Mari Carmen en brazos de su madre y con la que sería después su primera profesora de piano, Esther Jiménez Lazcano

Mari Carmen Arroyo Maldonado, indispensable en la música coral universitaria

Mari Carmen Arroyo Maldonado como directora del coro Universitario Manuel de Falla de la UGR durante treinta años consecutivos, ha protagonizado parte de la vida cultural granadina entre los siglos XX y XXI.

Mari Carmen Arroyo es música. Se es músico o no se es. Y ella lo es. Ha sido directora de coro, docente, recopiladora, divulgadora. No sabemos la de partituras que habrá repartido en sus viajes por Europa de su querido Juan Alfonso García o de Valentín Ruíz Aznar.

Una de las primeras fotos de Mari Carmen Arroyo, utilizada como felicitación navideña

Aquí viene.

Permitidnos un breve esbozo. Es inquieta y se mueve con ciertos movimientos felinos. Siempre impecable, coqueta. Pero cuando Mari Carmen resplandece tanto, tanto que se transforma, es cuando se le acercan alguno de los cientos de alumnos que han pasado por sus manos y a los que ha inculcado su tremendo amor a la música. Adora el teléfono móvil porque le permite construir esa inmensa red de amigos y lugares que asegura su caída.

Valiente, apasionada, generosa, constante.

A Mari Carmen la inició en la música la pianista Esther Jiménez Lazcano en su Baeza natal. Era una niña que prometía. Imaginen que a los cuatro años cantó un solo en una de las solemnes Misa del Gallo, de las de entonces, acompañando a un coro de adultos.

Nos cuenta que un año más tarde, lloraba cuando empezaron con la teoría musical. Entre hipidos la oyeron decir: «yo solo quiero cantar y solfear». Y lo hizo. Vaya si lo hizo. Se convirtió en la cantante que cantara Héctor Lavoe…» Yo soy la cantante que han venido a escuchar. Lo mejor, del repertorio, a ustedes voy a brindar».

Foto de la primera comunión de Mari Carmen Arroyo

El conservatorio de Jaén le examinó por libre y la ciudad de Granada la convirtió en directora de coro. Y no de cualquier coro, sino del Coro de la Universidad de Granada creado por Ricardo Rodríguez Palacios, hoy hace 50 años. Entró a cantar, aprendió con el mejor de los directores posibles y … ¡se convirtió en su sucesora! Se considera en deuda con Oriol Martorell y con Juan Alfonso García.

Ella forma parte de esta galería de retratos por muchas razones.

La primera, porque formando parte de la creación musical «sólo cuando se ayudan igual y mutuamente el Poeta, el Compositor y el Executor, se logra aquel admirable efecto que debe producir la música coral (Iriarte, Tomás, La música, 1780) nos ha emocionado en multitud de ocasiones.
La segunda de las razones es porque nos permite hablar de los coros universitarios y su labor como difusores de la música.

Los coros universitarios son una de las expresiones más extendidas y antiguas de la vida cultural universitaria. La solemnidad y el efectismo de la interpretación de la música coral llevó a las universidades alemanas, ya desde el siglo XVIII a utilizar formaciones corales del entorno universitario para dar solemnidad y prestigio a los actos académicos.

Con el coro ‘Catedral de Baeza’. Ganaron el premio ‘Manuel de Falla’ en el año 1975

Esta tradición fue recogida y apoyada por las universidades andaluzas por varias razones entre las que se encuentran, el enriquecimiento cultural, musical y vital de universitarios y universitarias y la contribución a la difusión cultural de la Universidad en su entorno. Testimonios orales sitúan la creación de un primer coro universitario granadino en los años cincuenta cuando Alfredo la Álvarez Prat creara el Orfeón de la Facultad de Letras que estuvo dirigido por un joven Jesús López Cobos allá por los años 1961-62. Sin embargo, en los anales universitarios consta como primer coro de la Universidad de Granada el Manuel de Falla, fundado por Ricardo Rodríguez Palacios en 1973, siendo éste, reconocido como el segundo más antiguo de nuestra comunidad Autónoma.

Mari Carmen Arroyo Maldonado se hizo cargo de la dirección del mismo en 1985. Desde esta posición, Mari Carmen, ha contribuido al enriquecimiento cultural y vital de cientos de jóvenes estudiantes universitarios.

