Antonio Alaminos López: «Votos despiertos»

Los votos están despiertos. Los ojos están abiertos en permanente vigilia. Los recuerdos hacen balance. Los esfuerzos ya son baldíos y producen muecas de risas y tristezas, a la vez, porque la mayoría de las decisiones ya las han tomado los ciudadanos y ciudadanas, aunque no lo manifiesten públicamente, aunque les pregunten. Sólo falta que cada uno y cada una meta la papeleta que quiera en la urna.

La política debe ser una herramienta indispensable y noble para regular la evolución de las sociedades y dignificar las vidas de hombres y mujeres. También debe ser una ciencia que estudie la íntegra organización de los pueblos, la honesta actividad del gobierno de los estados, el leal desarrollo de su convivencia o a la adecuada regulación de los asuntos públicos. Pero por desgracia siempre ha ido sufriendo unos cambios que parecen devaluar sus raíces más profundas. La política no debe ser un titular, ni unas meras siglas, ni un simple slogan, por muy elaborado y efectivo que parezca. Reducir la política, sin más, al cambio alocado de leyes y posturas, a unas imágenes de partidos o a unos medios y redes de comunicación, afines o enemigos, es una pobreza que encierra riesgos y gran intranquilidad, intentando mover el rumbo de este mundo, que parece más desorientado de la cuenta, que sonríe ante la cámara y llora en la soledad.

La defensa de los más débiles debe ser una prioridad al elaborar cualquier programa de gobierno, igual que el amparo a quienes proporcionan puestos de trabajo o a quienes trabajan y cotizan. Me he pasado la vida trabajando sin parar, como la mayoría de los españoles y españolas, por mi edad, bajo el paraguas protector del espíritu de la transición. Y llevamos años en los que se desprecia ese valor con mayúscula y parece que se cambia por un plato de lentejas de votos y pactos electorales inspirados en todo el mundo, al parecer, por el viejo manual de un frío contrincante de occidente que viene del este. Por tanto, España junto con Europa, deberían ser en su mejor versión, y tienen que ser, esos pulmones que permitan respirar valores como la justicia, la libertad y la imparcialidad, palabras elevadas secuestradas por este festival de sensacionalismos que, a todos, nos está intentando llevar por delante.

Esta carta fue publicada el 30 de abril en la edición impresa de IDEAL, pero el contenido puede ser interesante para esta jornada de reflexión, previa a las elecciones municipales de mañana. ¿No les parece a los amables lectores y lectoras de IDEAL en Clase?

 

 

 

Antonio

Alaminos López,

maestro retirado

 

Antonio Alaminos López

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