Preámbulo:
Escribe don Ángel González de la Serna, autor de este libro, en el preámbulo y siguientes capítulos de «Orientaciones», resumiendo mucho todo el texto original:
«No debemos copiar simplemente lo que se hace en otras provincias, y localidades, en las actividades con los jóvenes scouts. Es necesaria la adaptación al medio y ésta se consigue con el estudio y con la experiencia. Es preciso adecuar el método educativo escultista a la realidad de Granada. Y hay que hablar de una cuestión principal, y que tanto se tergiversa y a veces se confunde: ¿La institución de los scouts-exploradores es una labor de educación o de instrucción? Pido ayuda a los directores para intentar resolver la pregunta. De manera que los jóvenes sean los ciudadanos verdaderos que necesita nuestra sociedad, sin fanatismos ni pesados bagajes.
La formación de los jóvenes no es una obra de improvisación:
La labor educativa de los scouts no es de ostentación, es contribución sin otra mira que el bien del prójimo. Para organizar la estructura de los exploradores no se necesitan, entiéndanme, presidentes, tesoreros, secretarios, vocales, ni ceremonias; sólo basta una voluntad firme, con conocimiento, con convicción, despojada de toda mira personal y egoísta. Los mayores debemos dar ejemplos y cumplir los reglamentos y la promesa scout. Para hacer este bien grande y desinteresado la dificultad es encontrar personas con estas condiciones.
Ni simplemente música, ni simplemente títeres:
Cuando en los comienzos de las organizaciones de exploradores se hablaba y discutía sobre su significación religiosa, contestaba a los ataques de izquierdas y de derechas, enseñando la fórmula de nuestra promesa. Y en los comienzos de los scouts algo de esto nos ha sucedido, gastando tiempo y energías en discutir lo religioso, mientras entraban los duendes por los resquicios y quebrantaduras con trompetas, tambores y bandas militares, y mientras se apoderaban rápidamente de nosotros subyugándonos con juegos de equilibrio, saltos mortales, carreras galopantes y toda esa sarta de mojigatería acrobática, con sus intermedios de prestidigitación, desplumando aves y desollando conejos, para comerlos asados al fuego, que bajo delito, debía ser encendido sin gastar más de dos cerillas. Copiar los métodos y manuales de los scouts usados en otros países, sin modificarlos ni adaptarlos a nuestras necesidades ha sido un defecto de constitución. Los scouts no son “batallones infantiles” que sintetizan su educación en la parte corporal. Los exploradores se ha creado para hacer personas en su integridad. Hay que alejarse de los gastos que originan las bandas de tambores y cornetas. Gastos que dedicados a otras adquisiciones de material científico y práctico, darían mejores resultados, aunque sean menos vistosos. Es equivocación manifiesta la tendencia de algunos de nuestros directores de vivir para el público y deslumbrarlo con desfiles, a costa del cansancio de los muchachos y de la finalidad educativa de nuestra institución. Los scouts sólo forman al salir o al entrar de una población en una excursión.
El gran problema:
Es la elección y formación de instructores-monitores es, sin duda, el punto más esencial.
La educación y la instrucción:
La educación va dirigida directamente a la voluntad, la instrucción enriquece los conocimientos. Hace falta una educación sólida, que ante todo, entienda de deberes y derechos.
En busca de instructores-monitores:
Esta ocupación, incomparable, de educador de niños y jóvenes, no es prenda que va adherida a títulos ni encomiendas, sino que se haya sujeta, innata, circunscripta a determinados y escasoas personas que son las que los miembros del Consejo deben buscar. La Real Orden de 12 de febrero de 1914 daba autorización para que los maestros de escuelas públicas oficiales puedan concurrir a los concursos que la institución de los exploradores-scouts abra, a fin de contribuir como instructores-monitores a la educación o instrucción de los jóvenes asociados. El maestro una vez que ha ganado sus oposiciones, se convierte en un funcionario, que como todos los oficiales, busca la buena vida y sueña con la nómina, y así hemos visto que a pesar de la Real Orden citada, ninguno ha venido en nuestra ayuda, ni vendrán aunque los llamemos, mientras no tengan consignación, para esto, en los presupuestos. Con menos dinero, sin consignación, podríamos llegar a mejor resultado, dando preferencia en las oposiciones a escuelas a los que hayan sido instructores-monitores en los scouts. Para ello bastaría una R.O. en esa dirección y los beneficios serían para todos. Cuarenta o cincuenta muchachos con un instructor-monitor y dos ayudantes es proporción adecuada para un rendimiento educativo asombroso.
