Primero, distingamos entre las diferentes formas de educación. Educación formal: lo que se estudia en Primaria, Secundaria, Bachillerato, Formación Profesional y Universidad. Al final se puede obtener una certificación o un título reconocido. Educación informal: todo lo que se aprende a través de las situaciones cotidianas. Como entablar amistades o hacer la compra. Educación no formal: todo lo que se asimila participando en asociaciones juveniles, las ONG, equipos deportivos, hermandades y cofradías, partidos políticos y otros grupos a los que las personas se unen voluntariamente.
La educación no formal se lleva a cabo colaborando juntos en proyectos, debates y actividades creativas o deportivas, en campamentos, albergues y colonias; jugando o yendo de viaje. Estas son algunas características de la educación no formal: la participación voluntaria, su desarrollo generalmente en grupo, con experiencias de la vida real, en la naturaleza o en el colectivo social, mediante el aprendizaje emocional y el físico; basado en valores como la democracia y los derechos humanos; y contribuyendo a comunicar y actuar en torno a los problemas comunitarios y a la participación ciudadana.
Con toda esta introducción, se nota que no puedo evitar que salga mi formación como maestro y como educador en el tiempo libre, retirado ya de las primeras y segundas líneas. Y los avispados lectores y lectoras, habrán deducido que: Con la larga precampaña e intensa campaña anteriores, de las municipales en todas las localidades, y autonómicas donde correspondió hacerlas. Con la jornada electoral del pasado 28 M y sus interesantísimos resultados. Con las alegrías y los cabreos de los políticos ganadores y perdedores. Con los cambios suscitados y los que vendrán. Con los análisis diarios que atizan en los medios muchos y muchas comentaristas y politólogos (palabro moderno que me suena a Hamelín) cada cual que escoja a quien escuchar, ver o leer.
Con las elecciones generales para el 23 J, ya inminentes. Con las duras precampaña y campaña. Nos estamos dando los mayores, a nuestros años y con nuestros achaques, un continuo baño en la educación informal y en la educación no formal, que vamos a tener que echarnos crema con alto factor protector, sobre todo, por aquello de que las elecciones serán en pleno verano. Pero el fin merece la pena. Y ahí estaremos todos frente a las urnas, presencialmente o por correo, con la papeleta bien preparada.
[Texto basado en la carta que publicó el diario IDEAL en la edición impresa del 5 de junio. Y un cordial saludo a los lectores y lectoras de IDEAL en Clase]
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maestro retirado