¿Dónde están los límites de la ética y la honestidad en el palimpsesto literario?
Max Rigalt acaba de llegar a Islandia con un objetivo muy claro: encontrar a Eric Burdom, un reputado instructor literario que se ha apoderado de la autoría de un original que Max le entregó hace unos años. La impotencia que este siente por tal ultraje se incrementa por el éxito de ventas de Las montañas de la locura.
Después de una década, el encuentro forzado con Frigg, una antigua alumna de Eric veinte años más joven que aquel, animarán la vida del protagonista por rumbos inciertos y desconcertantes que no le hacen desfallecer en la única motivación que parece espolear su ánimo.
A lo largo de estas ciento cincuenta páginas, se van entrecruzando sin marca alguna los tiempos, las historias y los espacios con numerosas analepsis y algunas menos prolepsis que dinamizan la urdimbre de la novela.
El título de la misma, La bahía humeante, no es más que el significado que tiene la capital de Islandia, Reikiavik, pero que trasciende el propio encabezamiento, pues José Luis Muñoz da el protagonismo que merece al paisaje como a las gentes que lo alientan y que tiene su plasmación desde el retrato imaginativo hasta la fotografía literaria –y por tanto subjetiva– de la ciudad, sus fascinantes y gélidos contornos en contraste con la vida de sus enigmáticos habitantes.
Los personajes están alentados por caracteres bien antagónicos. La libertina autoestopista Sunna, la generosa Ingrid, un embaucador sin escrúpulos que vive aislado en su éxito y Max, un individuo que alimenta tanto el odio en un objetivo hasta convertirse en una verdadera obsesión con la frialdad del asesino calculador, sin saber que otros peligros le aguardan al acecho.
Este personaje se desmarca del resto, desengañado por un cúmulo de derrotas que lleva con resignación, hasta urdir toda una epopeya de la frustración: malogrado escritor, pésimo progenitor e inconstante marido.
El hecho de que Eric viva en un casi total apartamiento envuelve al personaje en un halo de misterio que acrecienta el interés por conocer su versión de los hechos de los que le acusa el protagonista.
Lo que no podría nunca imaginar Max es que la víctima le llevara la delantera porque ¿y si fuera al revés, que la víctima estuviera esperando a su verdugo y reescribiendo una historia cuyo final solo conoce aquel y en su mano está el poder de darle un desenlace u otro?
El narrador, en todo momento dominador de la historia y de los personajes, nos conduce hasta el laberinto reflexivo de considerar sobrevalorado el encumbramiento de la autoría, la farsa de la originalidad artística y otras cuestiones metaliterarias que suman un valor más a una trama ya de por sí adictiva en su lectura.
Con La bahía humeante, José Luis Muñoz fue merecedor del Premio de Narrativa “Carmen Martín Gaite” 2021 publicada por Ediciones Traspiés.
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Profesor de Educación Secundaria y Bachillerato