Emilio Peregrina Sampedro, nace en el emblemático barrio granadino del Albaicín, concretamente en la Cuesta Marañas, muy cerca de la célebre y no menos representativa Calderería, en el día 5 del mes de marzo del año 1956. Deja este entorno de la ciudad de La Alhambra, de idiosincrática luz y genuino urbanismo, una huella profunda en la sensibilidad y entendimiento del artista, que siempre se dejará entrever con mayor o menor intensidad en no pocos momentos memorables de su más excelsa creación artística.
Cambió su residencia, siendo muy joven, al bello municipio de Huétor Vega, cercano al derredor de la misma ciudad de Granada, dónde, además de establecer su domicilio y conformar su muy amada familia, deja una impresión y rastro indelebles por su humanidad y bonhomía entre los vecinos de la localidad; allí habría también de construir su sancta santorum, en el que meditaría y realizaría buena parte de su obra, que no sólo es pictórica, también realiza escultura y trabajos de artesanía, marquetería y de restauración de ebanistería muy destacados. Estudio creado por el propio artista, digo, que bien puede ser considerado un hermoso y originalísimo museo, construido con meticulosidad y diligencia a base de materiales reciclados y manipulados por el propio artista, y que fue conformando el espléndido aspecto del que goza en la actualidad, y que debería para siempre conservarse en su vigente esplendor.
Así mismo, la marca del entorno paisajístico y urbano hueteño tan peculiar, con su opima, bella y fértil vega, y la impresionante estampa de Sierra Nevada al fondo, tan fresca y tan cercana al pueblo, es también constatable influencia en algunas de sus obras y en los numerosos trabajos realizados para la revista Huétor Gráfico, de la que fue colaborador y, durante los muchos años que permaneció en ella se hizo querer extremadamente por sus muchas cualidades humanas y artísticas.
También tuve la suerte de que colaborase en la revista Jizo de Humanidades (con este sello editorial aparecieron en la colección Cuadernos de arte y literatura: El arte del tiempo, con motivo de una exposición en Albolote, en el año 2001, y Zeitgeits (espíritu del tiempo, en otra exposición en el colegio de Farmacéuticos de Granada) o en la revista Entorno Literario, con algunas muestras de su trayectoria como artista.
Su recogimiento artístico y personal resultará proverbial para todos los que le hemos conocido y con él compartido arte y ciencia, siendo esta otra de las singularidades que se han de reflectar y evidenciar en su obra y que van más allá de una curiosidad de su personalidad, pues ajeno a cualquiera farándula del arte o a cualquiera de los cenáculos literarios y artísticos, trabajó con denuedo en pos de una evolución conceptual y artística que acabaría por revelarse en sus obras, donde la nota de un psiquismo, o mejor de un pamsiquismo genuino acaba por revelarse.
En dicho estudio permanece buena parte de la obra de Emilio, desconocida para el público, si bien sus exposiciones fueron muy escogidas y poco numerosas, y que aquí, para ti lector, hemos seleccionado junto a otras ya expuestas y mejor conocidas. El estudio y la obra de nuestro artista ofrecen en su conjunto, un inusitado ámbito que reflejan a la perfección la personalidad, inquietudes y aspiraciones de Emilio Peregrina, de las que este libro conforma una exigua pero hermosísima muestra en forma de reproducción fotográfica de su obra artística.
MAÑANA
(La figura y su paisaje)
EL lienzo de la vida
discurre cristalino:
El alba, tras del monte,
se pinta, y en el río.
Una historia el paisaje,
y la figura un signo:
desde un trazo de luz
se recrea amarillo
un cuento donde el tiempo
parece sorprendido;
relata a la retina
la historia del olvido.
Esta mañana azul
conforta en su retiro;
marcha a ninguna parte
por quedarse en su sitio.
Desliza eterno instante
sobre un rostro herido
el pincel su color
de tiempo relativo.
Quietud en movimiento
que inscribe un laberinto
donde el pincel sensual
manchase el lienzo místico:
Donde eterno despierta
el instante dormido,
y encuadra la pintura
su límite infinito.
Francisco Acuyo,
escritor, poeta, editor
y autor del BLOG ANCILE