Durante este largo periodo de tiempo ha sido testigo de todos los acontecimientos de la Universidad. Ha acompañado de forma discreta los solemnes actos académicos de toma de posesión de los rectores Vida Soria, Pascual Rivas, Morilla Cueva, Aguilar Peña y González Lodeiro; ha celebrado todos los premios y todos los reconocimientos como Doctores Honoris Causa de la Universidad de Granada, ha presenciado durante años sucesivos el juramento de los nuevos doctores. Con la misma solemnidad ha despedido a todos los trabajadores y trabajadoras de la UGR en su jubilación y ha acompañado a la gran familia universitaria en el recuerdo de aquellos y aquellas que nos dejaron de forma prematura.

Pero es que el retrato de Mari Carmen Arroyo estaría inconcluso si no hiciéramos referencia al hecho de que ha sido directora de un coro en la ciudad de Granada en el último tercio del siglo XX y en la primera década del nuevo milenio.

Cartel del homenaje de la Universidad a Mari Carmen Arroyo

Este hecho es fundamental porque Granada es una ciudad que ama la música, en general, y la música coral, en particular. Nos ha sido posible rastrear la existencia de formaciones corales ya desde principios del siglo XX bajo el nombre de Masa coral granadina. Este amor se traduce hoy, en pleno siglo XXI, no sólo en la gran cantidad de agrupaciones vocales, de las que resulta imposible conocer su número exacto porque crecen, se dividen, se transforman permanentemente, como señal de su vitalidad, sino porque los granadinos y granadinas acuden de forma masiva a todas las propuestas musicales vocales.

La biografía de Mari Carmen Arroyo no puede entenderse si no es dentro de los horizontes de significado de la generación a la que pertenece y con la que ha compartido valores e intereses. De esta manera, nos atrevemos a afirmar, que si la música coral granadina goza de tanta fuerza, se debe sin lugar a dudas a una generación, que, y a la manera de la «generación de los maestros» de principios de siglo XX, ha mantenido viva la llama musical en nuestra provincia y ha actuado de puente entre los grandes maestros como Valentín Ruiz Aznar o Juan Alfonso García y los directores y compositores de la actualidad.

Mari Carmen Arroyo pertenece y coprotagoniza esa generación a la que podríamos denominar como «Generación dorada» haciendo referencia al hermosísimo verso de Elena Martín Vivaldi en su poema Amarillos, entre otras razones porque musicado por Juan Alfonso García se ha convertido en referente estético de la música coral granadina contemporánea.

La historia de la música coral granadina deberá reflejar el papel jugado por directores y directoras como Mari Carmen Arroyo Arroyo, Elena Peinado, Estalisnao Peinado, Julio Marabotto, Lirio José Palomar, José Carlos Palomares, Alfredo Barrales, Miguel Sánchez Ruzafa; compositores como García Román.

Esta parte deberá ser coral, en el sentido de que son muchos y porque gracias a la generosidad de todos, al tesón, a la constancia, este árbol dorado y pleno ha dejado su fruto en forma de una cantera extensa, que incluye compositores como Santiago Martín Arnedo o Héctor Elliel Márquez. Directores y directoras como Juan Antonio Higueros, Pablo García Miranda, Jorge Rodríguez Morata, Pablo Guerrero, Francisco Ruiz Montes, Héctor Elliel Márquez, Ana Fernández Vivas, Puri Cano, Inmaculada Ferro, Ignacio Rodrigo, Encarni Rodríguez, Pilar Martín García, Pedro Pérez. Pablo Heras representa el triunfo del magisterio de toda esta generación.

Con alguno de los componentes del coro Manuel de Falla participantes en el Carmina Burana de la Fura dels Baus en el Festival de Música y Danza en el Carlos V

Ella ha encontrado a su heredero de forma natural. Siendo adolescente encontró a un joven estudiante de saxofón, Juan de Pablo de Juan.
Ella reconoció en él al genio. Él reconoció en ella, su magisterio y se formó como director de coro, llegando a dirigir el coro de la RTVE.

Mari Carmen Arroyo Maldonado, de Baeza, hija de Alfonso y Marita, directora que fue del coro Manuel de Falla de la UGR, miembro activo de una generación dorada de música vocal en Granada forma parte del paisaje humano de nuestra ciudad en un texto que toma párrafos prestados del discurso pronunciado en el crucero del Hospital Real en el acto que la Universidad le ofreció como despedida solemne.

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Carmen Gómez Letrán

Profesora de Geografía e Historia

IES Padre Suárez

 

Carmen Gómez Letrán

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