Hay que interesar a los padres:
Parece que muchos padres envían a los chicos a los scouts para “descansar un rato de ellos”. No basta la propaganda que haga la prensa. Hay que llegar a interesar uno por uno a los padres de los jóvenes y no cansarse de encarecer la conveniencia que les supone ser exploradores. A alguno de ellos se les ha indicado que asistieran a nuestros actos y leyeran cuanto de scouts tenemos escrito, para que procedieran en consecuencia. De lo contrario, nos exponemos a que los consejos dados por unos, los padres, sean revocados a continuación por los otros, los scouts, y viceversa.
Juegos y diversiones:
La lección que se aprende en la práctica queda grabada y perdura para siempre como un consejo. Yo me declaro enemigo irreconciliable de los cafés y de los billares, porque en ellos se fuma, se bebe, se juega, se critica, y en resumen se pierde el tiempo, y estos son los lugares preferidos de la juventud. Antes se corría, se saltaba, o jugaban a la pelota en pleno aire. Si a mí me fuera dado resolver esta cuestión, dentro de nuestros exploradores, pediría la implantación de tres cosas: una clase de trabajos manuales, una biblioteca y un campo de deportes. Los periódicos por desgracia pocos pueden leerse, dedicados a la glosa de crímenes y robos extraordinarios, al fomento de la fiesta llamada de toros y a la caricaturización y sátira de las más altas representaciones del Estado. Los juegos que practican los exploradores, ideados por el fundador de los scouts, Baden-Powell, ofrecen gran interés a los muchachos y sus resultados son admirables por los bien escritos y meditados, dado el alto fin que se propuso.
El arte y el teatro:
Las cuestiones de arte, son sin duda alguna, las más íntimamente relacionadas con la educación. Son algo así como su complemento. La educación artística está retrasada porque no estamos acostumbrados. Es una buena costumbre a la que debemos habituar a los exploradores, el que madruguen, y los teatros y cines generalmente funcionan por la noche. Yo no tengo que encarecer las delicias que el levantarse temprano trae consigo, cántenlas los pájaros y las gotas el rocío. El teatro de los niños está olvidado. El teatro actual, como el cine, no está en armonía con las enseñanzas que deben darse a los muchachos, porque bajo las formas de arte se hallan disfrazadas pasiones, intrigas, seducciones, enredos, engaños y toda sarta de sensualidades. El buen teatro, y el buen cine, es un poderoso medio de educación que a la larga repercutirá en la buena ciudadanía de los chicos.
El porvenir de los muchachos:
Nuestro Consejo, atendiendo a estas necesidades, tiene establecida, además de clases de enseñanza primaria, una clase de preparación de Magisterio, donde gratuitamente hombres de buena fe explican las asignaturas de cada grupo, dando carrera gratuita a muchos hijos de obreros, que luego serán maestros y difundirán el escultismo allá donde vayan destinados, igual que los oficiales de correos y telégrafos o los del cuerpo de carabineros. De lo mucho que puede decirse de la enseñanza manual de obreros, sobre la práctica de su oficio, poco bueno puede anotarse. Los aprendices, desgraciadamente, corren el bochorno del abandono y el muchacho, que empujado por el hambre, vaya al primer taller que tropiece, pues puede decirse que quedará estacionado en la tarea de menear cola o dar los fuelles a las fraguas. Nadie mejor que nosotros los scouts-exploradores para ayudarles a encontrar su oficio y su taller adecuados. A quien no conozca la amplitud y los verdaderos deberes que nuestra institución educativa nos impone, creerá que son exageraciones estas medidas que tomamos cuando van surgiendo los problemas sociales que estudiamos. Implantar clases técnicas de oficios y talleres en unión con las Escuelas de Artes, Oficios e Industrias sería una venturosa realidad. La magnitud de la empresa no debe amedrentarnos, bien es cierto que necesitamos en alguna, o gran, medida la ayuda del Estado.
Esta orientación es obra de voluntad:
La implantación de estas “Orientaciones”, que escribo en este libro, puede llevarse a la práctica sin grandes gastos, sólo precisa de una constancia a toda prueba y un deseo de llegar al éxito final. Ya hemos comenzado por dar conferencias alternas, impartidas por catedráticos amantes de nuestra obra. Duran una hora dividida en tres partes de veinte minutos. Cada patrulla scout, grupo de 8 a 10 jóvenes, tiene reservado sitio fijo en el salón. A la hora fijada comienza el acto. Hay nociones generales de agricultura, física, historia, geografía, geometría, topografía, higiene, historia natural, derecho y cuantos conocimientos puedan interesar a los muchachos. En los segundos veinte minutos se abordan cuestiones relacionadas con la educación de la voluntad. Insistiendo en los deberes del explorador y su promesa. La última parte se alterna en días con ejercicios físicos y manuales. Finalizando con el canto del himno de los scouts-exploradores. Otros asisten a las clases de magisterio o preparación de oposiciones a correos y telégrafos y otros a clases de oficios. El regocijo es grande entre muchos al ver que pueden salir de la miseria.
(Continuará en la III Parte que es el Final)
Antonio Alaminos López
Autor del