempre a ayudar a los pobres quedándose cada vez con menos piedras preciosas. Encontró al Mesías justo el día de la crucifixión, y con solo un rubí en la bolsa se cruzó con una anciana que iba a ser vendida como esclava en la plaza: él pagó por su liberación.

Apesadumbrado, sin fuerzas y sin nada que ofrecer, se preguntaba “¿Qué he hecho yo por el Salvador?”, oyendo entonces la voz de Jesús, que le respondió: todo lo que hiciste por los demás, lo hiciste por mí y hoy estarás conmigo en el Reino de los Cielos.

Otro dato épico, propio de la tradición oral, se refleja en el personaje de Herodes como el villano, el antihéroe que cita a los reyes para averiguar el lugar en el que se encuentra Jesús con la excusa de adorarlo cuando en realidad quiere matarlo. El personaje del Héroe simboliza al niño salvador que ya es rey. Los héroes no son perfectos pero tienen algo especia, y es que hacen lo que tengan que hacer: equivocarse, fallar e incluso morir; aceptan ayuda, están dispuestos a aprender y pueden llegar a resucitar para seguir adelante.

Parece ser que fue San Jerónimo quien, en la traducción de las Escrituras del hebreo al latín, en el siglo IV, los identificó como magos. Antes de su visita a la gruta de Belén, y según todos los evangelistas, se celebraban ciertos ritos como fiestas con presencia de bueyes y asnos. Tras la visita, nació la costumbre por los peregrinos, de rascar las paredes porque el carbonato cálcico se convertía en una reliquia conocida como “leche de María”, a la que se le concedía el poder de proteger el periodo de lactancia de las madres.

Otra versión de los Reyes Magos llegando a la Alhambra realizada el 3 de enero de 2023 por Manuel Ruiz

A la vuelta, la estrella había desaparecido y según la leyenda tardaron trece años en regresar. Fallecieron pasados los 100 años y se les enterró en el mismo lugar; mientras la estrella brilló sobre el cielo, sus cuerpos permanecieron incorruptos. Sus reliquias se hallan en el Santuario de los Tres Reyes en la Catedral de Colonia (Alemania) y son objeto de culto desde el siglo XII.

A partir del siglo XIII se les reconoce por el nombre, pero no se les llama reyes sino stelleros. No fue hasta el siglo XVIII que comenzaron a ser presentados como Reyes y se les atribuyeron los nombres de Melchior, Gathaspa y Bithisarea, siendo venerados como santos durante la Edad Media. Con posterioridad, sus nombres fueron derivando en los que conocemos actualmente.
Una vez que la historia fue recogida por escrita (1374), en Florencia en el año 1390 nació una Cabalgata oficial que, en realidad, era más una procesión aderezada con elementos orientales y animales exóticos.

Desde el s.XV a los Reyes Magos se les representa en la iconografía cristina en las tres únicas razas hasta entonces conocidas en la Edad Media: europea (Melchor), asiática (Gaspar) y africana (Baltasar).

El AUTO de los RRMM, conocido también como la Adoración a los Reyes Magos, actualmente se conserva en la Biblioteca Nacional de España y se celebra todos los años en Madrid desde hace once años.

La tradición del carbón dulce apareció mucho más tarde. Surgió como un elemento de diversión al atribuir la existencia de un paje chivato, llamado Carbonilla, que informaba a los Reyes sobre qué niños se portaban mal.

Sobre la tradición del Roscón de Reyes se cuenta que nació en Roma, en el siglo II a.C cuando se celebraban “Las Saturnales”, festejo pagano en honor a Saturno como dios de las cosechas. Todas las personas, ricos y esclavos, celebraban el final del período más oscuro del año y el inicio de una época de luz, con un dulce de miel y frutos secos. Un siglo después se introdujo el haba como símbolo de fertilidad de la tierra cultivada. Fue prohibida con la llegada del Cristianismo, salvo en Francia donde se sitúa la versión más verosímil, arraigando a partir del s.XIV y manteniéndose esta costumbre durante toda la Edad Media. Se cuenta que, en el siglo XVIII un cocinero pallarés demostró su admiración al rey Luis XV y cocinó, el día de la Epifanía, un roscón con un regalo en su interior; el monarca quedó tan encantado que se inició así la tradición del Roscón de Reyes en la llamada “Fiesta del Haba”, que incluía además del haba, una moneda de oro. y a aquel que le tocase sería nombrado Rey de Reyes durante un tiempo. Posteriormente, fue impulsada por Felipe V en España pero el haba, frente a la moneda de oro, ya fue adoptando su carácter negativo porque implicaba el pago del roscón.

Y así, entre datos bíblicos, tradición oral y leyendas, el 6 de enero celebramos el día de los Reyes Magos.

¡¡¡ FELIZ DÍA DE REYES !!!

Nesilea Roca

Licenciada en Derecho

Narradora de Letras y Emociones

Reseñadora de Cuentos

Colaboradora en Revista Literaria Freibrújula

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