Como en la querida España
vivimos siempre a lo loco
de nuevo en plena campaña
surge la compra de votos;
y no sólo es en Melilla,
lo cual no es de pavo el moco,
sino en otras latitudes
donde han llevado el oprobio
hasta tierras de Almería
que sin pudor ni decoro
trampean en las elecciones
a base de mucho morro
y colosal desvergüenza,
mutando pasta por votos.
El asunto no es trivial
ni un episodio anecdótico
que nos pueda provocar
el mosqueo de un sofoco;
el artificio es muy feo,
paso a paso, poco a poco,
esto está oliendo tan mal
que en la forma y en el fondo
lo que provoca son náuseas
y cabreos antológicos.
No son bromas, ni chapuzas,
ni incidentes jactanciosos
sino delitos muy graves
de políticos mafiosos
que no han de quedar impunes
ante dicho trampantojo.
La justicia ha de actuar
con un laudo salomónico
persiguiendo la infracción
de este delito oneroso
que nos debe avergonzar
por su contenido tóxico,
falaz, antidemocrático,
altanero y demagógico
que se merece un castigo
en las urnas con los votos.
La delincuencia política,
la corrupción, los sobornos,
malversaciones, enchufes,
chiringos de tocomocho,
las promesas incumplidas
y los falsos testimonios
son delitos miserables
de un alegato tan hondo
que deben ir a prisión
los gobernantes tramposos.
Leer más romances de
Profesor jubilado y escritor, autor de
‘Ortografía práctica del español’, ‘Ronda para niños’ (inglés),
‘Federico en su centenario’, ‘Las acacias del Macabe’,
‘Cervantes y Don Quijote’, ‘ La boca del infierno’. ‘En la noche de San Juan’
‘Mencía de Mendoza. La nieta del cardenal’
y ‘La historia de España en verso’